El equipo canalla arrancó muy bien el torneo Final sumando siete puntos sobre los primeros nueve en juego, pero en las últimas tres fechas se quedó zapatero y no acumuló ninguno.
La Capital |
Central está buscando regularidad. Arrancó muy bien el torneo Final sumando siete puntos sobre los primeros nueve en juego, pero en las últimas tres fechas se quedó zapatero y no acumuló ninguno. Por eso se encendió una luz de alerta amarilla para salir de perdedor lo antes posible. Por supuesto que hay cuestiones tácticas a analizar y es un hecho que hubo una merma en los rendimientos individuales. Pero el dato incontrastable, contundente, revelador, es que de los últimos 21 partidos que jugó Central sólo logró mantener su valla invicta en 2 oportunidades. Un promedio de invulnerabilidad demasiado bajo, que evidencia desacoples en el retroceso. Esto no significa que sea un problema exclusivo de los defensores ni mucho menos. Recibir casi siempre goles en contra es una mochila muy pesada, que obliga al equipo a remar desde atrás, lo que aumenta las urgencias y los apuros, que son siempre malos consejeros en el fútbol.
Esta situación de que el elenco auriazul no logra mantener el arco blindado debe ser una cuestión a atender de manera urgente por todo el equipo. Russo deberá poner el énfasis en buscar la manera de que a los rivales se les complique hacerle goles Central. El DT sabe mejor que nadie que los equipos se arman de atrás hacia adelante y recibir goles en la mayoría de los encuentros complica y mucho la obtención del resultado positivo.
Y aquí también hay que decir que Mauricio Caranta es uno de los puntos de rendimiento más altos del equipo, por lo que de no ser por sus soberbias actuaciones el daño en las redes propias podría ser todavía peor.
En consecuencia, Central debe recuperar confianza de atrás hacia adelante. El primer cimiento para intentar ganar los partidos es sostener el arco propio blindado, para que a partir de allí convertir un gol signifique sumar los tres puntos.
En ocasiones la voluntad de sumar mucha gente al ataque para terminar las jugadas puede ser contraproducente, si luego se entregan espacios preciosos en el retroceso. Cuando un equipo hace un gol es responsabilidad de todos y cuando los recibe también. Para proteger mejor a Caranta se impone máxima concentración y sincronización en las tres líneas del equipo. Es un punto en el que el DT debe poner el foco.
En el lapso mencionado de 21 partidos (ver infografía) los auriazules recibieron 28 goles en contra, lo que arroja un promedio de más de un gol por encuentro.
En el arco canalla estuvo siempre Caranta, a excepción del 0-2 ante San Lorenzo, del pasado torneo Inicial. En el mismo período anotó 24 tantos. Es decir que recibió más de los que convirtió. Siempre es difícil dar vuelta un resultado. Y esto se evidencia en este corte transversal de la campaña. A Central le anotaron el primer gol en 13 oportunidades y sólo pudo recuperarse y conseguir la victoria ante Atlético de Rafaela y Gimnasia, empató en cuatro ocasiones y perdió las siete restantes.
Y en el mismo lapso, en ocho oportunidades el elenco auriazul logró convertir antes que el oponente y el saldo fue de cinco victorias, dos empates y la derrota del jueves ante San Lorenzo.
Central necesita hacerse fuerte de atrás hacia adelante. Ganar consistencia cuando defiende, para luego lastimar cuando ataca. Debe achicar su arco, para luego agrandar el de enfrente. Esa es su primera misión.
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