Lo más probable es que el municipio vuelva a extender la fecha límite para usarlas en supermercados y comercios de la ciudad. En el Concejo hay un proyecto que permitiría dar bolsitas biodegradables.
/ElLitoral |
A pesar de que parece haber consenso en la necesidad de no usar más las bolsistas plásticas en los supermercados y comercios, la ciudad lleva más de cuatro años intentando prohibirlas (siete si se considera el momento en el que los concejales aprobaron la ordenanza marco). En diez días vence el plazo límite para utilizarlas, pero de no aprobarse un nuevo proyecto que el municipio envió al Concejo lo más probable es que se vuelva a extender el plazo, una vez más.
Los argumentos contra las bolsitas de polietileno —las tipo “camiseta”, a base de polímeros no biodegradables (en general, derivados del petróleo)— son conocidos. Los resumió con un arsenal de datos el ex intendente Mario Barletta a finales de 2011, cuando anunciaba la primera prohibición para usar las bolsitas, que si se hubiera cumplido las habría “erradicado” el 19 de marzo de 2012.
Barletta dijo que cada una de esas bolsas tarda 200 años en degradarse, que tapan los desagües en una ciudad vulnerable cuando llueve —hoy se pueden ver en los reservorios del oeste— y que los santafesinos utilizan 273 millones de bolsitas por año (más de 748.000 por día) por un espacio de solo 12 minutos, en promedio, que básicamente es el tiempo que van del supermercado o el almacén a casa.
En ese entonces, lo que el municipio estaba haciendo era reglamentar una ordenanza del Concejo Municipal (11.601) que se había aprobado en 2009. La fecha del 19 de marzo no se cumplió, como tampoco la del 1 de enero de 2014 y quizás tampoco se llegue al 31 de agosto de este año. Hay otras ciudades que han podido avanzar con este cambio hacia una ciudad más sustentable. En Rosario, por ejemplo, los supermercados no entregan más bolsitas desde abril de este año.
“Todo cambio de hábitos lleva un proceso de tiempo. Tuvimos reuniones con concejales, supermercadistas y comerciantes, y esperamos que pueda sancionarse próximamente el proyecto superador que enviamos al Concejo”, planteó María Soledad Álvarez, secretaria de Producción del municipio, en diálogo con El Litoral.
Este proyecto establece una modificación importante: mantiene la prohibición de entregar bolsitas hechas con polímeros sintéticos —salvo las que se utilizan para el envasado de alimentos— pero permite las biodegradables, que están hechas a partir de polímeros vegetales, que se obtienen del maíz, el trigo y la papa, entre otros cultivos.
“Estas bolsitas son un poco más caras pero dan una alternativa; de hecho algunas ciudades las han adoptado. Se biodegradan en un plazo de 6 a 24 meses”, destacó Álvarez. Con solo sesión pendiente antes del 31 agosto, para difícil que el Concejo apruebe las modificaciones a la ordenanza 11.601 antes de que venza el plazo.
“Es probable que se requiera más tiempo, quizás un mes más, para terminar de articular los acuerdos para sancionar la nueva norma, pero hay consenso en la necesidad de prohibir las bolsas sintéticas”, adelantó el concejal Carlos Suárez (Frente Progresista/UCR), en una entrevista con El Litoral.
El edil explicó que la idea es desalentar el uso de todas las “bolsitas”, porque también las biodegradables pueden terminar en los desagües o reservorios. “La ventaja que tienen es que en el relleno sanitarios se degradan rápidamente y que le dan una alternativa a los comerciantes cuando el cliente no tenga una bolsa reutilizable”, destacó Suárez.
La posición de los supermercadistas
Los referentes de los supermercados coinciden en la necesidad de avanzar con la iniciativa. “Venimos alentando la posibilidad de hacer este cambio y nos vamos a volver a reunir con los concejales y los funcionarios del municipio en estos días. Nos parece una medida importante para una ciudad que está en el valle aluvional del río”, reconoció Gabriel Silva, presidente de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Santa Fe.
En relación con las bolsas biodegradables, Silva advirtió que el costo puede ser una dificultad, por el aumento en un insumo clave: el maíz (de cuyo almidón se pueden obtener los polímeros vegetales que forman la bolsa), que incrementó su cotización en el país porque no tiene más retenciones ni restricciones comerciales.
“Nos convencen más la bolsas de tela y otros materiales que son reutilizables y que podríamos vender al costo. Pero también sería interesante tener una alternativa para cuando el cliente no trajo su propia bolsa”, señaló Silva, que consideró fundamental que el municipio encaré una campaña de concientización para que la gente se acostumbre a este cambio de hábito.
El tramo final de 2016 definirá si la ciudad sigue dando vueltas con el tema de las bolsitas, que pareció “congelarse” en los últimos tres años, o avanza en una política que tiene un importante impacto ambiental y en la gestión del riesgo hídrico.
Los argumentos contra las bolsitas de polietileno —las tipo “camiseta”, a base de polímeros no biodegradables (en general, derivados del petróleo)— son conocidos. Los resumió con un arsenal de datos el ex intendente Mario Barletta a finales de 2011, cuando anunciaba la primera prohibición para usar las bolsitas, que si se hubiera cumplido las habría “erradicado” el 19 de marzo de 2012.
Barletta dijo que cada una de esas bolsas tarda 200 años en degradarse, que tapan los desagües en una ciudad vulnerable cuando llueve —hoy se pueden ver en los reservorios del oeste— y que los santafesinos utilizan 273 millones de bolsitas por año (más de 748.000 por día) por un espacio de solo 12 minutos, en promedio, que básicamente es el tiempo que van del supermercado o el almacén a casa.
En ese entonces, lo que el municipio estaba haciendo era reglamentar una ordenanza del Concejo Municipal (11.601) que se había aprobado en 2009. La fecha del 19 de marzo no se cumplió, como tampoco la del 1 de enero de 2014 y quizás tampoco se llegue al 31 de agosto de este año. Hay otras ciudades que han podido avanzar con este cambio hacia una ciudad más sustentable. En Rosario, por ejemplo, los supermercados no entregan más bolsitas desde abril de este año.
“Todo cambio de hábitos lleva un proceso de tiempo. Tuvimos reuniones con concejales, supermercadistas y comerciantes, y esperamos que pueda sancionarse próximamente el proyecto superador que enviamos al Concejo”, planteó María Soledad Álvarez, secretaria de Producción del municipio, en diálogo con El Litoral.
Este proyecto establece una modificación importante: mantiene la prohibición de entregar bolsitas hechas con polímeros sintéticos —salvo las que se utilizan para el envasado de alimentos— pero permite las biodegradables, que están hechas a partir de polímeros vegetales, que se obtienen del maíz, el trigo y la papa, entre otros cultivos.
“Estas bolsitas son un poco más caras pero dan una alternativa; de hecho algunas ciudades las han adoptado. Se biodegradan en un plazo de 6 a 24 meses”, destacó Álvarez. Con solo sesión pendiente antes del 31 agosto, para difícil que el Concejo apruebe las modificaciones a la ordenanza 11.601 antes de que venza el plazo.
“Es probable que se requiera más tiempo, quizás un mes más, para terminar de articular los acuerdos para sancionar la nueva norma, pero hay consenso en la necesidad de prohibir las bolsas sintéticas”, adelantó el concejal Carlos Suárez (Frente Progresista/UCR), en una entrevista con El Litoral.
El edil explicó que la idea es desalentar el uso de todas las “bolsitas”, porque también las biodegradables pueden terminar en los desagües o reservorios. “La ventaja que tienen es que en el relleno sanitarios se degradan rápidamente y que le dan una alternativa a los comerciantes cuando el cliente no tenga una bolsa reutilizable”, destacó Suárez.
La posición de los supermercadistas
Los referentes de los supermercados coinciden en la necesidad de avanzar con la iniciativa. “Venimos alentando la posibilidad de hacer este cambio y nos vamos a volver a reunir con los concejales y los funcionarios del municipio en estos días. Nos parece una medida importante para una ciudad que está en el valle aluvional del río”, reconoció Gabriel Silva, presidente de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Santa Fe.
En relación con las bolsas biodegradables, Silva advirtió que el costo puede ser una dificultad, por el aumento en un insumo clave: el maíz (de cuyo almidón se pueden obtener los polímeros vegetales que forman la bolsa), que incrementó su cotización en el país porque no tiene más retenciones ni restricciones comerciales.
“Nos convencen más la bolsas de tela y otros materiales que son reutilizables y que podríamos vender al costo. Pero también sería interesante tener una alternativa para cuando el cliente no trajo su propia bolsa”, señaló Silva, que consideró fundamental que el municipio encaré una campaña de concientización para que la gente se acostumbre a este cambio de hábito.
El tramo final de 2016 definirá si la ciudad sigue dando vueltas con el tema de las bolsitas, que pareció “congelarse” en los últimos tres años, o avanza en una política que tiene un importante impacto ambiental y en la gestión del riesgo hídrico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario