Lo mandaron a prisión. El hecho ocurrió en enero de 2010 en un taller del sudeste de la ciudad que es del padre del imputado. La víctima habría entrado a robar.
La Capital |
El domingo 17 de enero de 2010 Miguel Angel Barón mató de un escopetazo en el pecho a José Alberto "Beto" Flores en el interior de un taller mecánico ubicado en Güiraldes y Cepeda, en la conocida villa del Tanque, en el sudeste de la ciudad. Fue el choque de dos mundos contrapuestos protagonizado por dos muchachos que vivían a 70 metros el uno del otro. Flores tenía 26 años y gozaba ese fin de semana del beneficio de las salidas transitorias de la cárcel de Piñero. Varios fueron los vecinos que contaron que Beto tenía serios problemas con su adicción a la droga y el alcohol. Barón, por su parte, había cumplido 18 años pocos días antes y no tenía antecedentes penales. El juez de Sentencia Julio Kesuani lo condenó a 3 años y medio de prisión por homicidio "en exceso en la legítima defensa agravado por el uso de arma de fuego" y la Cámara Penal dejó firme el fallo.
Había pasado la primera media hora del domingo 17 de enero de 2010 y Miguel Angel Barón estaba en su casa situada a escasos metros del famoso tanque de agua de Grandoli y Presidente Quintana. Entonces al lugar llegó su novia, Rocío, para avisarle que un desconocido había saltado el tapial del taller que "Cacho", su padre, tiene en Güiraldes 380 bis. A esa hora, en una habitación que está en la parte trasera del taller dormía el padrino del muchacho. "Me desesperé", dijo Barón en su indagatoria. Lo cierto es que tomó una escopeta calibre 16 marca Bersa de un sólo caño y fue hacia el galpón ubicado a menos de una cuadra de su casa. Entró al taller y se topó con Beto Flores, quien minutos antes había ingresado saltando el tapial tal cual se lo habían anunciado al muchacho.
Una sóla version. ¿Qué fue lo que sucedió en el encuentro entre Flores y Barón? Solo lo saben los protagonistas y el único que sobrevivió fue Barón. Lo concreto es que se escuchó una detonación, que Barón abrió la puerta del taller y que del mismo salió Flores. Estaba malherido por un escopetazo en el pecho y a los pocos metros se desvaneció. Murió cuando sus familiares lo trasladaban al Hospital de Emergencias. Barón se fue del barrio y cayó preso horas después en un camping de Arroyo Seco.
Sobre lo ocurrido, el muchacho apresado dio dos versiones. En su indagatoria dijo que vio como Flores saltaba el tapial y que por eso fue a su casa a buscar la escopeta. Que llegó al taller y no vio nada pero escuchó ruidos en un galpón contiguo. Que fue a ver y se topó con Flores, quien lo golpeó en el pecho con un trozo de hierro motivando así que la escopeta se disparara accidentalmente.
En medio del proceso Barón cambió de abogado y asumió la defensa José Alcacer. Entonces el acusado pidió ampliar su indagatoria y rectificó sus dichos. Sostuvo que sus anteriores dichos eran parte de la estrategia de sus anteriores representantes y contó la que sería su versión final. Dijo que cuando le avisaron que alguien había entrado al galpón estaba sólo en su casa y decidió resolverlo. Que sintió angustia por saber que en el taller dormía su padrino y que corría peligro. Que tomó la escopeta, fue hacia el taller y al entrar gritó "hay alguien ahí". Acto seguido dijo que Flores salió a atacarlo y no con intención de huir. "Si se iba todo terminaba ahí", manifestó. Pero, explicó, Flores le pegó con el trozo de metal en el pecho y, como acto reflejo, él disparó. Luego le abrió la puerta para que se fuera. "Nunca tuve intenciones de matar, ni siquiera lo vi herido porque se fue corriendo. Me dí cuenta cuando cayó al piso en Cepeda y Quintana", dijo el acusado.
Apelaciones. Barón permaneció detenido 6 meses en la comisaría 25ª y posteriormente recibió una morigeración de las condiciones de detención que hizo que esperara su condena en prisión domiciliaria. Mientras eso transcurría, en agosto de 2010 el juez de Instrucción Juan Carlos Vienna lo procesó por homicidio agravado por el uso de arma de fuego en exceso de la legítima defensa. Ese dictamen fue apelado y confirmado por la Sala I de la Cámara de Apelaciones. En febrero pasado, el juez de Sentencia Julio Kesuani lo condenó a 3 años y seis meses de prisión por homicidio en exceso en la legítima defensa agravado por el uso de arma de fuego en concurso real de portación de arma de fuego de uso civil sin autorización.
Entonces la condena fue apelada por la familia de Flores, representada por un abogado del Centro de Asistencia Judicial de Rosario. La querella criticó ante la Sala II de la Cámara de Apelaciones la figura del "exceso en la legítima defensa", pidió la nulidad y solicitó que Barón fuera encuadrado en el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y portación de arma de fuego de uso civil y fuera penado con 12 años de prisión. Según esa mirada, Flores nunca puso en riesgo la vida o la integridad física de Barón.
Pero la defensa a cargo de Alcacer y la fiscalía coincidieron en que la figura en la que se encuadró el caso era la correcta. Los camaristas Daniel Acosta, Adolfo Prunotto y Ramón Ríos resolvieron desestimar el reclamo de la querella valorando que "no hubo (en el accionar de Barón) ánimo de dolo homicida". Así quedó firme la condena de tres años y seis meses para Barón.
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