Se trata de la toma que en mayo un grupo de personas llevó adelante en el predio que administra la monja Jordán, en Empalme. Las partes acordaron reglas de convivencia.
La Capital |
El Poder Judicial evaluó que acercar a las partes y proponer una solución pacífica basada en el diálogo en vez de la persecución penal, es lo más acertado para resolver el conflicto ocurrido en mayo pasado, cuando un grupo de vecinos de Empalme Graneros acampó en tierras donde la monja franciscana María Jordán despliega su tareas comunitarias. El viernes, tanto la religiosa como los imputados participaron de una audiencia que podría desembocar en una resolución final con un saldo favorable. Las partes acordaron reglas de convivencia y los acusados ofrecieron realizar trabajos comunitarios.
Los hechos ocurridos hace seis meses en el populoso barrio de la zona noroeste de Rosario mantuvieron en vilo durante dos días a los rosarinos. Ocurrieron entre el viernes 10 de mayo y el sábado 11 en Cabal 1400 bis, cuando un grupo de 100 vecinos ocupó el espacio donde la hermana Jordán despliega su tarea comunitaria.
El acampe se resolvió con una cuestionada participación policial, que obligó incluso a sustanciar una investigación paralela respecto al obrar de los uniformados, a quienes los vecinos acusaron de utilizar balas de plomo para dispersarlos durante un enfrentamiento.
La causa penal que se abrió en el juzgado de Instrucción Nº 9, a cargo de Javier Beltramone, para investigar el hecho terminó con cinco hermanos paraguayos, todos trabajadores de la construcción, una mujer y su marido y dos hermanas imputados por usurpación, robo, estelionato (vender un bien ajeno), amenazas calificadas, daños y resistencia a la autoridad.
Rumores. Esa acusación no quedó del todo probada y, según las defensas de los imputados, se basaban en meros comentarios o rumores. Es más, recibieron la adhesión de muchos vecinos que se agolparon en su momento en Tribunales para proclamar su inocencia.
Con los elementos en la causa, Beltramone observó que el conflicto merecía un tratamiento especial debido al complejo entramado social, con familias de pueblos originarios, oriundas de Paraguay y nativos rosarinos circulando en un mismo lugar. Así decidió convocar a las partes a una audiencia de conciliación que se realizó el jueves en su despacho.
Jordán (ver aparte) y los acusados dialogaron abiertamente acerca de la realidad social del barrio, indagaron acerca de los motivos del acampe, la situación de las tierras y la disponibilidad que el Estado hará de ellas y el rol que cada uno ocupa en esa comunidad.
Para el abogado Federico Garat, defensor de las hermanas Sara y Teodora C., la instancia resultó positiva. "Fue muy interesante la propuesta institucional de Beltramone, que genera acercamiento y no confrontación, lo que se podría dar con la persecución penal. El diálogo otorga la posibilidad de que se aclaren muchas cosas, sobre todo en este caso, donde hay complejidad social por la composición de los vecinos", valoró el letrado.
"El juez tuvo la iniciativa por una cuestión de vecindad y cercanía, de convivencia. Y con una composición del derecho penal que ubica a la probation o al principio de disponibilidad como salidas beneficiosas cuando hay acuerdo entre partes", dijo Garat.
En tanto, en el marco de la audiencia, los cinco hermanos paraguayos y el matrimonio ofrecieron realizar trabajos comunitarios en el predio donde Jordán tiene sus locales sociales. "Fue una primera audiencia para aplicar el criterio de oportunidad y ver si todos están de acuerdo. Nuestros clientes no tienen antecedentes, son gente de trabajo en el rubro de la construcción y creemos que pueden ser útiles para la obra de la religiosa. La idea es que todos vivan tranquilos y en paz", explicó la abogada Antonela Travesaro.
Lo concreto es que el acercamiento propiciado por Beltramone resultó beneficioso. Ahora, el magistrado deberá evaluar si están dadas las condiciones para dictar una resolución de fondo que ayude a la convivencia pacífica en ese sector de Empalme Graneros.
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