Organizadas por el Gobierno de la Ciudad, las clases de salsa en la Dirección de Deportes se han convertido en un clásico del verano santafesino. Se trata de una actividad recreativa y saludable que diariamente reúne a unas 400 personas.
De lunes a jueves, cuando el sol termina de esconderse, en la costanera santafesina se encienden los parlantes y los vecinos comienzan a bailar a lo largo de una hora. Pasar por la avenida Almirante Brown al 5400 y ver cómo bailan cientos de personas -en su mayoría mujeres- al ritmo de las clases de salsa, ya se convirtió en una clásica postal de la ciudad.
Es que allí, en la sede de la Dirección de Deportes del Gobierno de la Ciudad, de lunes a jueves de 20.30 a 21.30, se dictan clases de salsa de forma libre y gratuita. Y en cada una de esas clases la concurrencia en la temporada estival supera las expectativas de los profesores que están a cargo. “Desde que se da salsa acá, en la Dirección de Deportes, fue impresionante como la gente se fue sumando. Cuando empezó esta actividad se hacía en el SUM (Salón de Usos Múltiples) y debido a la cantidad de personas que empezaron a llegar tuvimos que hacer las clases en el playón”, cuenta el profesor Alejandro Egestti.
Además destacó que este verano “se duplicó en cantidad de gente, tanto en la sede de Deportes como en la Estación Belgrano”.
Récord
Teniendo en cuenta las estadísticas proporcionadas por el personal administrativo de la Dirección de Deportes, en el pasado mes de diciembre hubo una asistencia promedio de 200 personas, mientras que en enero la cifra se elevó al doble, por lo tanto se puede ver en el corazón de la Costanera Oeste a cerca de 400 vecinos disfrutando de las clases de salsa. La propuesta tiene tan buena recepción en la sociedad, que el día martes 15 de enero asistieron 510 personas, el pico máximo de presencia en el gran playón deportivo.
Cabe mencionar que actualmente el profesor Alejandro Egestti está a cargo de las clases, pero en el transcurso del año 2012 estuvo a cargo de la profesora Silvia Ortiz.
Con ritmo
Con respecto a la actividad propiamente dicha, la hora se divide en diferentes partes: una entrada en calor con chachachá, salsa y ritmos caribeños; después merengue, cuarteto, y luego hay mayor intensidad con ritmos brasileños, cumbia pop y cumbia santafesina. “La gente se engancha con la onda fiestera, cumbia pop, cumbia de la nuestra, esperan la última parte de la clase”, destaca el profesor. “Uno le pone la cuota de picardía tirando pasos y eso a la gente le gusta y comienza una interactuación muy linda. Llega un momento donde se rompe el prejuicio de quién sabe bailar y quién no, y después de eso llegan los agradecimientos. Creo que la buena onda es lo que más aprecian. Ver la felicidad de la gente en el rostro mientras bailan y cuando terminan no tiene precio, ese grado de amor y alegría que uno transmite te vuelve”.
Por último, Egestti destacó que “la selección musical, la buena onda y la retribución de la gente son los condimentos para que el trabajo salga bien, y te das cuenta de eso cuando hay gente que te dice que viene desde el centro, cuando termina de trabajar para venir a bailar hasta la Costanera”.
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