Lucas Molfino, médico rafaelino que trabaja con Médicos Sin Fronteras desde 2006, es el coordinador médico en Mozambique y tuvo que afrontar fuertes inundaciones en el país. “Más de 140.000 personas han tenido que dejar sus casas debido al crecimiento de las aguas”, destaca el facultativo.
Una semana de lluvias torrenciales ha provocado inundaciones en varias regiones de Mozambique. El pasado 25 de enero, Médicos Sin Fronteras (MSF) envió un equipo de emergencia a la provincia de Gaza, una de las zonas más afectadas, y lanzó una intervención en la ciudad de Chokwe, a unos 225 kilómetros de la capital, Maputo.
Lucas Molfino, médico argentino que trabaja con MSF desde 2006, es el coordinador médico de MSF en Mozambique. Acaba de regresar de Chokwe y nos cuenta como es la situación allí.
“El río Limpopo, que llega a Mozambique desde Sudáfrica, se desbordó tras varios días de lluvias e inundó la provincia de Gaza, la más afectada por el desbordamiento. Más de 140.000 personas han tenido que dejar sus casas debido al crecimiento de las aguas. Están en estado de shock. La mayoría perdió todo cuando evacuaron.
Decidimos ir directamente a Chokwe porque sabíamos que la situación allí era grave. Algunas zonas de la ciudad estaban bajo metro y medio de agua. Casas y otros edificios se habían derrumbado, y en algunos lugares el sistema eléctrico estaba destruido. Ahora la gente comienza lentamente a volver a sus casas para ver cómo quedaron.
Establecimos un puesto de salud dentro del complejo del Hospital Carmelo, la única estructura de salud que seguía operativa. En dos días, el equipo realizó unas 400 consultas médicas. Estamos atendiendo a personas que resultaron heridas durante las inundaciones, y también nos estamos asegurando de que los pacientes de VIH/sida y tuberculosis reciban sus medicamentos para asegurar que su tratamiento no sea interrumpido.
La provincia de Gaza tiene una de las tasas de prevalencia de VIH más altas del país, así que es fundamental que los pacientes sigan recibiendo sus antirretrovirales. Algunos de ellos han perdido sus historias médicas y no recuerdan el nombre de los fármacos que toman. Todo esto puede dificultar la continuidad del tratamiento, pero al mismo tiempo los pacientes están acudiendo directamente a nosotros para que les ayudemos, lo que demuestra su extraordinario compromiso con su salud.
Por suerte el hospital había recibido el suministro mensual de antirretrovirales la semana antes de las inundaciones; las cajas seguían selladas y los medicamentos están intactos. Tenemos insumos suficientes para las próximas semanas.
En cuanto a los pacientes de tuberculosis, también estamos distribuyendo los suministros del hospital Carmelo, para que los pacientes no interrumpan su tratamiento. Esto es esencial, ya que una discontinuidad en la terapia puede generar resistencias a los medicamentos.
Además, el campo de Chiquelane acoge a unas 40.000 personas procedentes de Chokwe, y hay una clara falta de agua y saneamiento. Por ahora la situación está controlada, pero tenemos que monitorear de cerca los casos que puedan surgir de enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua, como el cólera. Con 40.000 personas viviendo tan cerca y en estas condiciones, hay que prestar atención.
En Chokwe las aguas están bajando, pero resulta difícil saber cuánto tiempo será necesaria nuestra presencia. Nos quedaremos tanto como el Ministerio de Salud nos necesite, el tiempo que les lleve reanudar sus servicios y asegurar que todo el mundo tenga acceso a servicios de salud. Va a llevar un tiempo volver a la normalidad.
Ahora, todo el país está pendiente del pronóstico meteorológico para los próximos días. Parece que Gaza se salvará de más lluvias, pero nos preocupa la provincia de Zambezia, donde las aguas han crecido. Si se producen inundaciones masivas allí, me preocupa que no tengamos la capacidad de responder a otra emergencia."
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