Muchos pensaron que Unión iba a jugar como lo hizo en Tucumán, pero no fue tan así. Quizás se hayan copiado la solidez para defender y la inteligencia y concentración para plantear el partido, pero esta vez se lo planteó unos metros más adelante y no tan resguardado del medio hacia atrás. El achique de espacios se hizo hacia adelante, Triverio y Guerra no retrocedieron tanto y los defensores tampoco necesitaron jugar cerca de la raya del área grande. El equipo se hizo compacto pero en la mitad de la cancha y allí empezó a ganar en el trámite del partido.
En una tarde infernal, el equipo de Madelón consiguió un triunfo casi decisivo en su camino por lograr el séptimo ascenso. Ganó 1 a 0 con gol de Gamba.
El primer susto lo pasó Unión. Fue cuando Romero le metió un pase genial a Avalos y éste le pudo ganar en el mano a mano a Zurbriggen y terminó rematando en forma desviada. Pero enseguida tuvo la suya Unión, cuando Brítez le metió una pelota en profundidad a Montero (de buen primer tiempo), quien metió el pase al medio y Caffa le terminó tapando el mano a mano a Triverio.
Igualados en el dominio de la pelota y en las situaciones de gol, había que ver cuál de los dos se adaptaba mejor a las contingencias del campo de juego y del clima. Y ese fue Unión, que terminó jugando una parte final del primer tiempo a toda orquesta, metiéndolo a Crucero del Norte en su propio terreno merced a un buen trabajo de los mediocampistas, sobre todo de Martínez para contener y de Montero y Rivas a la hora de jugar.
El segundo tiempo fue mostrando otras características. Con menos ritmo y dinámica que en el primero, el partido se fue haciendo más cortado. Había que ver si en los bancos, los técnicos tenían algo que pudiese cambiar la historia. Y lo tuvo Madelón con Lucas Gamba, este delantero que con su velocidad y con el cansancio de los defensores rivales, podía hacer estragos. Sin embargo, el gol llegó -al igual que en Tucumán- en una jugada de pelota quieta: córner de Malcorra, cabezazo de Sánchez (que ganó siempre en el juego aéreo ofensivo) y Gamba que la metió de "tijera" dejando sin chances a Caffa.
Antes, Unión se terminó de solidificar en el fondo, sobre todo por el muy buen trabajo de la dupla Barisone-Sánchez y de algunas atajadas clave de Nereo Fernández, sobre todo un mano a mano a Avalos que podría haber cambiado la historia del partido y la suerte rojiblanca.
Cuatro triunfos consecutivos (no se daba desde el último ascenso), tres partidos que no le convierten goles y un funcionamiento que se está aceitando. Madelón, con paciencia, ha pergeñado un equipo que fue de menor a mayor. No es casualidad que hoy esté gozando de este magnífico presente.
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