Concluyó la última audiencia del juicio en el cual se investiga a la expareja como presunto autor del crimen de la joven.
Diario UNO |
Tras los alegatos de la fiscal, la querella y el abogado defensor del imputado, Figueroa pidió declarar y dijo que los malos tratos y las amenazas que se evidenciaron en las audiencias con los registros de las conversaciones de Facebook entre él y Jésica era la manera en la que ellos se trataban: “Siempre nos hablábamos así”, sostuvo. Y concluyó que todo el juicio en su contra había sido armado por los padres de Jésica que querían quedarse con la tenencia de la hija que Figueroa y Jésica tenían en común.
Pero el abogado querellante leyó frases textuales de esas conversación en las cuales las intimidaciones eran incuestionables: “Ya vas a tener noticias mías, vas a pagar por lo que hiciste”; “Gracias a mí estás donde estás, sino serías una puta laburando”; “Todo llega a su fin, como te va a llegar a vos”, le decía Morocho Sabalero –como Figueroa había nombrado su cuenta– a Jésica.
En otros extractos de la conversación, Jésica le recriminó a Figueroa haberla golpeado mientras estaba embarazada: “¿Ya te olvidaste cómo me cagabas a piñas cuando estaba embarazada?”.
Estos registros de conversaciones, sumadas a los testimonios que dieron cuenta de hechos de violencia de género sistemáticos, le permitieron a la fiscalía, a cargo de Elena Perticará y al abogado querellante Gustavo Durando, mostrar cuál era el eje de las discusiones que sostenía la pareja: Jésica le recriminaba a Figueroa que no se encargaba de la nena, y él que ella tenía otra pareja.
En ese marco, la fiscalía pidió la pena de prisión perpetua para Figueroa por los delitos de homicidio calificado por alevosía en concurso real con hurto calificado. La querella solicitó la misma pena pero, además, pidió que, de manera subsidiaria, si el juez determina que no hubo alevosía, que se condene a Figueroa por homicidio simple, a una pena de 15 años de prisión. En contrapartida, el abogado defensor de Figueroa, Juan Bautista Fossa, pidió la absolución de su cliente porque consideró que no se pudo probar que el mismo estuvo en la escena del crimen. Además, cuestionó el operativo policial y cómo se preservó la escena del crimen. Tras escuchar los fundamentos de las partes, el juez Enrique Álvarez informó que la lectura de la parte resolutiva de la sentencia se conocerá el lunes, a las 10.
El 27 de octubre de 2012
El sábado 27 de octubre de 2012, a la tardecita, Jésica Caparrós (23) ya casi estaba cerrando las puertas de su negocio de ropa en Guadalupe Oeste, cuando un disparo de arma de fuego, que le efectuaron a quemarropa en la cara, la dejó tirada en el piso y agonizante.
La reconstrucción del crimen de Jésica indica que el feroz ataque ocurrió entre las 19.30 y las 19.45, cuando un joven armado ingresó al local comercial ubicado sobre calle Javier de la Rosa al 2000 en el barrio Guadalupe Oeste. La bala que mató a Jésica la impactó en el rostro y en ese mismo instante perdió la vida. Se hicieron los intentos de revivirla, y fue trasladada al hospital Cullen de la ciudad de Santa Fe, pero los médicos de la emergentología constataron que había ingresado fallecida.
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