El dato corresponde al período 2005–2013. Se trata de los resultados de la III Encuesta Nacional de Factores de Riesgo que realiza el Indec. Miradas y logros locales, más allá del número.
Diario UNO |
diez años de la pionera ley antitabaco en la provincia, que se aprobó y promulgó en 2005, curiosamente las estadísticas nacionales para Santa Fe indicarían que el avance ha sido poco, contrastando con otras realidades que se perciben en lo cotidiano: salvo escasas excepciones, la gente ya no fuma en bares, restoranes y en edificios públicos o privados de uso público.
Según la III Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), desde 2005 a 2013 la prevalencia del consumo de tabaco en la provincia de Santa Fe descendió un 0,8 por ciento. En 2005 era de 27,3 por ciento, en 2009 de 26,6 por ciento y en 2013 del 26,5 por ciento.
Mientras tanto, en todo el país, “la prevalencia de consumo de tabaco es de 25,1 por ciento, continuando el descenso con relación a las ediciones anteriores de la encuesta (29,7 por ciento en 2005; 27,1 por ciento en 2009)”, puede leerse en www.msal.gob.ar.
En contrario a Santa Fe, y según esta misma medición, en provincias con leyes y políticas antitabaco más débiles y recientes como Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Tucumán, Tierra del Fuego, Santa Cruz, entre otras, el descenso ha ido desde el cuatro al 11 por ciento en similar período (ver cuadro comparativo sobre “Prevalencia de consumo de tabaco”).
Lo que se mide y lo que no
En clave de hacer otro análisis, para la médica neumonóloga Beatriz Amigot, referente provincial de las estrategias antitabaco en la provincia, más allá de las estadísticas, “el enfoque debe estar puesto –también– en los resultados que se observan a diario, en la cantidad de cursos de cesación tabáquica que se han impartido con buenos resultados; en la cantidad de empresas acreditadas como libres de humo de tabaco; y el avance en los derechos de la salud de los no fumadores, que antes debían convivir y sufrir pasivamente los efectos del humo ajeno”. En suma, un cambio no solo sanitario sino también cultural.
Y, por otro lado, deben observarse las personas que han dejado de fumar total o parcialmente, al ver reducidos los espacios y oportunidades para hacerlo; y también por la concientización –directa o indirecta– ligada a estas políticas y estrategias.
Además, consideró Amigot, que al tratarse de una adicción, “las conductas de cesasión tabáquica no siempre son estables, mucha gente reincide, las estadísticas sirven y mucho, aunque no siempre pueden ofrecernos un panorama siempre fiel de la problemática en su complejidad, como en toda adicción”.
Otras cifras
No obstante, y si de estadísticas se habla, dijo que además de la ENFR existe la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos (EMTA) GATS (del inglés Global Adult Tobacco Survey), hecha en 2012, que fue realizada por Salud de la Nación y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
En ella, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) fueron quienes invitaron al gobierno de Argentina a formar parte de la iniciativa; y brindaron asistencia técnica y administrativa durante la implementación del proyecto.
Además, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) brindó asistencia técnica en el desarrollo del proyecto asegurando el uso de protocolos estandarizados que permitieron la comparabilidad de indicadores claves con otros países que han desarrollado EMTA.
“Para nosotros los datos de esta encuesta son también una referencia”, dijo la neumonóloga. De la misma se desprende que, en todo el país, en 2012, “29,4 por ciento de los varones, 15,6 por ciento de las mujeres, y 22,1 por ciento del total (6,1 millones de adultos) fumaban tabaco”, según puede leerse en www.msal.gob.ar.
Se redujeron los infartos
Adicionalmente, vale recordar que a fines de 2009, el por entonces director del Programa Nacional de Control de Tabaco de Argentina, Mario Virgolini, aseguró que “gracias a la ley antitabaco en la provincia de Santa Fe y por un estudio realizado por el Ministerio de Salud de la Nación, los infartos se redujeron un 28 por ciento en un año”.
“Se comprobó en la Argentina que las normas que crean ambientes públicos ciento por ciento libres de humo de tabaco reducen la cantidad de infartos. Fue a partir de un estudio realizado en la provincia de Santa Fe: en tan solo un año, se redujeron en un 28 por ciento las internaciones por infartos, después de que entró en vigencia la ley provincial antitabaco, una norma que fue premiada por la Organización Panamericana de la Salud”, publicó en ese momento un medio nacional.
Este estudio había sido emprendido por investigadores del Ministerio de Salud de la Nación, la Fundación Interamericana del Corazón, la Universidad Johns Hopkins, de los Estados Unidos, y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Analizaron el antes y el después de la ley santafesina que estableció que los bares, los restoranes, las oficinas públicas y privadas de uso público, las escuelas y otras dependencias fueran espacios libres de humo.
“Estudios previos en otros países, avalados por la OMS, ya habían revelado que el humo no es solo una molestia. Es causa de enfermedades y muertes: si una persona queda expuesta al humo del tabaco en cualquiera de sus formas, aumenta un 30 por ciento el riesgo de sufrir un infarto”, sintetizaban medios nacionales.
Y publicaban: “El nuevo estudio, que fue llevado a cabo por Daniel Ferrante y Mario Virgolini, entre otros investigadores, indicó que en el año 2006 hubo 1.602 internaciones por infartos en Santa Fe. Al año siguiente, cuando ya se había aplicado la norma ciento por ciento libre de humo, fueron solo 1.140 internaciones, lo que representa una reducción del 28,3 por ciento en un año”.
“Este estudio –agregaban– demuestra que las leyes ciento por ciento libre de humo, como la de Santa Fe, se cumplen más y cuidan mejor a la población que las leyes parciales, como la de Capital Federal”, dijo en ese momento Mario Virgolini, director del Programa de Control del Tabaco del Ministerio de Salud de la Nación, cuando todavía no había una ley nacional similar.
Un cambio notorio
Así las cosas, y dejando de lado cualquier dato estadístico o epidemiológico, a diez años de la implementación de la ley antitabaco en la provincia de Santa Fe basta con recordar escenarios anteriores para hacer una suerte de balance: que la convivencia en espacios recreativos o laborales cerrados, con gente que fumaba de manera activa y otra de manera pasiva, ya no es “natural” ni socialmente aceptada.
Y el avance en materia del derecho individual a la salud, al menos en ese aspecto, es irrefutable.
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