Murió Nelson Mandela, el hombre que derrotó al odio y fundó una nación
Tenía 95 años y se encontraba en su casa de Pretoria, donde lo
cuidaban 22 médicos. Su lucha contra la segregación le costó una larga
condena de 27 años en un calabozo aislado y obligado a trabajos
forzados. Fue presidente de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz.
Los sudafricanos lo llamaban Madiba, un título honorífico que les daban a
los ancianos del clan donde había nacido, aunque el mundo lo conocía
como Nelson Mandela, el primer presidente de Sudáfrica elegido
democráticamente mediante el voto universal.
Mandela murió en su
casa de Johannesburgo a los 95 años. Sus últimos meses estuvieron
dominados por complicaciones de salud: una grave pulmonía lo tuvo
internado en un hospital de Pretoria entre junio y setiembre. Quizás fue
una secuela de la tuberculosis que contrajo durante su encierro en la
isla-prisión de Robben Island, frente a Ciudad del Cabo.
Este
abogado y luchador social había nacido en Qunu, un pequeño poblado
cercano a Umtata, en una familia numerosa, de 15 hermanos. Su educación
primaria estuvo en manos de misioneros, en una escuela local. Luego
ingresa en el Colegio Universitario de Fort Hare, donde entra en
contacto con la política.
Su compromiso social lo lleva a
incorporarse en 1944 al Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento
de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos. La ideología
subyacente era un socialismo al estilo africano, donde sobresalía
antirracismo y el antiimperialismo. Cuatro años después se da una
situación particular en Sudáfrica. Llega al poder el Partido Nacional,
que institucionalizó la segregación racial y profundizó el régimen del
apartheid.
A partir de 1952, Mandela pasó a presidir el ANC y se
convirtió en el líder de hecho del movimiento. La represión produjo
8.000 detenciones, incluyendo la de Mandela, que fue confinado en
Johannesburgo. Al ser liberado, en 1955, reapareció promoviendo la
aprobación de una Carta de la Libertad, en la que plasmaba la aspiración
de un Estado Multirracial, igualitario y democrático, una reforma
agraria y una política de justicia social.
Las manifestaciones se
intensificaron y el régimen racista se endureció. Los líderes del ANC
comprendieron la imposibilidad de seguir luchando por métodos no
violentos. En 1961 Mandela fue elegido secretario honorario del Congreso
de Acción Nacional de Toda África, un nuevo movimiento clandestino que
adoptó el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la recién
proclamada República Sudafricana. En 1962 fue detenido nuevamente y
condenado a cadena perpetua: estuvo 27 años en la cárcel.
El
régimen sudafricano rechazó en todo momento las peticiones
internacionales para que lo liberaran. Así Mandela se convirtió en un
símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país.
Cuando
en 1984 el gobierno intentó eliminar el mito ofreciéndole la libertad
si aceptaba establecerse en uno de los sectores del apartheid, Mandela
lo rechazó. Su nombre ya era parte de la lucha popular y la población no
estaba dispuesta a aceptar que continuara el régimen.
Ante la
situación, Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido
Nacional, tuvo que ceder y comenzar a reducir la segregación racial. Lo
liberó a Mandela en 1990 y lo convirtió en su principal interlocutor
para negociar el proceso de democratización. Por esa acción Mandela y De
Klerk compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993.
Pero su
batalla aún no había terminado. En las elecciones de 1994 se convirtió
en el primer presidente negro de Sudáfrica. Desde ese cargo pudo poner
en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo a De
Klerk como vicepresidente.
Su prestigio y capacidad lo
convirtieron en un líder indiscutible de las relaciones internacionales
africanas. Medió en varios conflictos como en el de Zaire (actual
República Democrática del Congo), que en 1997 acabó por suponer el fin
del régimen de Mobutu Sese Seko. El 20 de junio de 1999 Mandela entrega
el poder a su sucesor, Thabo Mbeki, y se retira de la política, al menos
formalmente.
Madiba tuvo tres matrimonios y 5 hijos. Desde que
abandonó el cargo asumió responsabilidades de liderazgo en diversas
esferas y obtuvo más de un centenar de títulos universitarios
honoríficos y galardones de todo el mundo, pero sin dudas su liderazgo
–que sirvió de ejemplo en todo el mundo– estuvo marcado por la lucha
contra el racismo.
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