El padre Ernesto Giobando, nacido en nuestra ciudad, será el ayudante del cardenal Mario Poli en el gobierno pastoral de la arquidiócesis de Buenos Aires. Es el primer obispo jesuita del pontificado de Francisco, y el quinto en la historia del episcopado argentino.
/Diario UNO |
El Papa tardó casi un año en nombrar al primer obispo jesuita de su pontificado. Un “retraso” que no pasó desapercibido, al menos en el ambiente de la Compañía de Jesús en Roma. Quizás no había tenido antes la posibilidad, la cuestión es que finalmente este día Francisco designó a Ernesto Giobando, superior de la residencia jesuita Sagrada Familia de Montevideo (Uruguay) como nuevo obispo auxiliar de Buenos Aires.
Nacido el 13 de diciembre de 1959 en la ciudad de Santa Fe, el clérigo es un “viejo conocido” de Jorge Mario Bergoglio, de sus tiempos como superior de la Compañía para Argentina. Giobando estudió en el colegio jesuita de la Inmaculada Concepción de su ciudad natal antes de ingresar en la orden el 7 de diciembre de 1978, todavía durante el provincialato del hoy Papa.
A partir de entonces cruzó muchas veces su camino eclesiástico con Francisco. Efectuó sus estudios en las facultades de Filosofía y de Teología del Colegio Máximo San José, en San Miguel, en la provincia de Buenos Aires. Entre los años 1991 y 1992 realizó la licenciatura en Teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo San José, y entre los años 1993 y 1996 hizo el doctorado en Teología en el mismo instituto.
Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de noviembre de 1990 en el Colegio Máximo de manos de José Manuel Lorenzo, obispo de San Miguel, e hizo sus votos como profeso en la Compañía de Jesús el 9 de mayo de 2000 en el Santuario de Nuestra Señora de los Milagros.
Entre 1999 y 2008 colaboró con el entonces arzobispo de Buenos Aires como miembro del Consejo Presbiterial de la Arquidiócesis. En esos mismos años fue encargado de la Pastoral de Adultos Mayores en la capital argentina. En el clero local recuerdan y destacan su incansable capacidad de trabajo.
Esas características lo llevaron a ser, desde 2005 hasta 2014, secretario nacional del Apostolado de la Oración en la Argentina y director de la revista “Del Mensajero del Corazón de Jesús”. Además se desempeñó como superior de la comunidad jesuita de la residencia Regina Martyrum y encargado de la Iglesia homónima en Buenos Aires antes de ser transferido a Montevideo como responsable de la residencia jesuita Sagrada Familia y secretario nacional del Apostolado de la Oración en Uruguay.
Con el nombramiento de este día Giobando se convirtió en el quinto obispo jesuita en la historia del episcopado argentino luego de Joaquín Piña de Puerto Iguazú, Jorge Rubén Lugones de Orán y Lomas de Zamora, y Hugo Manuel Salaberry de Azul. A ellos se debe sumar, claro, Jorge Mario Bergoglio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario