Los especialistas señalan que en los próximos días el Paraná seguirá bajando y luego tendrá un leve repunte. Las precipitaciones pronosticadas para la alta cuenca son inferiores a lo normal.
Los santafesinos disfrutan de una playa diferente a la de los veranos. Hoy tiene mucha arena y poca agua. El río, que ayer marcó 2,03 metros en el puerto local, está casi dos metros por debajo de la altura histórica promedio para esta época del año (3,96 metros). La situación no es alarmante, pero sin lugar a dudas cambia el paisaje y las condiciones de uso del río para la navegación.
El ingeniero Juan Borús, encargado de Modelación y Pronóstico Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA) dialogó con Diario UNO y sostuvo que “esta situación de aguas bajas se va a mantener hasta fines de marzo o principios de abril”.
“La sensación es que estamos en un pozo”, describió el especialista y aclaró: “No vamos a seguir cayendo, pero tampoco tenemos que esperar una recuperación rápida del nivel del río”.
Según los pronósticos elaborados por el INA, en los próximos días los niveles del río frente al puerto santafesino seguirán descendiendo de forma leve. Pero en unas semanas la tendencia se revertirá y comenzará un lento ascenso.
Borús estimó que va a haber un leve repunte. “En términos generales y por la forma en cómo se está produciendo la entrada de los grandes ríos al tramo argentino, de los 2,03 metros que tiene hoy (por ayer) Santa Fe puede pasar a tener 2,70 o 2,80 metros para finales del verano. Eso es nada, es poco. Seguiremos en un escenario de aguas bajas”, aseguró.
“De todas formas –continuó–, todo depende de la cantidad de lluvias y de dónde llueva. Hoy es muy difícil hacer pronósticos a tres meses tal como se lo venía haciendo. Está demostrado que el clima está muy cambiante y hoy nos animamos a decir lo que puede llegar a pasar dentro de un mes y medio, pero no más allá”.
Al ser consultado sobre cuáles son los problemas que acarrea tener esta altura del Paraná frente a la cercanía del inicio de la época más seca del año, Borús dijo: “Hay que analizar qué tipo de uso se le da al río. Para la navegación fluvial esta altura está casi en el piso de lo aceptable para el traslado de granos. Si es para hacer ganadería es otra cosa, mientras que si es para esparcimiento también es otra. En los dos extremos, tanto cuando está muy crecido como cuando está muy bajo, el río tiene sus impactos económicos”.
El vecino de arriba
En las últimas décadas el Brasil pobló de una gran cantidad de embalses la alta cuenca del río Paraná para poder sostener el crecimiento del consumo energético. Eso tiene un efecto inmediato en los caudales que llegan al territorio argentino.
En las últimas décadas el Brasil pobló de una gran cantidad de embalses la alta cuenca del río Paraná para poder sostener el crecimiento del consumo energético. Eso tiene un efecto inmediato en los caudales que llegan al territorio argentino.
A fines del año pasado el INA llegó a emitir un alerta por la bajante del Paraná teniendo en cuenta la situación que atravesaba Brasil que en la época de las Fiestas se le dispara el consumo eléctrico. “No tenemos que dejar de ver qué es lo que pasa en el Brasil. Ellos empezaron a levantar levemente los niveles de los embalses, pero muy acotadamente. Va a depender mucho de la cantidad de lluvias que tengan en las próximas semanas. Cuanto más alto el nivel de los embalses, mayor es la caída del salto y eso genera más energía. Por eso estamos mejor que a fin de año. Hay menos consumo energético en el Brasil y empezaron a levantar los niveles de los embalses”.
Sin embargo, Borús volvió a reiterar que no hay que esperar un gran incremento de los niveles del Paraná en el corto plazo porque “las lluvias están siendo levemente por debajo de lo normal en términos generales para esa cuenca”.
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