En las vías respiratorias o al tragarlas. Si bien los casos no son frecuentes, sí muy peligrosos, y hay que actuar con urgencia. El riesgo se presenta cuando un niño juega con esas pequeñas baterías o come girasol
Complejo. La intervención en cada caso sigue un protocolo estricto en la urgencia pero requiere mucha precisión y celeridad para que no deje secuelas. UNO de Santa Fe/Manuel Testi
Los riesgos que entrañan los accidentes infantiles con pilas son muchos. Si bien no son frecuentes, sí pueden ser peligrosos y representan una verdadera emergencia médica.
Tanto las que los chicos ingieren (que pueden perforar el estómago aunque mayormente los intestinos) como las se introducen en la nariz o en los oídos (con riesgo de perforar el tabique o generar otra lesión auditiva o en laringe).
Sobre las semillas de girasol y el maní, el riesgo es cuando ingresan el las vías respiratorias por accidente y mientras las comen porque produce una crisis por ahogo, que puede derivar en asfixia.
En relación al primer caso, la jefa del servicio de Gastroenterología y Nutrición del hospital Alassia, Marta Wagener, dijo que si bien al menos dos casos por mes son atendidos por la ingesta de pilas botón, por fortuna son tomadas a tiempo y son muy bajas las complicaciones.
“Lo más común es que se las traguen. Cuando se la tragó, pasó de largo rápidamente y se eliminó, no hay riesgo. El tema es si queda en el estómago. Si está más de 12 o 24 horas allí se recomienda sacarla, porque el riesgo de perforación es alto”, dijo. Y agregó: “Las pilas botón tienen sustancias cáusticas (que queman y destruyen los tejidos). Si se abre puede producir perforación intestinal y eso es muy grave”.
“Entonces –dijo– cuando llega un niño o niña que tragó una de estas baterías se hace una radiografía. Si está y permanece allí entre 12 y 24 horas, hay que sacarla por videoendoscopía”.
“Otra situación –remarcó Wagener– es cuando se traga más de una pila. Hacen como una especie de arco voltaico entre ellas y pueden quemar y perforar más rápidamente”.
En general, la perforación es intestinal salvo que permanezca muchísimo tiempo en el estómago.
Consultada sobre la forma de proceder ante el accidente, dijo: “Los padres o familiares deben concurrir inmediatamente. La clave es el tiempo. El tiempo es crítico. Aunque antes de eso, la mejor forma de prevenirlo es evitar por todos los medios que tengan contacto con ese tipo de pilas”.
Falta de aire
Por su parte, Susana Tortosa, pediatra y endoscopista pediátrica del mismo hospital, dijo que el caso de accidentes con ingreso de estas pilas al oído o a la nariz no es algo muy frecuente; aunque sí peligroso, y requiere actuar de emergencia. Sobre lo que se detuvo es en contar que por una cuestión cultural y de hábitos de consumo, el objeto extraño que más accidentes genera en las vías respiratorias son las semillas de girasol y el maní.
“En 16 años de trabajo en este hospital asistí 180 casos de crisis de ahogo por girasol y maní. El niño comienza a asfixiarse, tiene sed de aire y se pone azul por falta de oxígeno”, describió.
Y agregó: “Si el objeto desciende y tiene la suerte de alojarse en tráquea, comienza con una tos severa. Esto requiere también atención urgente”.
Sobre los casos de las pilas botón, explicó que cuando ingresan al oído o a la nariz deben sacarse también por el riesgo de perforación o quemadura, y que eso es materia de los otorrinolaringólogos del hospital quienes abordan y deciden el protocolo a seguir, según el caso.
Lo que contienen
Llamada así por su similitud con los accesorios de costura, la pila botón es una fuente de energía eléctrica revestida de metal, redondeada y de pequeñas dimensiones, que se utilizan en gran variedad de dispositivos electrónicos portátiles tales como audífonos, relojes, calculadoras y juguetes.
Pero cuando se introduce en el organismo, es uno de los más peligrosos “cuerpos extraños”, es decir, aquellos elementos o partículas de origen biológico o inerte, colocado en un lugar del organismo que no le corresponde.
“En primer lugar por ser un cuerpo extraño, obstruye la vía respiratoria o comprime el canal auditivo, generando un daño físico puntual como cualquier otro elemento similar que los chicos se introducen por accidente”, explicó Tortosa.
“En segundo lugar, la pila botón contiene químicos altamente tóxicos, entre los que se encuentran el mercurio, el litio y el cadmio: estos agentes se liberan progresivamente y son absorbidos por el cuerpo desde el contacto inicial de la pila con las mucosas”, agregó Wagener y detalló: “Toda pila contiene una carga eléctrica, por lo que los líquidos corporales facilitan la conducción de la electricidad de la pila hacia el organismo”. Y si la pila sufrió algún daño en su estructura, puede liberar las sustancias corrosivas que contiene en su interior.
Estas situaciones requieren una “atención especializada de forma rápida y efectiva” dado a que pueden dejar “secuelas permanentes a nivel orgánico”, la más frecuente de las cuales es la perforación del tabique nasal.
Cuándo sospechar
Un informe del hospital de Clínicas de Buenos Aires, publicado por Télam, señala que un obstáculo para la consulta inmediata es que en el caso de las pilas botón introducidas por nariz u oído, “generalmente no tienen síntomas” de manera inmediata, con lo cual “pueden pasar más desapercibidos que otros objetos extraños”, y los padres que acuden a las guardias “es porque el nene avisó o un adulto que estaba cerca lo vio”.
Con el correr de las horas, los síntomas que pueden aparecer en los pacientes chicos son “supuración e inflamación del conducto” en el caso del oído; y “rinorrea” en el caso de la nariz, que “es una mucosidad clarita, a diferencia de la que producen otros cuerpos extraños como el algodón o las semillas, que producen una rinorrea fétida”.
Mariano Ruiz Clausen / mruiz@uno.com.ar
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