Es que los Tiburones del Paraná asistieron al estreno de la película “Abrazos de Agua”, que da cuenta de su épica travesía a nado desde Colón y hasta Paisandú, en marzo de 2012. “Panchito”, emocionado y de punta en blanco, “supervisaba” la ocupación de la sala.
La Capital |
Acaso pocas veces el centenario cine El Cairo de Rosario habrá recibido una audiencia con tanta energía, caótica y contagiosa, como la de ayer. Es que los Tiburones del Paraná asistieron al estreno de la película “Abrazos de Agua”, que da cuenta de su épica travesía a nado desde Colón y hasta Paisandú, en marzo de 2012, y de la vida del grupo que integra a personas con y sin discapacidades. Fue tal la concurrencia que a último momento se dispuso una segunda función —a continuación de la primera—, para los que quedaron afuera.
La proyección estaba prevista para las 18. Media hora antes, a la entrada a la sala, el primero que alentaba el alboroto era el propio fundador de los Tiburones, Patricio Huerga, que no ocultaba su entusiasmo: “¡Estamos eufóricos!”, decía, y acompañaba a sus alumnos y sus familiares a hacer cola en la boletería. En el auditorio y de traje blanco como para no pasar inadvertido, estaba Panchito Martínez recorriendo los pasillos, como haciendo las veces de acomodador.
“¡Desde las cinco de la mañana que estoy despierto, mirando para arriba, esperando para venir! «En el techo no está la película», me decían”, gritaba en el hall Víctor, uno de los personajes más graciosos del grupo de nado integrado por 380 personas entre bebés, adultos y niños, de las cuales 180 tienen distintas discapacidades. Afuera y adentro se mezclaban carcajadas, gritos, todo en un constante movimiento, la inquietud de la previa. La alegría.
Agotadas. A las 17.53 se agotaron las 254 localidades disponibles, con muchos por entrar y aún quedaba por llegar desde Arroyo Seco un numeroso contingente de Tiburones y allegados.
Agotadas. A las 17.53 se agotaron las 254 localidades disponibles, con muchos por entrar y aún quedaba por llegar desde Arroyo Seco un numeroso contingente de Tiburones y allegados.
Autoridades de la sala anunciaron entonces la segunda proyección, prevista para las 19.30. Mientras tanto, arrancaba la función, con muchos de pie y un silencio inimaginable.
“Estamos orgullosos, satisfechos, porque este documental es un proyecto colectivo de inclusión social, como nosotros. Involucra a personas con y sin discapacidad y a sus familias, además del Estado, la sociedad, empresas, con una base en el deporte y un compromiso de construcción con la ciudadanía”, definió un exultante Huerga a La Capital, justo antes de entrar a la sala.
“Yo a los Tiburones los llevo en la piel”, expresó Julieta Caffesse, exhibiendo su tatuaje del pez en su espalda. A la mujer de 40 años le faltan las piernas, tiene tres hijos y fue la abanderada del grupo en la travesía a Paysandú. En el grupo de nado se encarga del manejo de las redes sociales y para perfeccionarse cursó todas las capacitaciones que brindó el equipo realizador de “Abrazos de Agua”, dirigido por el periodista Juan Mascardi. “Tengo la convicción de que ser una tiburona es un ideal a seguir, es lograr ser consciente de lo que uno va a poner y que somos todos iguales. La clave es perseverar, seguir adelante sin importar lo que sos”, concluyó Julieta.
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