Los médicos recomiendan apostar a tratamientos preventivos para no abusar de la medicación de rescate, como las gotas descongestivas. Las claves para controlar los estornudos y los cuadros severos de congestión.
El florecimiento de los árboles y plantas dispara los síntomas alérgicos, pero en Santa Fe influyen más los ácaros, que también proliferan en los meses de temperaturas moderadas y humedad.- |
La llegada de la primavera en general se festeja, como lo están haciendo hoy los jóvenes en la Costanera, pero con una excepción importante: los alérgicos, que saben que se les viene encima un combo de estornudos en ametralladora —en “salvas”, dicen algunos médicos—, una constante picazón y congestión de la nariz, ojos llorosos y somnolencia, porque no pegan un ojo en toda la noche. Los médicos estiman que una de cada cinco personas padece rinitis.
Es que a partir de septiembre comienza uno de los picos estacionales de las enfermedades alérgicas, con un marcado incremento de las rinitis alérgicas. Uno de los factores desencadenantes es el florecimiento de los árboles y las plantas, que reactiva la exposición al polen y dispara los síntomas alérgicos en las personas que están sensibilizadas.
Pero en Santa Fe, la variable más importante son los ácaros, un pequeño insecto microscópico que se alimenta de los restos de piel (dermatofagoide) que quedan en las almohadas y sábanas. Este “enemigo íntimo” también se reactiva en primavera (en realidad prolifera con temperaturas moderadas y humedad elevada).
“Si esta enfermedad no es diagnosticada en forma temprana y adecuadamente tratada las consecuencias son alteraciones en el sueño, irritabilidad, desatención, hiperactividad, ausentismo y disminución del rendimiento escolar/laboral”, advirtió el Dr. Gabriel Gattolin, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.
Es importante que los pacientes aprendan a diferenciar la rinitis crónica de un simple resfrío. El Dr. Gattolin explica que los resfriados suelen ser provocados por virus, sobre todo en invierno, y los síntomas ceden solos en 4 ó 7 días. “En cambio, la rinitis alérgica puede estar presente todo el año, o se repite todas las temporadas en determinados momentos, como la primavera y el otoño, y el paciente sufre los síntomas durante largos períodos si no es tratada”, insistió el médico santafesino.
Tratamientos
Hay muchas cosas que los alérgicos pueden hacer para no estar todo el tiempo con el pañuelo en la mano. Como en muchas otras enfermedades, “el pare de sufrir” comienza en el consultorio del médico, pero también en la investigación científica de los tratamientos más eficaces para tratar una enfermedad crónica que suele ser subestimada por médicos y pacientes, y consecuentemente subtratada a pesar de que tiene un alto impacto en la calidad de vida.
En este sentido, el artículo especializado “Alergias nasales en la población de América Latina” (publicado en 2010) destaca que hay muchas personas que no van al médico y compran medicamentos de venta libre en las farmacias (como gotas nasales descongestivas, antihistamínicos de primera generación y analgésicos) para tratar la congestión nasal, y que hay médicos que sólo se enfocan en reducir los síntomas, sin encarar un tratamiento que permita al paciente controlar su rinitis en el mediano y largo plazo.
“Las gotas nasales descongestivas son para situaciones de crisis y no deben utilizarse más de 7 días, ya que pueden provocar atrofia de la mucosa nasal, con pérdida de sus funciones específicas, y dependencia o rinitis medicamentosa”, explicó el Dr. Hugo Neffen en diálogo con El Litoral, quien es el jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del hospital de niños Orlando Alassia y ex presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.
A medida que la severidad de la rinitis es mayor, la droga indicada son los corticoides tópicos nasales —recomienda Neffen—, que son fármacos eficaces y seguros administrados por vía nasal. En los casos más leves se pueden utilizar antihistamínicos por vía oral que no sean sedantes y que controlen los síntomas.
El Dr. Jorge Máspero, director médico de la Fundación Cidea de Buenos Aires, coincide en que los corticosteroides son los fármacos más efectivos para tratar la rinitis alérgica, y mantener a raya el molesto síntoma de la congestión nasal.
“El problema es que estos fármacos se utilizan menos de lo adecuado, y cuando se indican, la duración del tratamiento suele ser menor a lo necesaria. Datos similares surgen en la evaluación del uso de antihistamínicos, con una elevada administración de los fármacos de vieja generación y una duración inadecuada del tratamiento”, señaló Máspero.
A medida que un mayor número de pacientes se incorporen a tratamientos preventivos, que mantengan controlados los síntomas —los estornudos, la congestión, el prurito nasal y los mocos— con la medicación adecuada, la dependencia de los productos de rescate, como las gotas nasales, se reducirá, y los alérgicos podrán afrontar mejor la llegada de la primavera.
Estrategias de prevención
Es importante recordar que las enfermedades alérgicas se controlan pero no se curan. Es necesario hacer un diagnóstico preciso para identificar el alergeno al que el paciente está sensibilizado. Por eso, el tratamiento a largo plazo es clave para disminuir su impacto en la calidad de vida.
Además es clave reducir la exposición a los factores de riesgo y definir la inmunoterapia específica en los pacientes en quienes se ha identificado el alergeno responsable de su sintomatología.
“La prevención consiste en evitar o disminuir los diversos factores que desencadenan la sintomatología, disminuir el polvillo y evitar el contacto con este si nos referimos a los alergenos del interior del hogar y evitar salir, en la medida de los posible, los días muy ventosos y soleados de primavera-verano si estamos con muchos síntomas, porque en esos días aumentan las concentraciones de pólenes”, plantea el Dr. Gabriel Gattolin, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.
En Santa Fe, los tres factores ambientales más importantes en el desarrollo de rinitis alérgicas son los ácaros, los hongos y los pólenes.
En el caso de los ácaros, un insecto microscópico que vive en las almohadas y sábanas, es fundamental sacar los colchones al sol y toda la ropa de cama, y ventilar e higienizar las habitaciones. También, disminuir la cantidad de muebles y las alfombras que juntan polvo.
Limpiar con lavandina las manchas de humedad de las paredes reduce la exposición a los hongos ambientales. Con los pólenes, es más complicado evitar el contacto con los alergenos porque están en el aire libre. Además, la actividad aeróbica, en la que el paciente necesariamente entra en contacto con este factor de riesgo, es muy importante para el tratamiento de las enfermedades alérgicas ya que mejora la capacidad respiratoria y nasal.
Más conjuntivitis
En los últimos años, además, aumentaron los casos de conjuntivitis asociadas a la rinitis. “Hace 40 años, la sintomatología ocular asociada a rinitis era de entre el 30% y el 40%, ahora en cambio trepó al 60%”, destacó el Dr. Hugo Eduardo Neffen, jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del hospital de niños Orlando Alassia.
El 15 por ciento de los argentinos mayores de 18 años padecen rinitis alérgica, según la encuesta denominada “Alergológica Argentina”, que realizó en 2009 la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica. La OMS estima que más de un 20% de la población mundial padece algún tipo de rinitis.
Es que a partir de septiembre comienza uno de los picos estacionales de las enfermedades alérgicas, con un marcado incremento de las rinitis alérgicas. Uno de los factores desencadenantes es el florecimiento de los árboles y las plantas, que reactiva la exposición al polen y dispara los síntomas alérgicos en las personas que están sensibilizadas.
Pero en Santa Fe, la variable más importante son los ácaros, un pequeño insecto microscópico que se alimenta de los restos de piel (dermatofagoide) que quedan en las almohadas y sábanas. Este “enemigo íntimo” también se reactiva en primavera (en realidad prolifera con temperaturas moderadas y humedad elevada).
“Si esta enfermedad no es diagnosticada en forma temprana y adecuadamente tratada las consecuencias son alteraciones en el sueño, irritabilidad, desatención, hiperactividad, ausentismo y disminución del rendimiento escolar/laboral”, advirtió el Dr. Gabriel Gattolin, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.
Es importante que los pacientes aprendan a diferenciar la rinitis crónica de un simple resfrío. El Dr. Gattolin explica que los resfriados suelen ser provocados por virus, sobre todo en invierno, y los síntomas ceden solos en 4 ó 7 días. “En cambio, la rinitis alérgica puede estar presente todo el año, o se repite todas las temporadas en determinados momentos, como la primavera y el otoño, y el paciente sufre los síntomas durante largos períodos si no es tratada”, insistió el médico santafesino.
Tratamientos
Hay muchas cosas que los alérgicos pueden hacer para no estar todo el tiempo con el pañuelo en la mano. Como en muchas otras enfermedades, “el pare de sufrir” comienza en el consultorio del médico, pero también en la investigación científica de los tratamientos más eficaces para tratar una enfermedad crónica que suele ser subestimada por médicos y pacientes, y consecuentemente subtratada a pesar de que tiene un alto impacto en la calidad de vida.
En este sentido, el artículo especializado “Alergias nasales en la población de América Latina” (publicado en 2010) destaca que hay muchas personas que no van al médico y compran medicamentos de venta libre en las farmacias (como gotas nasales descongestivas, antihistamínicos de primera generación y analgésicos) para tratar la congestión nasal, y que hay médicos que sólo se enfocan en reducir los síntomas, sin encarar un tratamiento que permita al paciente controlar su rinitis en el mediano y largo plazo.
“Las gotas nasales descongestivas son para situaciones de crisis y no deben utilizarse más de 7 días, ya que pueden provocar atrofia de la mucosa nasal, con pérdida de sus funciones específicas, y dependencia o rinitis medicamentosa”, explicó el Dr. Hugo Neffen en diálogo con El Litoral, quien es el jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del hospital de niños Orlando Alassia y ex presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.
A medida que la severidad de la rinitis es mayor, la droga indicada son los corticoides tópicos nasales —recomienda Neffen—, que son fármacos eficaces y seguros administrados por vía nasal. En los casos más leves se pueden utilizar antihistamínicos por vía oral que no sean sedantes y que controlen los síntomas.
El Dr. Jorge Máspero, director médico de la Fundación Cidea de Buenos Aires, coincide en que los corticosteroides son los fármacos más efectivos para tratar la rinitis alérgica, y mantener a raya el molesto síntoma de la congestión nasal.
“El problema es que estos fármacos se utilizan menos de lo adecuado, y cuando se indican, la duración del tratamiento suele ser menor a lo necesaria. Datos similares surgen en la evaluación del uso de antihistamínicos, con una elevada administración de los fármacos de vieja generación y una duración inadecuada del tratamiento”, señaló Máspero.
A medida que un mayor número de pacientes se incorporen a tratamientos preventivos, que mantengan controlados los síntomas —los estornudos, la congestión, el prurito nasal y los mocos— con la medicación adecuada, la dependencia de los productos de rescate, como las gotas nasales, se reducirá, y los alérgicos podrán afrontar mejor la llegada de la primavera.
Estrategias de prevención
Es importante recordar que las enfermedades alérgicas se controlan pero no se curan. Es necesario hacer un diagnóstico preciso para identificar el alergeno al que el paciente está sensibilizado. Por eso, el tratamiento a largo plazo es clave para disminuir su impacto en la calidad de vida.
Además es clave reducir la exposición a los factores de riesgo y definir la inmunoterapia específica en los pacientes en quienes se ha identificado el alergeno responsable de su sintomatología.
“La prevención consiste en evitar o disminuir los diversos factores que desencadenan la sintomatología, disminuir el polvillo y evitar el contacto con este si nos referimos a los alergenos del interior del hogar y evitar salir, en la medida de los posible, los días muy ventosos y soleados de primavera-verano si estamos con muchos síntomas, porque en esos días aumentan las concentraciones de pólenes”, plantea el Dr. Gabriel Gattolin, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.
En Santa Fe, los tres factores ambientales más importantes en el desarrollo de rinitis alérgicas son los ácaros, los hongos y los pólenes.
En el caso de los ácaros, un insecto microscópico que vive en las almohadas y sábanas, es fundamental sacar los colchones al sol y toda la ropa de cama, y ventilar e higienizar las habitaciones. También, disminuir la cantidad de muebles y las alfombras que juntan polvo.
Limpiar con lavandina las manchas de humedad de las paredes reduce la exposición a los hongos ambientales. Con los pólenes, es más complicado evitar el contacto con los alergenos porque están en el aire libre. Además, la actividad aeróbica, en la que el paciente necesariamente entra en contacto con este factor de riesgo, es muy importante para el tratamiento de las enfermedades alérgicas ya que mejora la capacidad respiratoria y nasal.
Más conjuntivitis
En los últimos años, además, aumentaron los casos de conjuntivitis asociadas a la rinitis. “Hace 40 años, la sintomatología ocular asociada a rinitis era de entre el 30% y el 40%, ahora en cambio trepó al 60%”, destacó el Dr. Hugo Eduardo Neffen, jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del hospital de niños Orlando Alassia.
El 15 por ciento de los argentinos mayores de 18 años padecen rinitis alérgica, según la encuesta denominada “Alergológica Argentina”, que realizó en 2009 la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica. La OMS estima que más de un 20% de la población mundial padece algún tipo de rinitis.
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