Sargento en la comisaría local, Rubén Mansilla (foto) escuchó cómo su hijo de 16 años le reconoció ser el asesino de la chica de 14 años y lo llevó a la Justicia. Todavía no fue citado por la fiscalía.
Infobae |
Rubén Mansilla, sargento de la única comisaría en Rufino y policía en la zona durante los últimos quince años, se quebró antenoche frente a su mujer. La paradoja se había vuelto demasiado."Lo tuve que arrestar", le dijo llorando a Paola, su actual pareja, también policía. Horas antes, Rubén había escuchado cómo su hijo mayor le confesaba ser el asesino de Chiara Páez, encontrada la madrugada de este lunes en la localidad santafesina cercana a Venado Tuerto. Como policía, hasta había participado en el operativo de rastrillaje para buscarla luego de que su familia anunciara su desaparición. Pero cuando su propio hijo le confesó el hecho, Mansilla no dudó. También como policía, lo llevó al chico al Centro de Justicia local, para que quedara en manos del juez de menores de Venado Tuerto, Javier Prado.
Durante todo este día, el sargento Mansilla no salió de su casa. Su mujer y su hija menor lo acompañaron para contenerlo. "Está dolido, shockeado, se trata de su propio hijo", reconocen aInfobae cerca de él. En la comisaría, hizo algo que -dicen sus propios compañeros, que lo elogian como un oficial dedicado y responsable- no es su estilo: pidió licencia.
Su hijo, por su parte, confesó el crimen ante el juez Prado durante la tarde del lunes, según informó Radio Venado Tuerto y dio varios detalles que luego coincidieron con la escena del crimen. La madre del joven, sus abuelos y la pareja de la madre quedaron arrestados por orden del fiscal Mauricio Clavero, a cargo del caso, por una simple razón preventiva: todos vivían en la casa de la calle San Martín donde Chiara fue hallada enterrada bajo una pila de chapas.
En la familia ensamblada que Mansilla había formado en la última década, su hijo era una parte constante, con vacaciones incluidas. Mansilla, coinciden cerca de él, era un padre presente. "Un chico muy correcto", coinciden sobre él en el pueblo. Nadie en el colegio al que asistía, el Técnico No. 286, sospechaba de él tampoco. Otros comentarios en la frecuencia baja del pueblo apuntan a la madre del joven y al resto de su familia, que permanecen detenidos. Por lo pronto, Mansilla medita hablar a la prensa. Quizás lo haga este martes.
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