Desde entonces, su recorrido estuvo dominado por el surrealismo y la intolerancia: mientras se convertía en objeto de burla por el tamaño de sus manos, las mentiras de suuniversidad o sus insultos contra la esposa de Ted Cruz; Trump agredía aperiodistas, prometía construir un muro en la frontera y ganaba popularidad entre los votantes republicanos.
“Trump forjó una nueva marca política basada en la ira y la denuncia”, escribió Declan Walsh, uno de nuestros corresponsales en la Convención Republicana.
La nominación de Trump es un momento transformador en la política estadounidense, sostiene Walsh: el partido de Abraham Lincoln, fundado bajo la premisa de acabar con la esclavitud, estará dirigido por un multimillonario que ha dividido al país y a los republicanos como ningún otro en décadas.
“Nadie conoce el sistema mejor que yo, por eso solo yo puedo arreglarlo”, dijo Trump al aceptar la nominación, y volvió a prometer que construiría un muro en la frontera.
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