Foto: Telam
Telam
La foto de Omran Daqneesh, un niño de cinco años con la cara cubierta de sangre y polvo, sentado en la parte trasera de una ambulancia tras resultar herido en un bombardeo en la ciudad de Alepo, se convirtió hoy en una nueva imagen del horror de la guerra en Siria.
El menor -cuya imagen aparece en un video difundido por Alepo Media Center (AMC), un grupo activista contrario al presidente sirio, Bashar Al Assad- integra el grupo de cinco niños y tres adultos heridos durante el ataque al barrio de Qaterji, según informaron fuentes médicas citadas por la agencia de noticias EFE.
En el video, que se viralizó rápidamente en Internet, el niño aparece con pantalón y camiseta corta, sentado en el asiento naranja de la ambulancia, y mirando desconcertado a su alrededor, antes de tocarse la zona herida y observar con sorpresa su mano, que restriega contra el asiento para limpiarse la sangre.
A la ambulancia llegan después otro niño, una niña y un hombre, rescatados de las mismas viviendas en Qaterji.
Este caso recuerda al niño kurdo sirio Aylan Kurdi, cuya imagen ahogado en la playa turca de Bodrum dio la vuelta al mundo y se convirtió en un símbolo de la tragedia de los refugiados sirios que intentan llegar a Europa.
Hoy, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, dijo que los 2 millones de civiles que viven en Alepo necesitan que las partes que combaten por el control de la ciudad siria acuerden una pausa humanitaria de al menos 48 horas para permitir la entrada de ayuda vital.
En una rueda de prensa en Ginebra sobre la crisis en la ciudad del norte de Siria, el diplomático dijo que la asistencia humanitaria podría así llegar tanto al este de la urbe, controlado por grupos rebeldes, como a la zona oeste, dominada por las fuerzas gubernamentales y sus milicias aliadas.
De Mistura afirmó que ningún convoy humanitario ha podido entrar en el último mes a áreas sitiadas por el gobierno o grupos rebeldes en Siria a causa de los combates.
Como muestra de esta frustración, suspendió hoy, ocho minutos después de haberse iniciado, la reunión semanal de un grupo de trabajo para el acceso humanitario en Siria y del que forman parte una veintena de países influyentes en el conflicto.
"He suspendido la reunión como un símbolo de nuestro profundo descontento por el hecho de que debido a la falta de una tregua no está llegando ayuda a Siria", dijo a la prensa el representante de la ONU.
Alpeo, la ciudad más grande y más poblada de Siria hasta antes del inicio de la guerra, en 2011, está dividida desde mediados de 2012 en una zona este bajo control rebelde y otra oeste dominada por el Ejército nacional sirio y el gobierno del presidente Bashar Al Assad, que es apoyado por ataques aéreos de Rusia.
Allí, el Ejército y los rebeldes libran una feroz batalla apenas interrumpida por efímeros altos el fuego, en los que ambas facciones logran avances y retrocesos sin que ninguno consiga dominar la situación.
El Ejército cuenta con el apoyo aéreo de su aliado ruso, la milicia chiita libanesa Hezbollah y unidades de élite de la Guardia Republicana iraní.
El principal bloque rebelde, en tanto, lo integran una amplio arco de milicias islamistas agrupadas en el llamado Ejército de la Conquista, una coalición formada por varios grupos encabezada por el Frente de la Conquista de Levante (hasta hace poco el Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda).
Estados Unidos, en tanto, apoya a los opositores menos radicales, y Arabia Saudita Turquía y las monarquías del Golfo, apuestan por grupos de inspiración salafista.
La ONU y otros organismos internacionales han advertido de una catástrofe humanitaria en ciernes para los civiles en Alepo, donde los combates han dejado a 2 millones de personas sin agua, casi sin alimentos ni medicamentos.
La ONU estima que más de 280.000 personas murieron y 12 millones se convirtieron en refugiados o desplazados en Siria desde el comienzo del conflicto entre el gobierno y grupos rebeldes, en su mayoría islamistas, que quieren derrocar a Al Assad.
La semana pasada, organización humanitaria, Save the Children denunció un aumento de los ataques contra los colegios en las ciudades de Idlib y Alepo, en el norte de Siria, donde los bombardeos y enfrentamientos se intensificado en los últimos meses.
Según la ONG, seis colegios fueron atacados en apenas siete días, lo que provocó la muerte de varios niños y profesores.
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