jueves, 15 de marzo de 2012

SANTA FE: Otro caso de ataque e intento de robo en el ingreso a Santa Fe

Los apuntaron con un arma tumbera cuando esperaban una grúa, lograron escapar en un auto y el que quedó fue desarmado. “Vimos la nota de Diario UNO y quisimos contar nuestra historia”, dijeron.

 

Destruida. El Citroën Escarabajo ya está en el taller mecánico.
Destruida. El Citroën Escarabajo ya está en el taller mecánico.
El viernes pasado, en horas de la siesta, un santafesino viajaba hacia la ciudad de Santo Tomé cuando se le descompuso el auto en la avenida Mar Argentino. Mientras Fernando esperaba la grúa, al menos tres personas lo alertaron de “lo peligroso” que era quedarse solo en ese lugar.

Entonces, llamó a Araceli, su esposa, quien llegó en el otro auto familiar y ambos solicitaron asistencia policial. Realizaron cuatro llamados al 911, pero nunca les mandaron un patrullero. A las 18.30, tres hombres armados con una escopeta tumbera intentaron abrir la puerta del Chevrolet Corsa. La pareja alcanzó a escapar, pero dejaron atrás el Citroën Escarabajo de color rojo, que lo encontraron algunas horas después, casi desarmado.

Ayer, tras leer en Diario UNO la nota publicada sobre el ataque al periodista Emilio Jatón, ocurrido el lunes a las 15.30 en la misma zona, perpetrado con una metodología de asalto similar, Fernando y Araceli se animaron a contar su propia experiencia, “fundamentalmente por la falta de respuesta policial que tuvimos” y para que “nunca más le suceda esto a nadie”, indicó la pareja.



“Tres tipos grandotes”
El caso de Fernando sucedió el viernes pasado, a las 16.30. Estaba por comenzar un partido de fútbol caliente en la cancha de Colón. Los Rojinegros santafesinos se enfrentaban con Newell’s, cuando al hombre se le descompuso el Citroën Escarabajo de color rojo sobre la avenida Mar Argentino, a la altura del arenero. Pedí a mi señora que venga con otro vehículo para asistirme.

“Como es una zona peligrosa, después de esperar a la grúa durante una hora y alertado por gente de la misma zona, de que el lugar era muy peligroso, decidí llamar al 911, para pedir asistencia policial. Después de tres llamados, me dijeron que la mayoría del personal estaba afectado al partido de Colón, pero que, sin embargo, me enviarían a alguien”, relató Fernando.

Y continuó: “Ya habían pasado más de dos horas sin que llegue ningún policía –y con mi esposa seguíamos esperando dentro del vehículo Chevrolet Corsa–, cuando se nos acercaron tres tipos grandotes, uno de ellos armado con una escopeta tumbera, e intentaron abrir y golpear las puertas del auto con intención de robo”.

Con el temor a flor de piel, Fernando y Araceli escaparon del lugar a toda velocidad y dejaron atrás el Citroën. Horas después, cuando volvieron al lugar, le habían roto las puertas y el baúl. Los delincuentes se habían llevado todo lo que pudieron encontrar, hasta la rueda de auxilio.


Sin chalecos antibalas

Cuando lograron alejarse de la zona donde se produjo la amenaza, Fernando y Araceli se encontraron con un patrullero, que era conducido por el suboficial Juan Francisco Garigliano, que pasaba por el lugar.

“Queremos destacar la buena voluntad que tuvo este policía en ayudarnos y llamar a otro móvil policial. A los pocos minutos, llegaron el comisario principal Kiener y dos policías más. Sin embargo, cuando les pidieron ingresar al barrio, porque sabíamos en qué domicilio se habían refugiado los delincuentes, nos contestaron que no podían ingresar a la zona porque no tenían chalecos antibalas para realizar un procedimiento”, agregó Araceli.

“En conclusión –continuó la mujer– yo me pregunto: ¿el 911 realmente funciona como un número de emergencia? En la comisaría 1ª, del barrio Centenario dónde radique mi denuncia, ni siquiera tenían conocimiento de mis llamados. Acá parece que cuando hay un evento importante en la ciudad –que requiere más servicio policial– el resto de los ciudadanos quedamos desprotegidos. Y finalmente, la policía cuenta con los elementos necesarios para realizar su tarea?”, cuestionó Araceli, sin encontrar respuestas.

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