Foto: Flavio Raina
El Litoral
Joaquín Fidalgo - jfidalgo@ellitoral.com
Violento asalto en Barrio San Lorenzo
Mario Rodríguez tiene 27 años y se gana la vida trabajando “de lunes a lunes” en una rotisería. Es padre de un niño sordomudo de 11 años y una pequeña de 6. Además, su esposa, Yésica (de 24) está embarazada. Hoy, cerca del mediodía, fue asaltado en su propio barrio San Lorenzo por un delincuente que le vació el tambor de su revólver. Afortunadamente, sólo uno de los proyectiles dio en el blanco, en su pantorrilla izquierda, y no le ocasionó una herida de gravedad.
Rogríguez fue interceptado por el violento ladrón aproximadamente a las 11. “Yo andaba en la moto. Dejé a mi cuñado en la escuela, donde concurre a un taller. Después, cuando iba para mi trabajo, pasó todo esto. En la esquina de Entre Ríos y Santiago de Chile me encontré con dos pibes en la calle. Me dí cuenta de que iban a asaltarme y doblé por Entre Ríos hacia el norte, pero ahí me estaba esperando otro con un arma. Seguramente tenían todo planeado y actuaban juntos. Se me tiró encima y yo aceleré. Entonces me dio una ‘piña‘en la cara y me hizo caer. Después, comencé a forcejear con él y me tiró el primer tiro en la pierna. Me revisó entero, me desvistió prácticamente y me quitó el celular y la billetera. ‘No vas a hablar‘, me amenazó. Traté de salir corriendo y en ese momento me disparó otras cuatro o cinco veces. Afortunadamente, no me pegó. Yo sentí que me pasaron cerca del cuerpo los balazos”, recordó esta mañana Rodríguez, al salir de la sala de guardia del Hospital Cullen.
Herido y ya sin sus pertenencias, el joven tomó su moto y solo manejó hasta el mencionado centro público de salud, donde los médicos le brindaron asistencia. Tiene un proyectil alojado en su pantorrilla izquierda, pero el plomo no le provocó ninguna lesión de importancia.
El malviviente escapó por la misma cortada por la que había llegado. Los vecinos volvieron a apuntar a la incombatible “banda del pasillo”, cuya guarida está ubicada a pocos metros del lugar del hecho. “Pobre muchacho, le hizo bajar los pantalones hasta los tobillos para revisarlo... y encima después lo baleó. Esto es algo común por acá. A toda hora estos pibes están robándole a los vecinos. La Policía Táctica está en la zona, pero se ve que no es suficiente. Hasta le roban a los chicos que van o vienen de la escuela. Les sacan los celulares, la plata, la mochila y hasta los útiles”, relató una mujer en la escena del violento robo.
“Entre otras cosas, le robaron los documentos de mi hijo. El carné de discapacidad. Tengo mucha bronca por lo ocurrido. Mi marido no se mete con nadie. Labura todo el día, de lunes a lunes. Entra a la mañana y sale al mediodía para buscar al nene en la escuela, porque le dan permiso. Después vuelve a trabajar hasta las 23. Es muy responsable y un muy buen padre. Casi me lo matan hoy”, se preocupó Yésica, mientras aguardaba en un pasillo que a su esposo le den el alta.
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