Martín Paz, de 27 años, fue
acribillado desde una moto cuando conducía su flamante BMW deportivo, en
Entre Ríos y 27 de febrero. Condujo tres cuadras herido, y murió en
Corrientes al 2600. Se investiga un "ajuste de cuentas" relacionado con
el narcotráfico.
Un hombre murió ayer a la tarde,
acribillado por los balazos que un motociclista le disparó a quemarropa,
en el semáforo de Entre Ríos y 27 de Febrero, cuando aguardaba al
volante de su lujoso BMW deportivo y 0 kilómetro, junto a su joven mujer
y la beba de ambos. Herido de muerte, condujo tres cuadras más y expiró
en Corrientes al 2600. El auto sin control embistió a dos coches
estacionados, que a su vez chocaron a otros dos más. La esposa y la hija
de la víctima salieron ilesas. La Policía empezó a buscar en las
videocámaras de la zona, a los fines de identificar al homicida. A
priori, el hombre ultimado, identificado como Martín Paz, de 27 años,
tenía ocupación declarada como transportista, y si bien en una primera
instancia se dijo que no tenía antecedentes penales, se investigaba su
conexión con el narcotráfico. De todos modos, alrededor de la escena del
crimen ayer había una sola hipótesis: ajuste de cuentas. Es el segundo
caso en 24 horas que altera la cotidianidad delictiva de la ciudad,
puesto que antenoche el abogado penalista Alberto Tortajada fue baleado
al ingresar a su estudio jurídico, por un hombre que tampoco intento
asaltarlo con intención de robo.
Hacia las 13.50, Paz vestido con jean, remera negra y zapatillas,
conducía por Entre Ríos al sur el BMW Z4 color blanco que había retirado
tres días antes. A su lado, estaba su pareja y su hija. No se dio
cuenta, pero es evidente que sus asesinos lo seguían, acaso desde que
salió de su domicilio, en Viamonte y Entre Ríos. Cuando el semáforo de
27 de Febrero detuvo el tránsito, el verdugo -montado en el asiento
posterior de una moto de alta cilindrada- vio la ocasión, se puso a la
par y sacó un arma -al parecer, una pistola calibre 9 milímetros- que
disparó hasta vaciar el cargador. Aunque el auto llevaba sus vidrios
polarizados arriba, el pistolero no vaciló. La policía contó hasta 9
tiros, tres de los cuales impactaron en el vientre, el pecho y el
hemitórax izquierdo de Paz.A juzgar por el orificio de bala sobre el guardabarros trasero, junto a la antena de radio, y los dos plomos que entraron por un faro trasero, cabe inferir que Paz alcanzó a reaccionar para salir en fuga, y que su matador siguió disparando tres veces más y desde atrás. Con esa seguidilla de balazos sonaron los primeros llamados al 911.
Paz aceleró por Entre Ríos, sus sicarios también; pero él dobló en Gálvez, quizás en procura de alejarse del ataque. Los testigos vieron marcharse la moto ?-una CBR color negra, al mando de un hombre morocho y delgado y su acompañante-?, hacia el sur. Por eso una de las primeras medidas que tomó la policía fue ir en busca de las imágenes de una cámara situada cerca de la esquina fatal, y de otras que estén a lo largo de calle Entre Ríos, con el propósito de identificar al homicida y su vehículo.
La víctima, malherida, viró por Corrientes hacia el centro a toda velocidad, pero enseguida perdió el control del BMW. Primero chocó un Volkswagen Gol estacionado, que a su vez hizo carambola con un contenedor de basura y un árbol. Luego se estrelló contra la cola de una VW Suran, y la empujó algunos metros hasta hacerla chocar contra un Fiat Idea. La escena se detuvo frente al 2645 de Corrientes. Eran las 13.55 y el grueso de la Unidad Regional II acudía al operativo de seguridad del partido que se jugó en el estadio de Rosario Central. "Supieron elegir el momento", observó un detective.
"La chica se bajó con la beba y se puso a gritar y llorar en la vereda. El muchacho ya estaba muerto adentro del auto", contó una de las vecinas que auxiliaron a viuda y a su hijita. Los familiares llegaron casi junto a la policía. Entre los allegados al hombre ultimado había miembros de la familia Cantero, del barrio Las Flores. Eso y el resto de los ingredientes que abonaron el asesinato orientaron las hipótesis de los investigadores encabezados por el juez de instrucción Juan Carlos Vienna hacia una venganza, y a nadie se le ocurrió pensar ni un momento en un intento de robo.
"Alguien lo mandó a matar", musitó el padre del joven asesinado con obvia congoja. Se trata de Luis Paz, manager del boxeador rosarino Sebastián "Iron" Luján, y propietario de camiones. "Venía con la mujer y la nena, que por suerte se salvaron", agregó Paz, y no quiso continuar.
Martín Paz, según fuentes de la investigación, se dedicaba al negocio familiar del transporte. Aunque tenía domicilio en calle Savio, en zona sur, estaba residiendo cerca de donde lo mataron, en Viamonte y Entre Ríos. El poderoso BMW que conducía lo había retirado tres días antes de una reconocida concesionaria. Al cierre de esta edición, no habían trascendido novedades acerca de la búsqueda de los asesinos.
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