Un equipo del Idicer estudia la relación materno-fetal cuando la gestante es portadora, y cómo repercute en la respuesta del sistema inmune del bebé. Es una patología difícil de estudiar porque las lesiones aparecen tras 20 años.
Rosario 12 |
Un grupo de investigación del Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (Idicer Conicet-UNR) estudia la relación materno-fetal en el Mal de Chagas; es decir, qué pasa cuando una mujer que es portadora de la enfermedad está embarazada y cómo repercute esto en la generación de la futura respuesta del sistema inmune que tendrá ese bebé. "Nuestro interés es estudiar la relación materno-fetal teniendo en cuenta que el sistema inmune se autogenera en el período de gestación. De acuerdo a lo que sucede en ese momento se van formando todos los conocimientos acerca de lo que el sistema inmune va a responder o no", indicó el doctor Héctor Dávila, integrante del Laboratorio de Estudios en Enfermedad de Chagas del IDICER y docente de la Facultad de Ciencias Médicas.
Dávila, quien trabaja en el tema hace más de veinte años, y dirige el equipo que integran Silvia Revelli, Griselda Dídoli y Oscar Bottasso, explicó que el sistema inmune es un conjunto de estructuras y procesos biológicos que lo protege contra enfermedades, y que detecta una amplia variedad de agentes infecciosos como bacterias, virus y parásitos y necesita distinguirlos de las células propias del organismo para funcionar correctamente.
"El bebé que se está desarrollando, su sistema inmune se está forjando en contacto con la respuesta inmune de la madre y con el antígeno del trypanosoma cruzi", indicó Dávila, para luego agregar que en el trabajo experimental que se desarrolló en el Instituto de Inmunología, se detectaron resultados positivos. Esto significa que efectivamente la situación de la madre condiciona la respuesta inmune que va a dar su hijo.
"Se sabe que alrededor del 5 por ciento de las mujeres infectadas tienen hijos infectados, sólo el 5 por ciento, es un porcentaje bajo, y no depende de la cantidad de parásito que tenga en la sangre la madre, pero aún no se sabe por qué sucede esto", manifestó Dávila y añadió que en su modelo experimental en ratas también obtuvieron ese porcentaje de transmisión a la descendencia.
"En las personas que han tenido contacto tempranamente con el antígeno trypanosoma cruzi, la respuesta inmune se ve modificada, esté o no infectada la cría; es decir, se modula la respuesta inmune de forma distinta con respecto al trypanosoma cruzi, es como si ya lo conociera", agregó. El investigador comentó que también modifica la aparición de las lesiones histológicas, que son procesos inflamatorios en los tejidos del individuo infectado. Se disminuye significativamente el porcentaje de personas que desarrollan lesiones histopatológicas, aunque tampoco se conocen, por el momento, las causas de este cambio.
Un mal desatendido
La enfermedad de Chagas, también conocida como Mal de Chagas, es causada por el parásito protozoo Trypanosoma cruzi. Se encuentra en zonas endémicas de 21 países de América Latina, entre ellos Argentina, y se transmite a los seres humanos principalmente por las heces de vinchucas -vector que transmite el parásito- un insecto que suele habitar en viviendas precarias, principalmente construidas por adobe. En general, la vinchuca pica en una zona expuesta de la piel y defecan cerca de la picadura, entonces cuando la personas se frota instintivamente el lugar donde fue picada, los parásitos penetran en el organismo.
La enfermedad tiene dos fases, la inicial, luego de contraer la infección, que dura alrededor de dos meses y casi no presenta síntomas, donde circulan por la sangre una gran cantidad de parásitos. Durante la fase crónica, los parásitos permanecen ocultos y con el paso del tiempo, debido a los daños causados principalmente en el corazón, la infección puede causar muerte súbita o insuficiencia cardíaca.
"No se sabe lo que pasa en el ser humano, no se conoce la fisiopatogenia, hace muchísimos años que se está tratando de saber por qué se generan esas lesiones en el corazón, y todavía no se sabe, porque es muy difícil de estudiarlo, ya que las lesiones aparecen 20 años después de que el individuo se infectó", indicó Dávila.
En la actualidad, la cantidad de infectados en Argentina es muy variable, porque hay zonas de alta endemicidad (prevalencia de la infección) y otras de muy baja, y eso depende de la presencia de la vinchuca, que es la que trasmite el parásito. "Por ejemplo, en el norte de la provincia de Santa Fe, el 40 por ciento de la población rural está infectada con el parásito, son chagásicos. Si vas bajando, va disminuyendo la endemicidad. En la zona sur de Santa Fe es alrededor del 1 por ciento, es mucha la diferencia que hay dependiendo de la región de donde se encuentra el individuo", explicó el especialista.
El Mal de Chagas es considerado por la Organización Mundial de la Salud como una de las enfermedades desatendidas, por afectar a poblaciones marginales, residentes en zonas rurales. Estas enfermedades reciben poca atención y no están dentro de las prioridades de la salud pública.
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