lunes, 12 de marzo de 2012

NAC. Familiares de las víctimas de la tragedia de Once denuncian: "Nos persiguen los caranchos"

En una nueva reunión, a 16 días del accidente que dejó 51 muertos y 700 heridos, relatan cómo abogados quieren lucrar con su dolor. 

foto perfil.com

Unidos. Los familiares y amigos de los muertos en el choque del pasado 22 de febrero en la estación Once se niegan a que utilicen la memoria de sus seres queridos con otros fines.


Muchos familiares de las víctimas del choque de la estación Once aún no iniciaron medidas legales, ante el temor a los abogados que buscan lucrar con su dolor.

Llevan remeras con rostros sonrientes, fotos de tiempos felices. Pero también pancartas, carteles y cartulinas improvisadas. En todos, se repite el mismo pedido desesperado: justicia. Sin embargo, todo indica que el camino a transitar será largo, porque muchos de ellos aún no han iniciado el recorrido judicial que les brinde una respuesta a tanto dolor.
La escena sucedió el viernes pasado, cuando familiares y allegados a las víctimas de la tragedia de Once se concentraron a 16 días del trágico accidente. En diálogo con PERFIL varios de ellos explicaron que aún no han iniciado las causas judiciales pertinentes porque son víctimas de los “caranchos”, nombre con el que se denomina a los abogados especializados en accidentes de tránsito, que engañan a las familias e intentan obtener acuerdos económicos que los favorezcan.
Perseguidos. Carlos Bustamante, padre de Federico, un joven de 19 años que falleció en el accidente, explica cuán frecuentes se volvieron los llamados y las visitas de estos personajes. “Hoy íbamos a empezar la causa, pero todavía estamos evaluando la situación, porque tenemos que tener mucho cuidado con los ‘caranchos’, nos persiguen, son como pirañas”, se indigna.
En una misma tarde, cuatro abogados se dirigieron a su casa del barrio Matera, en las periferias del partido de Merlo, para convencerlo de que contratara sus servicios. “Me dijeron que eran especialistas en estos casos, que habían trabajado con las víctimas de Cromañón y que tenían 30 años de servicio. Según ellos, me convenía darles el caso porque eran muy duchos en el tema y eso iba a ser necesario porque TBA es muy fuerte”, relata.
Días antes, otro letrado se había comunicado con la familia para intentar persuadirla de llegar a un acuerdo económico con la concesionaria de la línea Sarmiento. “Me dijo que se había comunicado con la empresa y que, como querían evitar tener tantos juicios, me ofrecían 150 mil pesos. Intentó que aceptara, porque el proceso iba a ser muy largo, pero le pedí que no me llamara más”, recuerda.

Sin embargo, los papás de Federico no son los únicos que tuvieron que sufrir estas situaciones. A cuatro días del accidente, dos abogadas, que también referían haber actuado en la causa Cromañón, tocaron el timbre de la familia Báez. “Entraron a mi casa y, cuando les preguntamos de dónde habían sacado la dirección, dijeron que habían visto el nombre de mi hermano, Jonathan, en la lista de muertos. Es increíble que les de la cara para intentar sacar plata en medio de tanta angustia”, critica Romina, hermana del joven de 26 años fallecido en el choque del 22 de febrero pasado.
Romina también recuerda que, el mismo día de la tragedia, tanto la estación de Once, como las morgues judiciales y los hospitales a los que habían sido derivadas las más de 703 víctimas, estaban colmados de este tipo de abogados.
Vanesa Toledo, hija de otra de las víctimas fatales, Graciela Díaz, también sufrió la persecución de los caranchos. “Todavía no habíamos encontrado los cuerpos y ya teníamos un montón de ‘caranchos’ dando vuelta. Empecé a buscar a mi mamá a las 9 de la mañana y, cuando salí del Ramos Mejía a las 11, se me abalanzaron un montón de abogados. Somos súper concientes de que nos tenemos que cuidar de ellos”, asegura.
Todos coinciden en que si bien planean demandar a la empresa, no van a permitir que se busquen beneficios económicos a partir de su desgracia. “Todavía no pudimos definir qué abogado nos va a representar, porque queremos que la persona que lo haga tenga nuestro mismo objetivo de lograr justicia. Mi mamá no vale toda la plata que nos ofrezcan”, resume Vanesa.
En la concentración que protagonizaron el viernes leyeron una carta que deja en claro la postura colectiva: “Debemos cuidarnos, hay muchos intereses mezquinos en el medio. Nadie más que nosotros sabe por lo que estamos pasando. Quien quiera acompañarnos, deberá hacerlo detrás nuestro. Quien intente otra cosa, debe saber que se encontrará con cientos que van a impedirle avanzar con la cara de nuestros muertos”.

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