Se trata de un valor intermedio entre la medición de la variación de los precios al consumidor que hace el Indec y la del consenso de las consultoras privadas. Notable brecha entre los productores de bienes y servicios, como entre la demanda del sector público y la de los particulares.
Los datos fueron aportados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos en los cuadros de las cuentas nacionales, esto es los que reflejan el desempeño de la producción y consumo del conjunto de los residentes en el segundo trimestre de 2013 en comparación con similar período del año anterior.
Salvo muy pocas excepciones y pese a que bajaron los precios internacionales de la mayor parte de los productos que vende la Argentina al resto del mundo, como los que compra externamente, en la mayoría de los casos el Indec dio cuenta de alzas superiores a las que marcaban doce meses antes, en términos anualizados.
Así, mientras que para el período abril-junio de 2012 había registrado un aumento del índice de precios implícitos de 15%, un año después se elevó a 18,1 por ciento.
Comportamiento desagregado
Entre los productores de bienes, las mayores subas se anotaron en la producción primaria: agro 34,7% y frutos de mar 94,3%, en el primer caso duplicando la variación de un año atrás y en el segundo contrastó con una deflación de 14,1%. Los productos de la industria se encarecieron 13,6% y los materiales para la construcción 20,3%. El promedio de este apartado reflejó una aceleración de más de cinco puntos porcentuales, a 17,3 por ciento.
En cambio, fue mínima la austeridad en el sector público, puesto que en ese caso la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales midió una suba de precios de 22,1%, sólo superada en el segmento de los servicios por la calculada para la generación de riqueza del personal doméstico.Mientras que entre los productores de servicios, por el contrario, se asistió a un cuadro con aumentos más atenuados, pasó de 18,3% a 15,2%, principalmente por efecto de alzas más atenuadas en el conjunto del comercio y también del sector financiero, en ambos casos por la agudización de los controles por parte de de la secretaría a cargo de Guillermo Moreno y, en el primer caso, y del Banco Central, en el segundo. En tanto en el caso de la actividad inmobiliaria el freno lo impuso el mercado, al no levantarse el cepo cambiario.
Además, del lado de la demanda agregada, se observa que el consumo público convalidó una variación de precios de 25,1%,la cual no sólo se aceleró en más de dos puntos porcentuales en doce meses, sino que superó en más de 5pp la que toleró el sector privado.
La debilidad de la inversión bruta interna, ante un panorama que es considerado poco amigable para el mundo de los negocios, no sólo por el exceso de controles de precios, de importaciones, cupos de mercados, sino también por las trabas para remunerar a los accionistas y la pérdida de competitividad cambiaria, determinó que el índice de precios implícitos subiera sólo 14,3% en comparación con 26% de doce meses antes.
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