Para ganar hay que saber sufrir. Y esperar. Y ser paciente. Y meter cuando se debe hacerlo. Todo eso tuvo Newell's en su debut copero frente a un Olimpia que llegó con la sola premisa de llevarse algo de un Coloso Marcelo Bielsa que temblaba de pasión. Los rojinegros buscaron y trabajaron para romper el cerrojo defensivo.
La Capital |
Les costó, no fue sencillo ni mucho menos. Tuvieron que esperar hasta el complemento para lograrlo. Fue hasta cuando Maxi _el mejor "refuerzo" de este año_ metió un enganche, buscó el penal y Scocco, siempre él, rompió el molde del partido. Y a partir de ahí todo se hizo más sencillo y selló la enorme victoria de Copa 3-1 con el grito al cielo de Larry Orzán y el rugido feroz de la Fiera.
Mucho tuvo que trabajar el equipo del Tata Martino. Olimpia planteó un juego como el que se presumía, formando una muralla atrás, luchando a rabiar en el medio, presionando y buscando el error leproso. Newell\'s trató de imponer el juego de siempre, con la pelota en su poder, haciéndola circular e intentando entrarle por algún sector. Tuvieron que pasar casi setenta minutos para cachetear al elenco guaraní. A Maxi lo bajaron dentro del área y Scocco, de penal, no falló. Como siempre mandó al arquero a sacar la pelota dentro de área.
Toda la previa comenzaba a tener un sentido pleno. Porque la jornada de enamoramiento se había iniciado antes de las 17.15, horario de apertura de las puertas del Coloso. Una gran cantidad de hinchas se instalaron en las afueras del estadio y a la hora señalada todo era rojo y negro, para darle el marco especial a la presentación del equipo no sólo en este primer choque de 2013 en casa sino para el debut en la Copa. ¡Y vaya que valió la pena estar en el Coloso!
Porque Newell\'s mostró su potencial, sacó a relucir su juego y su temple. Y golpeó en la primera chance concreta que tuvo. Para obligar a su rival a salir de la cueva, arriesgar algo y ahí la Lepra pegó fuerte para noquear. Ni siquiera el descuento de Bareiro impacientó porque rápidamente Maxi hizo trizas las pequeñas esperanzas que nacieron en Olimpia y que apenas duraron un puñado de segundos.
La recompensa a la entrega llegó y fue justificada. Porque Newell\'s fue el que apostó, el que buscó y propuso ante un rival que, por momentos, no se amilanó y tuvo algunas chances de inquietar al Patón Guzmán.
Era necesario ganar en el debut en la Copa, sobre todo por ser local. Para arrancar con la ilusión plena e ir a Venezuela con la consigna de sumar sabiendo que tiene crédito acumulado. El rojinegro fue efectivo, pegó en el complemento cuando las fuerzas defensivas de los paraguayos lucían endebles. Y ganó. Para que en el Día de San Valentín todo fuese alegría, Newell\'s se enamore de la victoria y desate su propio carnaval copado.
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