En el nosocomio de la Ciudad Capital, en seis años, del 2008 al 2013, se asistió a 17.209 pacientes vinculados a la inseguridad, mientras que los relacionados a siniestros viales fueron 32.648, es decir, casi el doble.
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Quizás en forma contraria a lo que el sentido común indicaría, o a las percepciones naturalizadas sobre la realidad, en el hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe se atendió, en los últimos seis años, casi el doble de casos por accidentes viales que por hechos policiales. Según las estadísticas anuales del efector de salud, entre 2008 y 2013 se asistieron 17.209 pacientes vinculados a la inseguridad; mientras que los relacionados a la seguridad vial –accidentes de moto y auto–, fueron 32.648, es decir, un 89,71 por ciento más.
En referencia a los datos mencionados, el director de la Secretaría de Emergencias y Traslados (SET) del Ministerio de Salud de la provincia, Jorge Stettler, en diálogo con Diario UNO, analizó: “Hay un problema instalado y precisamente está naturalizado, mal abordado o silenciado. ¿Por qué? Porque los traumatismos causados por el tránsito constituyen un problema de salud pública endémico”.
Y allí hizo alusión a otra particularidad de esta situación: “La magnitud del problema no termina de ser visibilizada. Esto se debe posiblemente a que los afectados se encuentren dispersos, pero son situaciones sostenidas y sistemáticas. Podríamos hablar de una catástrofe casi invisibilizada, a pesar de nuestros esfuerzos. Creo que otro problema radica en el modo de nombrarlo, porque define las coordenadas de abordaje: ¿accidentes, incidentes o traumatismos causados por el tránsito?”.
—¿Qué denominación propone y en qué cambiaría la situación?
—Los incidentes o accidentes de tránsito nos enfrentan con el terreno de lo evitable, por eso no es lo mismo hablar de accidente que de incidente. La primera forma de nombrarlo diluye las responsabilidades y casi lo deja en el terreno de lo azaroso. Incidente, en cambio, remite a incidir, a un acontecer que involucra voluntades. Hablar de traumatismos causados por el tránsito nos deja frente a las graves consecuencias del problema y nos convoca a pensar las posibles soluciones.
“Aquí hay una cuestión política: garantizar el derecho a la salud nos convoca a pensar que «un daño evitable constituye un derecho que no se está cumpliendo», como dice Mario Rovere (médico especialista en Salud Pública y en Atención Primaria de la Salud y uno de los referentes más destacados en Latinoamérica en estas temáticas)”, acotó Stettler.
Prevención e intervención
“Desde la SET nos enfrentamos al dilema de la prevención versus la intervención ante los hechos consumados. Aunque sabemos que la dos son parte del proceso de salud: prevención, promoción, intervención, rehabilitación. La cuestión es en cuál priorizamos las acciones a implementar”, explicó el funcionario provincial.
“Este problema complejo –continuó– requiere también de tareas complejas: redireccionar la asignación de recursos en salud, que la disposición de los recursos no sea exclusivamente en tecnología curativa y que la disposición de recursos se implique en la prevención focalizada. La propuesta es desencadenar procesos de construcción que impliquen cambios en el abordaje del problema”.
—¿Cómo sería ese cambio de abordaje?
—Se viene trabajando en una gestión participativa que involucra: trabajadores, equipo de gestión, comunidad en general. Pero lo sostenido del problema exige profundización. Esto nos remite a la necesidad de avanzar en la definición de políticas públicas e intervenciones sociales que involucren cooperativamente a otras instancias: ya que se trata de incidir en los modos de representaciones sociales y culturales.
—¿Qué implica focalizar la prevención?
—Retomando algunos datos de nuestros registros, tenemos pistas acerca de por dónde avanzar: en el terreno de los varones jóvenes como el sector de la población principalmente afectado. Los datos de Santa Fe y de otros países coinciden al indicar que la franja etaria de entre 15 y 29 años y predominantemente varones, se involucran en el 80 por ciento de los casos de inseguridad vial. Y según lo que señala la Organización Mundial de la Salud (OMS) varones jóvenes y de grupos sociales más vulnerables.
—Usted plantea una cuestión de género...
—Proponemos reflexionar acerca de la cuestión de género como una de las maneras de focalizar la planificación que plantea desafíos para abordar esta problemática de manera estructural. Es decir, es necesario ubicar la población principalmente afectada por esta pandemia y definir y diseñar acciones específicas.
“Consideramos que es necesario abordar las consecuencias que tienen en el ámbito de la salud algunos modelos de masculinidad que tienen consecuencias en los modos de vivir pero también en los modos de morir y enfermarse de la población. Existen estudios que visibilizan la incidencia en la morbilidad y mortalidad de los varones a partir de los modelos de masculinidad que han incorporado”, concluyó el especialista santafesino.
Una problemática mundial
Las cifras que refleja el hospital José María Cullen de Santa Fe son una pequeña muestra en escala de una problemática que trasciende al ámbito del efector mencionado, referente en el centro norte provincial.
Según el informe sobre la seguridad vial 2013 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “los accidentes de tránsito son la primera causa mundial de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años”, según publicó el organismo en un artículo disponible en la web oficial de la entidad internacional (www.who.int).
“Alrededor de 1,24 millones de personas mueren cada año por accidentes de tránsito y la situación ha cambiado poco desde 2007, pero la cifra sigue siendo inaceptablemente elevada”, continúa el relevamiento.
A nivel general, los siniestros viales representan la octava causa mundial de fallecimiento. Las tendencias actuales indican que, si no se toman medidas urgentes, los accidentes de tránsito se convertirán en 2030 en la quinta causa de muerte, sostiene el informe.
Más allá de los elevados guarismos, la OMS destaca también que “la estabilización del número de decesos, de todas formas, debe examinarse en el contexto de un aumento mundial del 15% en el número de vehículos registrados, lo cual indica que las intervenciones para mejorar la seguridad vial mundial mitigaron el aumento previsto del número de muertes”.
“En la Argentina, por su parte, el número estimado de muertes en siniestros de tránsito cada 100.000 habitantes (12,6) es el más bajo de Sudamérica, después de Chile (12,3)”, agrega y pondera: “La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) cumplió con la meta de reducir un 50% las muertes y/o los traumatismos causados por el tránsito entre 2008 y 2012, como parte del Plan Nacional de Seguridad Vial 2010–2014”.
Esa tendencia de relativa estabilidad que deja expuesta la OMS, vinculada al incremento del parque automotor, puede observarse en las atenciones del hospital Cullen en el período analizado (ver cuadro); dado que coinciden los años de mayor cantidad de ingresos por accidentes con aquellos en los cuales crecieron o se mantuvieron las ventas de motos y autos.
Más y mejor prevención
La OMS insiste en que “está demostrado que la adopción y observancia de leyes integrales sobre los factores de riesgo fundamentales (exceso de velocidad, conducción bajo los efectos del alcohol y no utilización del casco de motociclista, del cinturón de seguridad y de sistemas de retención para niños) ha reducido las lesiones causadas por el tránsito”.
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