Lo aseguró la veterinaria Cristina Pagani, integrante de SOS Caballos. Desde Addera y Dignidad Animal cuestionan la falta de campañas de castración y de tenencia responsable de perros y gatos.
A pulmón. (De izq. a der.) Gabriel Piedrabuena, Cristina Pagani, Magui Ponce de Aragón y Marisa Ahumada representan a tres entidades proteccionistas que cubren las falencias del Estado para garantizar el buen estado de los animales de la ciudad. - Foto:Flavio Raina
De la Redacción de El Litoral
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Pese a que la ciudadanía reclama -cada vez más- terminar con el maltrato animal y la tracción a sangre, desde la asociación SOS Caballos aseguran que este año no hubo avances. “Hemos retrocedido porque el Estado no controla”, afirmó con un dejo de amargura la veterinaria Cristina Pagani, quien desde hace 40 años lucha contra la crueldad hacia los equinos.
Por primera vez, tres entidades proteccionistas de la ciudad -SOS Caballos, la Asociación de Defensa de los Derechos del Animal (Addera) y Dignidad Animal- hicieron un balance conjunto de su voluntariado en pos de los animales.
SOS Caballos denunció la falta de controles de los carros que circulan en la calle y la poca colaboración que presta la policía ante un caso de maltrato. “Desde el Estado no se desalienta la tracción a sangre. Al contrario, vemos que siguen ingresando caballos al círculo de los carros y que los niños siguen siendo explotados por sus padres”, advirtió la proteccionista Marisa Ahumada.
Desde la Asociación de Defensa de los Derechos del Animal (Addera) también apuntan a la ausencia de compromiso por parte de las autoridades. “Es al Estado al que le corresponde hacer cumplir la Ley 14.346 contra el maltrato animal, pero como hay falencias somos las ONGs, con ayuda de la ciudadanía, las que asumimos esa responsabilidad. Los roles están invertidos”, blanqueó Magui Ponce de Aragón.
Ante la violación de esta ley corresponde hacer la denuncia policial, pero las entidades cuestionan que la policía ya no acude ante un acto de crueldad contra los animales. “Los ciudadanos colaboran muchísimo porque cuando ven caballos golpeados o lastimados, potrillitos tirando de carros o yeguas preñadas, nos avisan por teléfono. Nosotros le pedimos ayuda a la policía, pero ya no acude como lo hacía antes”, se lamentó Ahumada.
Y esto se hace evidente en la acentuada reducción de la cantidad de equinos rescatados durante 2014: sólo 37 contra 74 en el 2013 y 63 en el 2012. “Los rescates fueron disminuyendo no porque haya menos casos de maltrato, sino porque el Estado no acompaña ni hace cumplir la ley”, aclaró Pagani.
Además de las dificultades para retirar de la calle un caballo maltratado, las entidades tienen que lidiar con las amenazas de algunos carreros que pretenden recuperar el animal de la forma más violenta: este año les robaron a punta de pistola cuatro equinos que estaban recuperándose.
Faltan castraciones
El exponencial crecimiento de perros y gatos de la calle es otra de las preocupaciones de las asociaciones proteccionistas. El único método eficaz y ético de control de la fauna urbana es una campaña de castración masiva y sostenida en el tiempo.
“Ha crecido enormemente la población de perros y gatos. Además se da mucho el robo de animales de raza para hacerlos tener cría y venderlos”, denunció Ponce de Aragón.
Si bien Addera concreta 30 castraciones semanales en la vecinal Schneider con la colaboración de los veterinarios municipales, esta cantidad no representa ni la décima parte de lo que debería cumplirse para evitar el crecimiento de animales: por lo menos 350 esterilizaciones -de perros y gatos- por semana. Además deben cobrar un bono contribución porque la Municipalidad no cubre los insumos necesarios para las cirugías.
Por su parte, el presidente de Dignidad Animal, Gabriel Piedrabuena, remarcó la falta de compromiso por parte de las autoridades locales: “La Municipalidad no encara campañas de tenencia responsable. Vemos que difunden mucho sus obras y acciones de gobierno, pero no tienen un solo mensaje sobre los derechos de los animales”.
Como contrapartida, las ONGs asumen un rol clave en la concientización de la población. “Es necesario derrumbar algunos mitos sobre la castración y también sobre las obligaciones que genera tener un animal, porque si no se tiene conciencia sobre las responsabilidades que implica cuidar un ser vivo, luego vienen el maltrato y el abandono”, concluyó Piedrabuena.
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