Los candidatos a la Casa Blanca intercambiaron comentarios llenos de sarcamo en una gala celebrada en Nueva York en la que no faltaron los abucheos.
/Télam |
Los candidatos a la Casa Blanca, Hillary Clinton y Donald Trump, intercambiaron comentarios llenos de sarcamo y humor ácido en una cena benéfica celebrada en Nueva York que además incluyó silbidos al representante republicano.
El encuentro, que se celebró en el hotel Waldorf Astoria, cumplió con una tradición de décadas para invitar a candidatos presidenciales a una cena de gala que les permita reflejar su sentido de humor, pero en esta ocasión coincidió con la etapa final de una áspera campaña de cara a las elecciones de 8 de noviembre.
En un momento, Trump le echó en cara a Clinton que era la primera vez que hablaba con personalidades tan importantes "sin que le paguen por ello".
Y la demócrata destacó la caballerosidad del republicano por mandarle un vehículo para que la trasladara a la cena de esta noche, pero dijo que se trataba de un "coche fúnebre".
En una sola ocasión, cuando terminó su discurso Clinton, ambos candidatos estrecharon la mano, pero en el acto se notó la frialdad que deriva de la áspera relación que han tenido en los últimos meses, subrayó la agencia EFE.
Entre las bromas que hizo Trump figura el supuesto ofrecimiento de Clinton para que, si llega a la Casa Blanca, el magnate neoyorquino se convierta en embajador de Estados Unidos en Irak o Afganistán.
Clinton reconoció que no era conocida por su sentido del humor, aunque sostuvo que siempre ha destacado por el buen ánimo demostrado en las fiestas a las que ha acudido, a pesar de que reconoció que solo habían ido a tres.
Al margen de las bromas, Trump llegó a calificar a Clinton de "corrupta", tanto que "la echaron de la Comisión del Watergate", lo que generó abucheos de parte del público,
Clinton retrucó al decir que cuando la gente reconoce en la Estatua de la Libertad un símbolo que ilumina a los inmigrantes, el magnate republicano solo ve un "cuatro", aludiendo a comentarios machistas de Trump valorando el físico de las mujeres entre uno y diez.
La gala se realizó ante un millar de personas, de rigurosa etiqueta, en la que Clinton y Trump se sentaron muy cerca, separados sólo por el arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Michael Dolan.
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