Colón volvió a ser una sombra y cayó como local por 1-0 frente a Sarmiento –rival directo por el descenso–, con gol en contra de Yamil Garnier, y extendió su anemia de victorias en el Brigadier López. El equipo se retiró en medio de una silbatina, a una semana del clásico.
Diario UNO |
El grito que bajó desde los cuatro costados para los jugadores y el cuerpo técnico apenas Diego Abal pitó el final del encuentro ante Sarmiento fue claro y contundente. Una señal inequívoca del clima que se va a respirar en la semana previa al partido ante Unión que se jugará el próximo domingo en el estadio Brigadier López.
Este plantel y también los dirigentes saben que en el derby se juegan muchas más cosas que las habituales. La gente se cansó de este equipo, de lo muy poco que brinda dentro del campo de juego y estalló como pocas veces en los últimos tiempos, máxime si se tiene en cuenta que cada vez más se complica con el promedios.
Cuando Colón tenía todo servido en bandeja para llegar de la mejor manera a enfrentar a su rival de toda la vida, desaprovechó de manera inexplicable esta oportunidad para quedar sumido en una situación delicada. El conjunto rojinegro quedó golpeado y aturdido con una serie de interrogantes que intentará develar de manera urgente si no quiere profundizar este presente.
El elenco que conduce Darío Franco recibió a un rival que hacía 12 partidos que no ganaba y que llegaba precedido de una crisis futbolística. Sin embargo Colón se encargó de disimular las limitaciones de su rival y le hizo las cosas muy fácil para que se alzara con los tres puntos. Con muy poco, el elenco juninense se mostró superior en la primera etapa justificando el resultado que, encima, llegó por intermedio de un gol en contra de Yamil Garnier.
Peor imposible para el Sabalero, que nunca supo cómo jugar este partido y que terminó consumido por los nervios y la impaciencia, sin saber absorber la presión que ejercía el público. La pelota le quemaba en los pies a los futbolistas que, en vez de atacar, avanzaban y se sacaban el balón de encima con pelotazos largos y previsibles para que se luzcan los marcadores centrales: Franco Peppino y Francisco Dutari.
Colón extrañó horrores a Alan Ruiz el jugador más pensante que tiene este plantel y quizás el único apto para hacerse cargo de manejar el balón, tanto en movimiento como en pelota quieta. Aún con las intermitencias que presenta su juego, está claro que el ex-San Lorenzo es el único que contagia al resto de sus compañeros para hacer algo diferente.
El conjunto local equivocó siempre los caminos y en eso mucho incidió la ausencia del enganche, quien al menos se la entrega redonda a un compañero. Sin la pausa que lo caracteriza, Colón abuso del vértigo y de querer imponer condiciones a través del aspecto físico y no futbolístico. Seguramente el partido ante Unión jugó de manera negativa en los futbolistas que actuaron ayer ante Sarmiento. Inconscientemente el jugador se predispone de una manera distinta en la previa de un clásico, más allá que Colón viene jugando mal desde hace tiempo.
Ese triunfo ante Newell’s fue apenas un espejismo en medio del desierto, que contó con una destacada actuación de Jorge Broun y la eficacia de Pablo Vegetti, que marcó el único gol del partido.
Pero la realidad indica que ante la Lepra, el equipo que conduce técnicamente Darío Franco no fue de ninguna manera superior a su rival y ganó por los imponderables que tiene el fútbol y la falta de lógica. Además, no es casualidad que este equipo sufre demasiado cuando debe enfrentarse al clamor popular.
De hecho, los dos últimos triunfos que consiguió lo hizo en calidad de visitante, ya que como local apenas ganó dos partidos en todo el campeonato. Frente a Olimpo 1-0 y contra Atlético de Rafaela por 2-1, con un tanto de Lucas Alario en el final del partido, tras un rebote fortuito para vencer al arquero.
Haciendo foco en estos antecedentes, los jugadores y el entrenador deberían tomar nota de esta situación para tratar de corregirla; se sabe que en los últimos tiempos y, por pedido del entrenador, se sumó un psicólogo para trabajar con los futbolistas. Es verdad que este profesional puede ayudar u orientar, pero de ninguna manera resolver la cuestión interna vinculada al jugador.
No es casualidad que le cueste tanto sumar en condición de local cuando, en todo caso, debería aprovechar el aliento del público para volcarlo de manera positiva. Las estadísticas indican que de los 23 puntos que sumó Colón en este torneo, 12 de ellos los obtuvo fuera de casa y con un partido más.
En la semana Franco tendrá que trabajar en la parte anímica y reforzar la confianza en estos jugadores que se sienten superados por el contexto. Será vital la vuelta de Pablo Ledesma, quizás de Cristian Llama, jugadores con trayectoria que posiblemente estén más aptos para jugar un clásico.
Es difícil pensar un escenario favorable si se repite una actuación como la de anoche. Colón jugó el peor partido de era Franco y muy posiblemente del campeonato, comparado tal vez con aquella goleada que sufrió ante Racing por 4-1 en el Cilindro de Avellaneda.
Pero en aquel momento recién se jugaba la 5ª fecha del campeonato y había tiempo para recuperarse. En esta ocasión quedan apenas siete fechas y encima con dos clásicos por delante. Un triunfo ante Unión servirá como un bálsamo y todos los cuestionamientos quedarán mágicamente de lado.
En cambio, una derrota precipitaría una crisis futbolística e institucional muy difícil de mensurar, que se sabrá cuándo comienza pero nunca cuándo termina. El equipo está ante una encrucijada difícil de resolver. Las herramientas que tiene a mano no son muchas para ilusionarse. Pero se sabe que el clásico es un partido aparte. Este argumento es precisamente de donde todos se agarran en el mundo Colón para no caer en la desesperación.
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