Junto a los miembros del equipo Peugeot, el francés celebró la obtención de su sexto Dakar en esta categoría, la misma que había logrado en motos. A pesar del calor, los rosarinos les hacen el aguante a los pilotos.
La Capital |
El francés Stéphane Peterhansel demostró que tiene bien ganado su apodo de “Monsieur Dakar”: a los 50 años, ganó hoy su duodécimo título en la carrera fuera de pista más extrema del mundo al imponerse en la categoría autos y agiganta su leyenda en el automovilismo.
A su llegada al podio montado en el Monumento Nacional a la Bandera, a orillas del Paraná, y tras conquistar su sexto título en autos, el piloto galo señaló que “el último gran desafío en mi carrera era conseguir el mismo número de victorias en coches que en motos. Y ya está. No sé muy bien si me queda alguna motivación así de importante”, declaró.
El piloto francés ganó su sexto título en autos, que se suma a los otros seis que conquistó en motos, a bordo de un Peugeot 2008 DKR 16 con un tiempo total de 45:22:10 horas para recorrer los más de 4.000 kilómetros cronometrados a través de Argentina y Bolivia.
Le sacó una ventaja de 34:58 minutos al qatarí Nasser Al Attiyah (MINI), quien buscaba defender el título que había conquistado en 2015.
Peterhansel consideró “extraordinario” su logro. “Había mucha presión y ahora lo hemos conseguido. Menudo alivio cruzar la meta final y es que las últimas tres jornadas han sido estresantes”, confesó.
Su apuesta por el regreso de Peugeot al Dakar en 2015 rindió sus frutos.
Su apuesta por el regreso de Peugeot al Dakar en 2015 rindió sus frutos.
“Estamos muy satisfechos porque escribimos una página en la historia de Peugeot, gracias al trabajo del equipo estos dos últimos años”, destacó el piloto. Los resultados no fueron buenos en el primer año, pero los cambios realizados al coche, de dos ruedas motrices, más largo y más ancho, lo convirtieron en casi imbatible a lo largo de la competencia.
“Siempre he soñado lograr esta victoria con un fabricante francés. Tengo un palmarés de mis victorias y esta va a figurar en el Top 3. Es demasiado pronto para tomar una decisión sobre lo que haremos a continuación”, señaló Peterhansel.
Pasadas las 14, los primeros participantes del Rally Dakar comenzaron a arribar a la rampa ubicada en el Monumento a la Bandera, para satisfacción y regocijo de los cientos de rosarinos que desde esta mañana temprano comenzaron a ocupar sitiales de privilegio detrás del cerco establecido para que toda la fiesat se desarrolle con absoluta normalidad.
Promotoras de la organización entregaban remeras recordatorias a los participantes que iban arribando. Los primeros en hacerlo fueron los quads y las motocicletas, con rostros cansados pero felices, quienes eran saludados por la multitud.
La 8ª cita en Sudamérica llega hoy a su final. Rosario, como en año pasado en la partida, fue elegida para que corone a los competidores (ver aparte) tras 13 durísimas etapas por caminos de Argentina y Bolivia. También para que cierre con las llaves de la pasión y clima festivo una nueva jornada histórica para los todos los santafesinos.
Uno de los pilotos en dar su testimonio fue el uruguayo Laurent Lazard, quien a bordo de su KTM contaba al periodismo que "fue una prueba durísima pero pudimos terminar. Este es mi décimo Dakar y estoy feliz de estar aquí en Rosario", mientra su huja Eli jugaba con los implementos de la moto.
A su turno, el debutante español Julián García Merino, con su moto Yamaha, contaba entre exhausto y satisfecho que "cuando entramos a la Argentina el calor y el cansancio se ha acumulado y ha sido muy duro,. Pero he podio con ello. Es mi primer Dakar y tenía la expectativa de, como mínimo, poder terminarlo. Y lo he logrado".
Otro motociclista que mostró su aegría por haber terminado la prueba fue el argentino Mauricio Gómez, con Yamaha, quien señaló que "influyó muchísimo la parte psicológica. Siempre tuve que remar de atrás y se hizo difícil estar siempre al tope para recuperar posiciones. Fue un Dakar duro. No es fácil estar arriba con 4.500 o 4.700 metros. La vuelta fue dura pero... estamos acá", redondeó mientras tomaba en sus manos la medalla del Rally.
Las fotos y los autógrafos estuvieron a la hora del día, lo que demuestra la buena onda y predisposición de los pilotos a pesar de lo extenucante de la competencia.
Con la llegada de los autos, entre ellos un consagrado de la prueba, el príncipe catarí Nasser Al-Attiyah, gaador del año pasado, quien señaló que "dos hombres me preocupaban antes del inicio del Dakar: Stéphane y Giniel. Al final subimos los tres al podio\'\', comentó.
"`Stéphane es muy listo, y Giniel es muy constante, hace un buen trabajo. Pero estoy contento por el segundo lugar"\', agregó, al tiempo que descorchaba una botella junto a su coequiper
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