Lucas Fernández tenía 20 años y este viernes a la mañana iba en moto con un amigo cuando los atacaron brutalmente en barrio Parque Casas. Hay dos sospechosos.
La Capital |
"Lo mataron por un par de zapatillas que encima pidió prestadas para sentarse a la mesa de Navidad, porque en vez de gastar el dinero en él prefirió comprarle ropita a su hijo". Desconsolada, la madre de Lucas Joel Fernández, de 20 años, no encontraba explicación a la muerte de su hijo, baleado en la cabeza ayer a la mañana en un aparente intento de robo mientras circulaba como acompañante de una moto en Lambaré y Ernesto Renán, en el barrio Parque Casas. Aunque hasta el momento no se lo pudo identificar, el conductor del rodado habría resultado herido. En tanto, hay dos personas detenidas bajo la sospecha de haber cometido el homicidio.
Lucas Joel había pasado la Nochebuena junto a su mujer, su hijo de un año, padres, primos y abuelos. Todos compartieron la mesa en la casa que ocupan en Olivé y Calle 37. Y como se estila en miles de familias, algunos amanecieron allí.
Cuando despuntaban las primeras luces del día, sobre las 6.30, llegó a la casa un conocido de Lucas a bordo de una moto, según indicó la familia. Y enseguida surgió la idea de ir al río con amigos y primos.
Pero para completar el plan faltaba una conservadora que ambos salieron a pedir prestada. Y allí todo sucedió muy rápido. Los jóvenes hicieron no más de diez cuadras hasta Lambaré y Ernesto Renán (Sorrento al 1100), una zona que no era frecuentada por Lucas, pero sí por su circunstancial compañero.
Ataque salvaje. Lo que sucedió en menos de media hora es materia de investigación. La madre de Lucas, María del Carmen, recogió la versión que le dieron los vecinos y ocasionales testigos de un ataque salvaje y a sangre fría motivado en un aparentemente intento de robo.
"Los vecinos me dijeron que los corrieron, que los golpearon y que cuando Lucas cayó lo remataron de un tiro en el piso. Lo mataron como a un perro por un par de zapatillas. Yo no sé si esa gente (los agresores) tenía problemas con el otro chico, y no sé si él lo entregó a mi hijo", se interrogaba en diálogo con este diario.
Apenas le informaron la trágica novedad, la mujer rápidamente se acercó al lugar donde su hijo agonizaba. "Todos los vecinos me dijeron que la gente que lo mató vende droga, que están cansados porque andan a los tiros y se creen los dueños del barrio. Esa inmundicia le quitó la vida a mi hijo", dijo entre sollozos.
"Estuvo tirado como un perro durante varias horas hasta que vino la ambulancia. Una chica que se acercó primero me dijo que estaba vivo, pero la ambulancia tardó cuatro horas en llegar", denunció la mujer sobre la deficiencia del sistema de emergencias. "Al otro chico ni lo conozco, creo que también lo balearon y lo llevó un vecino al hospital".
Al destacar el don de buena persona de su hijo, María del Carmen recordó una circunstancia que explica el contexto social en el que vive. "Durante la tarde Lucas le compró ropita a su hijo y no le alcanzó a él para comprarse zapatillas. Por eso le pidió prestado un par a su primo, las cepilló, las lavó y se sentó a la mesa. Esas son las zapatillas que le quisieron robar", describió la mujer con el dolor inexplicable de perder a un hijo el día de Navidad.
Hipótesis. Lejos de lo que supo la mujer quedaron algunas versiones barriales. En primera instancia se dijo que Lucas mantuvo una pelea con un muchacho de la zona a la que llegó con su compañero, y que tras un cruce de palabras esa persona esgrimió un arma y le disparó.
Lo cierto es que tras la intervención de una brigada de la Policía de Investigaciones (PDI) al mando del fiscal Miguel Moreno, dos personas fueron detenidas y sindicadas como los principales sospechosos del asesinato de Lucas.
Las principales evidencias en las que se ampara el señalamiento contra ellos es el relato de vecinos y testigos que observaron la secuencia y mencionaron como primera motivación del ataque la resistencia que ofrecieron Lucas y su compañero al intento de robo de la moto en la que iban y sus pertenencias.
Otro dato que se tuvo en cuenta para encaminar la pesquisa es que pasada la medianoche de ayer un vecino llamó al 911 para advertir que una persona realizaba disparos de arma de fuego en la zona Lambaré y Ernesto Renán.
Lucas Joel convivía con su mujer de 19 años, con quien concibió un hijo que ahora tiene un año. Y trabajaba como empleado de una empresa metalúrgica donde se dedicaba a las soldaduras. "Yo quisiera que ustedes vengan al barrio para que vean lo que era mi hijo. Por eso lo voy a velar acá, en la casa, para que sus amigos lo puedan despedir. Porque muchos no tienen dinero para trasladarse a una sala velatoria. No hay derecho que le quiten la vida de esa manera", dijo desconsolada María del Carmen mientras esperaba que le entregaran el cuerpo de su hijo.
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