Ocurrió este jueves a la mañana en una pilchería de 4 de Enero al 3400. Al ver que saqueaban su negocio, su dueña peleó con los ladrones que terminaron fugando en moto.
.El Litoral |
La reacción de la mujer obligó a un cambio de planes por parte de los rufianes, que optaron por abandonar el atraco y darse a la fuga.
Eran cerca de las 10 cuando un muchacho joven (de unos 24 años) ingresó al comercio Libre de Pecado, el que se ubica en 4 de Enero al 3400, esto es, entre Obispo Gelabert y bulevar Pellegrini.
El supuesto “cliente” se manejó con tranquilidad absoluta. Nada de su aspecto ni de su comportamiento llamó la atención o despertó la mínima sospecha.
Como primer paso, el joven se mostró interesado por una remera, entonces pidió a una de las vendedoras que la sacara del exhibidor.
Pero fue para esta parte cuando de repente un segundo sujeto ingresó al local. Sin mayores trámites el recién llegado cerró las puertas y lanzó su grito de guerra: “¡Vos apurate (le dijo a su compinche) y ustedes quédense quietas (a las vendedoras) porque esto es un robo!”.
Sincerada la situación, uno de los individuos arremetió contra la caja registradora y sustrajo todo el dinero que había. Y no conforme con lo hecho hasta allí, los delincuentes comenzaron a “seleccionar” algunas prendas, con la clara intención de sumarlas a su botín.
Al borde de todo
En este punto fue cuando una de las encargadas explotó. Ciega de la bronca, la mujer se lanzó contra uno de los ladrones con quien se trabó en franca lucha.
La embestida de la mujer sacó de foco a los ladrones, que optaron por escapar del lugar. Una vez en la vereda, los bandidos treparon a una motocicleta y salieron raudos por calle 4 de Enero.
A toda velocidad, cruzaron el bulevar y se perdieron en dirección hacia el norte.
Casi en simultáneo con los cacos, la encargada también ganaba la calle, aunque notificando a los gritos lo que terminaba de ocurrir.
El alboroto no pasó desapercibido para unos albañiles que se encontraban trabajando en la zona, los que sin dudar tomaron cartas en el asunto.
Estos obreros corrieron hasta el bulevar donde se encontraron con agentes de la Brigada Motorizada. Los uniformados fueron impuestos de la situación, con lo que se inició el operativo de búsqueda.
“Fue una locura”
“Sé que lo que hice fue una locura... pero son cosas que uno no puede medir”, dijo hoy Patricia, en diálogo con este diario.
“Es realmente desesperante ver cómo estos tipos te llevan tus cosas. Cuesta aceptar que te están sacando muchos años de trabajo y sacrificio”, agregó.
Más adelante, la mujer recordó que la zona donde ocurrió el robo está siendo muy castigada por la delincuencia. Para ello señaló un negocio colega, ubicado también en 4 de Enero al 3400, el que debió cerrar sus puertas tras ser saqueado.
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