Un agente de la Policía de Acción Táctica mató a un testigo de la persecución a un ladrón. Pasó un año y los deudos debieron mudarse de barrio, amenazados. Mientras, entienden que hay más uniformados implicados que la Justicia ignora.
La Capital |
"Desesperados". Así se manifestaron ayer los familiares de Jonatan Herrera, el joven baleado hace un año por efectivos de la Policía de Acción Táctica (PAT) mientras lavaba su auto, ante la necesidad de encontrar un lugar donde continuar su vida tras las amenazas que los obligaron a salir de su casa el 24 de diciembre pasado. Se esperanzan en una segunda reunión que mantendrán hoy con representantes del Ministerio de Seguridad provincial, adonde llevaron el reclamo. Al mismo tiempo, el calvario de la familia sumó ayer un capítulo en Tribunales, ya que la defensa del principal acusado, Ramiro R., apeló la última orden de prisión preventiva y pidió habilitación de feria para insistir con la libertad. Sin embargo, el intento fue vano, ya que el camarista Guillermo Llaudet confirmó que hay motivos para que siga preso. Además, recomendó que se aceleren los procesos para ir a juicio. La familia sostiene el reclamo de que los otros tres policías imputados por tentativa de homicidio no lleguen a un juicio abreviado, como solicitaron, sino a juicio oral y público.
El domingo 4 de enero de 2015, Jonatan lavaba su Renault 12 cuando una persecución a cargo del personal del Comando Radioeléctrico irrumpió en la cuadra de bulevar Seguí y Ayacucho. Los efectivos intentaban atrapar al ladrón de una juguetería cercana que corría por la cuadra. En ese momento, cuatro agentes de la PAT bajaron de un colectivo en el que circulaban y comenzaron a disparar, "cuando los agentes del Comando ya tenían al ladrón en el piso", según relató en su momento el fiscal Adrián Spelta. Tres balas le dieron a Jonatan, quien tenía 23 años, un hijo de pocos meses y un nuevo trabajo en el depósito de la tienda Falabella.
Por aquellos días, se le endilgó la autoría del crimen al agente Ramiro R., de 25 años, ya que el peritaje sobre una de las balas mortales salió de su arma reglamentaria; mientras que sus compañeros Francisco R., Alejandro G. y Luis S. fueron acusados por tentativa del crimen; pero ahora podrían cerrar un juicio abreviado con condena de tres años de prisión, por abuso de armas. La familia Herrera se niega a tal posibilidad.
Verano negro
Enero trae dolor a los Herrera. Cuando hace apenas diez días se manifestaron por el primer aniversario de la muerte de Jonatan, y denunciaron las amenazas que los echaron de su casa -donde además tenían su fuente de trabajo-, ayer tuvieron que volver a pasar por un momento de tensión. La defensa de R. volvió a pedir la libertad del acusado, basado en falta de pruebas e "irregularidades" en la investigación.
Según dijo el abogado Guillermo Alexander, tiene dudas acerca de las balas que provocaron la muerte del joven, pese a que el informe de autopsia expresa que si bien el tiro en el cráneo era mortal, también lo era el que ingresó por el muslo y salió por el abdomen, ya que la hemorragia provocada lo llevaría a la muerte, "si el primer disparo no lo había hecho". Además, el letrado criticó que el Comando Radioeléctrico "no fue investigado" por su accionar.
Por su parte, el fiscal Rafael Coria -en reemplazo de su par Adrián Spelta- recordó que la Fiscalía ya presentó acusación contra el principal imputado, con la que se pidió la pena de prisión perpetua. "Ante la cercanía del juicio, creemos que los requisitos están reunidos para que permanezca en prisión preventiva", dijo.
La abogada querellante, Cintia Garcilazo, agregó que la familia Herrera permanece amenazada, y dijo que la denuncia por esa situación está siendo investigada por la fiscal Verónica López, mientras que también interviene el Ministerio de Seguridad y el área de Niñez, porque "hay menores en riesgo".
Si bien la familia salió ayer de Tribunales con la tranquilidad de que los acusados seguirán presos, María Elena manifestó su disconformidad. "No puede ser que a esta altura se esté discutiendo qué bala entró primero y cuál después. Acá lo importante es que este policía lo baleó y ese tiro fue mortal. Es mentira que mi hijo quedó en medio de la balacera, porque Jonatan se escondió atrás del árbol y este policía le tiró. Ya debería empezar el juicio oral para demostrar que también hay otros implicados en la causa. Nos llama la atención que el Comando no haya sido investigado. Queremos saber cómo se lo mató a Jonatan, porque los otros tres imputados también le dispararon", dijo la mujer.
En cuanto a la situación familiar, María Elena recordó lo que sufrieron a fines del año pasado, cuando debieron irse de su casa en plena Nochebuena, por amenazas "de gente del narcotráfico con complicidad policial". "Todavía no tenemos un lugar fijo donde estar, y seguimos a la espera. Seguimos corriendo peligro todo el tiempo. Estamos desesperados porque además hay criaturas de por medio", dijo ayer. En su momento, señaló que las advertencias comenzaron hace tiempo, con amenazas de que les "quemarían la casa" y que "policías sacaban los carteles con la foto de Jonatan", que la familia pegaba en la calle para exigir justicia.
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