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jueves, 23 de junio de 2016

Crimen en barrio Candioti Penoso fin de un hombre solo

Tenía 62 años y cuidaba un edificio en construcción en Castellanos al 1400. Lo asesinaron de varias puñaladas.

Foto: Flavio Raina

Danilo Chiapello
dchiapello@ellitoral.com

Sin familia y sin hogar. 

Así terminaron los días de Julio Rey Laconich (62), el hombre que hoy fue encontrado sin vida en el interior de un edificio en construcción, ubicado en Castellanos 1400 (barrio Candioti).

Llamó la atención a los albañiles que esta mañana llegaron al lugar para iniciar otra jornada de trabajo que Julio (quien oficiaba de sereno) no hubiera salido a recibirlos. Pero al cabo de algunos minutos, el misterio quedó develado. 

En el interior de uno de los departamentos, el nombrado fue encontrado sin vida. Su cuerpo estaba bañado en sangre y con numerosas heridas de arma blanca, sobre todo, en la zona del cuello, rostro y en tórax. 

También tenía algunos cortes en los antebrazos, pero se estima que esas lesiones fueron ocasionadas cuando se defendió de su agresor.

El o los autores del hecho dejaron en la escena del crimen el elemento que utilizaron para matar, una cuchilla del tipo “carnicero”.

Según trascendió ninguna de las pocas pertenencias que tenía el infortunado faltaba, por lo que se descarta el móvil del robo. 

Con lógico estupor los trabajadores dieron cuenta de lo acontecido a los responsables de la obra y a la policía. Al lugar acudieron agentes de la seccional 3a. (intervienen por jurisdicción) junto a personal de Homicidios de la PDI y hasta las máximas autoridades de la Unidad Regional I. También se hizo presente el fiscal regional, Dr. Jorge Nessier, quien supervisó los trabajos de los pesquisas.

Foto: Flavio Raina
Vecinos sorprendidos

Nada hacía pensar semejante final para este hombre.

Los vecinos de la cuadra, que se acercaron ante la presencia de los patrulleros y la gran cantidad de uniformados, a medida que se enteraban de lo ocurrido quedaban en evidente estado de conmoción. 

El ultimado fue descripto como un hombre sumamente amable y servicial. “Era muy respetuoso y reservado con todos. No entiendo quién pudo haberle hecho tanto mal”, dijo atribulada una señora, mientras observaba el ir y venir de los pesquisas.

En sus frecuentes diálogos con los vecinos, supo confiarles que se encontraba solo. Y que su única familia era una hija, la que se encontraría viviendo en el exterior. 

Foto: Flavio Raina
  
Vida austera

De la víctima se supo que llegó al barrio hace poco menos de un año.
Venía procedente de la zona de 27 de Febrero, frente al edificio del Correo, donde se ganaba unos pesos como “trapito” o cuidador de autos. 

Fue haciendo dichas tareas, que entró en relación con uno de los responsables del edificio a hacerse en barrio Candioti. Este empresario, al ver la precaria situación de Julio, le ofreció trabajo como sereno en su emprendimiento. 

Uno de los futuros departamentos de ese edificio hizo las veces de su refugio. Allí vivió de manera austera junto a dos perros callejeros, a los que cuidó y protegió hasta sus últimos días. 

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