Fue designado por el Papa Francisco en reemplazo de José Luis Mollaghan, que se va rodeado de un escándalo por las denuncias de "desmanejos" y "malos tratos". "Estoy deseoso de llegar, para entregar mi vida allí al servicio de Dios", dijo Martín.
.Rosario 12 |
Desde ayer Rosario tiene nuevo arzobispo. Monseñor Eduardo Martín reemplazará al desplazado José Luis Mollaghan, removido en el cargo tras una investigación por supuestos "desmanejos" de fondos y denuncias de maltrato. Soprendido por la designación del Papa, Martín dijo que conoció a Jorge Bergoglio "cuando yo todavía era sacerdote, en un seminario en La Plata. Después nos cruzamos en la Conferencia Episcopal pero hace mucho tiempo que no lo veo", confesó desde Río Cuarto y tras conocer su designación. "Hay que estar con los más necesitados" dijo Martín y habló de "periferias existenciales y geográficas". De esta manera anunció que su misión en Rosario será "acompañar al que sufre, en su casa del centro o de los barrios más alejados". Y aseguró: "Estoy deseoso de llegar, para entregar mi vida allí al servicio de Dios, de la Iglesia, de todo el pueblo y la comunidad", manifestó.
La información de la promoción de monseñor Martín se dio a conocer simultáneamente en Roma y Buenos Aires. Aquí lo hizo el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, a través de la agencia AICA. La sede arzobispal de Rosario quedó vacante el 19 de mayo cuando el Papa designó a monseñor Mollaghan, en una comisión vaticana en fase de creación para el examen de las apelaciones de clérigos acusados o condenados por "delicta graviora", es decir delitos graves contra los sacramentos y la moral, entre ellos los abusos sexuales.
El nuncio también confirmó que Mollaghan no cumplirá sus funciones en el Vaticano, como se estimó, sino que se mudará a Buenos Aires para facilitar su futura colaboración con la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Martín será el quinto arzobispo de Rosario, detrás de Antonio Caggiano (19341959), Silvino Martínez (19591961), Guillermo Bolatti (19611982), Jorge Manuel López (19831993), Eduardo Vicente Mirás (19932005) y Mollaghan (20052014).
En diciembre la nunciatura apostólica ratificó que la arquidiócesis de Rosario estaba siendo auditada por la Santa Sede, después de que se revelara que monseñor Arancibia estaba investigando irregularidades en el manejo de los fondos, supuestos padecimientos psiquiátricos de Mollaghan y denuncias de maltrato tanto de laicos como de sacerdotes.
Mollaghan negó en un primer momento la información y calificó de "calumniosas" las acusaciones en su contra, pero después debió reconocer que Arancibia, en calidad de auditor designado por el Vaticano, estuvo en la arquidiócesis e investigó las denuncias.
La designación de Mollaghan como arzobispo de Rosario en diciembre de 2005 cosechó suspicacias, dado que su nombre no figuraba en la terna elevada a la Santa Sede, y provocó chisporroteos con la curia romana en medio de un recambio generación del Episcopado argentino y la puja entre sectores progresistas, moderados y conservadores.
Martín llegará a Rosario en dos meses, cuando asuma formalmente su cargo, mientras tanto permanecerá en Río Cuarto como administrador hasta el nombramiento de su sucesor al frente de la arquidiócesis cordobesa.
En declaraciones a LT8 el nuevo arzobispo dijo que de Rosario le gusta "la costanera y el río Paraná" y habló de "los contrastes con los barrios más pobres". En ese sentido, señaló que "hay una cuestión más profunda" para analizar respecto a las raíces de las conductas violentas. "Es del corazón herido del hombre de donde surge la violencia, cuando contesto mal, en esa insatisfacción del hombre está la cuestión, por eso creo que el hombre solo no puede y es donde está la razón del cristianismo, que busca sanar el corazón a través de Dios", reflexionó. Y agregó que "la violencia que se manifiesta en asesinato, en robos, en corrupción, en dominio sobre los otros queriendo imponer mi voluntad, cuando alguien no consigue trabajo y nadie le da una mano, hay muchas formas de violencia, creo es un error esto de querer vincular a los pobres con la violencia".
También afirmo que "los cambios profundos en la Iglesia son lentos, pero se está gestando algo nuevo, y con el tiempo va a brotar, la tarea evangelizadora es de largo aliento, un camino largo, de mucha paciencia pero con una certeza: Dios nos ama, y nos ha enviado a Jesucristo que está vivo entre nosotros, y eso nos anima todos los días", expresó para recordar que la Iglesia Católica construye catedrales "sólidas en el tiempo".
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