La vida y los sueños de Alfredo Farías, este hombre de 63 años que tuvo ese gesto y se asombró con la respuesta. Vende bolas de fraile y tortas fritas y asadas en Cuatro Esquinas, en la Ciudad de Rosario.
La Capital |
Alfredo Farías tiene 63 años, vende tortas asadas, bolas de fraile y tortas fritas en el kiosco "Oski", en el cruce de la rutas provinciales 18 y 25, en inmediaciones del paraje Cuatro Esquinas. Hoy y en los próximos días, posiblemente las ventas, los saludos y las señas de luces de los clientes se incrementen, porque Alfredo goza de cierta módica fama al trascender que recibió un llamado telefónico del presidente de la Nación, Mauricio Macri, para agradecerle una donación de 100 pesos para mejorar la economía nacional que el vendedor adjuntó a una carta que le envió.
Cada día, a eso de las dos de la mañana, Alfredo parte junto a su esposa Mónica Silva, de 50 años, desde su domicilio en el bulevar Avellaneda al 4700, en su viejo Renault 12 blanco, cargado de mercadería que será consumida por los camioneros, viajantes y vecinos de Carmen del Sauce, Acebal y Uranga que circulan por la zona del paraje Cuatro Esquinas.
El quiosco se llama Oski como homenaje a un hijo fallecido de la familia (Oscar) y sus dueños lo describen como una construcción precaria y elevada donde cada día Mónica y Alfredo encienden su fuego para asar las tortas, cuya masa preparan durante la tarde y la noche junto al resto de la mercancía.
La muerte de Oscar, de 38 años, hace un año y medio tras una dura enfermedad, marcó un antes y un despuéso. El antes incluye trabajos de albañilería, fabricación de mesas de pool y otros negocios, en una economía familiar condicionada por costosos tratamientos. Según cuenta Alfredo, quien se sustenta también con la construcción de hornos de barro, sencillamente definió su gesto de donar 100 pesos al gobierno nacional dentro de una carta dirigida al presidente, como el producto de una reflexión hogareña, familiar y repentina sobre la situación.
La actividad en el puesto de Cuatro Esquinas nunca se extiende mucho más allá de las 9 o 10 de la mañana. Después deben desandar los 30 kilómetros que los separa de casa y allí Alfredo y Mónica se enfrascan en su sueño de poder conformar con allegados y vecinos una fundación con objetivos ecologistas. A su modo, Farías ha hecho gestiones ante presidentes comunales de la zona para obtener un predio donde refugiar animales en peligro de extinción y un mariposario para proteger a estos insectos de las fumigaciones.
"El presidente me llamó el jueves a eso de las 11 de la mañana y yo, por supuesto, creí que era una joda, pero cuando empezó a citar palabras mías de la carta que le enviamos con mi señora, ahí me di cuenta que era cierto", indicó Farías, quien consideró sin mayores análisis que si su actitud se multiplicara se podrían solucionar algunos problemas.
No obstante, el hombre negó toda relación con la política, pero se atribuyó una extensa militancia en cuestiones medioambientales. También, este curioso personaje rosarino, que recibió la promesa presidencial de una visita por el puesto de venta, alberga la esperanza de que su gesto se contagie entre la población, ya que "algunos jóvenes se acercaron a ver cómo hice".
Tras negar cualquier contacto con el PRO, Farías, que en un momento se refiere a Macri por su nombre de pila, inmediatamente se corrige y habla del presidente. Cree en "empujar todos juntos", pero atribuye la inflación, la devaluación y los despidos en el ámbito estatal y privado a "la política", culpando a los empresarios que buscan reducir el costo de la mano de obra.
Mónica Silva apoya fervientemente las acciones de su compañero y acompañó a Alfredo tanto en la redacción como en el envío de la correspondencia al presidente a través de una sucursal del Correo Argentino de calle Ovidio Lagos. "Yo lo voté (a Macri) porque creo que con alguno la tenemos que pegar. Nos prometió que cuando pase por Rosario va a pasar por el puestito", señala esta mujer, mientras su compañero la abraza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario