Monseñor Lucio Ruiz actualmente se desempeña como jefe del Servicio de Internet de El Vaticano.
Gustavo Vittori - Gabriel Rossini
redaccion@ellitoral.com
“Francisco representa la vuelta a la simpleza del Evangelio. Donde todo el que sufre, todo el que está alejado, todo el que tiene un problema existe. Es la gran llamada que nos hace”. Quien reflexiona de esta manera es monseñor Lucio Adrián Ruiz, un santafesino que vive y trabaja en El Vaticano desde hace 17 años y actualmente es el jefe del Servicio de Internet de la Santa Sede.
—El Papa ha planteado con gran valentía temas que para la Iglesia son difíciles como el de la comunión a los divorciados y las parejas del mismo sexo, lo que no había ocurrido hasta ahora.
—No son nuevos porque gracias a Dios en el último siglo hemos tenido pontífices fantásticos. Un Papa como Juan XXIII, que comienza su pontificado muy anciano, convoca al Concilio Vaticano II cuando todos pensaban que el “nono bueno” no iba a poder hacer mucho. La particularidad de Francisco es que lo dice en un idioma que lo entendemos todos, con palabras que son muy nuestras.
—Es un gran comunicador que toma palabras de la comunicación moderna y las usa para explicar el Evangelio, cuyos textos son de 2.000 años, o más antiguos.
—Decir que es un gran comunicador parecería, aun cuando la afirmación es verdadera, que hablamos de una persona que intelectualmente prepara desde la ciencia de la comunicación un argumento. Él lo prepara desde el amor profundo, del cómo llego a la gente para que me entienda.
—Por eso llega. Ahí aparece su cuestión docente.
—Él se sorprende cuando le dicen el efecto que provoca. Le conté una vez que en el confesionario los sacerdotes nos damos cuenta de la fuerza que él tiene por las confesiones. Gente que hace muchísimos años que no se confesaba viene y te dice: “Escuché al Papa Francisco y me quiero acercar nuevamente a la Iglesia”. A mí me impactaron mucho las confesiones, desde la primera Pascua después de su elección, porque mostraban que la gente lo escucha, lo entiende. Consigue llegar y hacerse entender tal como se lo propuso.
Imágenes
—Respecto al tema de la comunicación, hoy donde tan importante es la imagen, no hay una foto del Papa que no sea atractiva.
—Quedé muy impresionado con las primeras imágenes de su pontificado, cuando iba a visitar a los discapacitados, a los viejos. Los abrazaba con una ternura real, no estaba fingiendo. No estaba haciendo una foto. Estaba amando una persona y ese amor que disfrutaba él y el otro se transmitía. El fotógrafo hacía 10 fotos y no sabías cuál elegir de lo buenas que eran.
—Muestra una bondad no impostada. En un mundo que está lleno de impostaciones, ésta es la cosa nueva. Además, desde un lugar de poder.
—Es muy impresionante porque además es una invitación permanente a que vos también lo hagas.
—¿Esa manera de comunicarse con la gente se ve reflejada en las redes sociales?
—Muchísimo. Una vez le dije que era un Papa digital porque la manera de decir las cosas, de presentarlas, entra en las redes sociales naturalmente. Habla tuiteando, tiene esas frases cortitas y fuertes, con un sentido profundo. Pasa mucho que antes que nosotros lleguemos a las computadoras para subir el material, la gente ya llenó las redes sociales comentando lo que hizo o dijo. Incluso quienes no son creyentes suben cosas muy fuertes sobre el perdón, el encuentro, la reconciliación, la manera de mirar la vida y de ayudar al otro.
—Hay mucha gente que no tiene fe y que está impactada por las cosas que dice.
—Sí. Y por el testimonio, por esa cosa de acercarse a acariciar. La gente se da cuenta de que lo que hace es verdadero, que no está haciendo ningún esfuerzo.
—¿Cómo repercutió el Sínodo que convocó el año pasado dentro de la Iglesia?
—Hay que tener bien claro que se trató de un Sínodo extraordinario. Por lo tanto, tiene una dinámica que define el Sumo Pontífice. No es uno ordinario que tiene un protocolo por cumplir. Por eso, no hubo documentos oficiales y las intervenciones no se publicaron. El Papa convocó a este último para que hablen todos, lo hizo para escuchar. Y hay una comisión designada para recoger las opiniones porque para eso lo convocó. Éste fue el inicio y el fin del Sínodo. Es una novedad para el mundo, por eso se comentó tanto y la mayor parte lo hizo mal, porque los sistemas políticos, sociales, no tienen toda esta capacidad de escuchar y de respetar la otra opinión. Hay que tener mucho coraje. El Papa Benedicto reconoce que porque está viejito no podía seguir en un mundo donde el poder siempre se quiere afirmar y su renuncia es un ejemplo. O que Juan Pablo II haya pedido perdón desde Galileo en adelante por los pecados de la Iglesia. Tenemos una institución que tiene un valor para enfrentar las verdades que decimos con tantos errores.
—Creo que desde Juan XXIII en adelante, la Iglesia empieza a hablar más claro. Además, se le reconoce el gesto a Benedicto de decir: “No tengo fuerzas para seguir haciendo esto”.
—Benedicto XVI es una figura muy grande en el sentido de que abre las puertas a la llamada de Francisco. Siempre digo que la reforma franciscana empezó siendo una reforma benedictina. Es el Papa Benedicto que en su gesto manifiesta la necesidad de renovar a la Iglesia y hace nacer un Papa Francisco.
Muros
—¿Qué repercusiones hubo sobre este acercamiento entre Cuba y EE.UU.?
—Hablo desde mi perspectiva porque yo no soy la Secretaría de Estado. Lo leo con los mismos ojos y con la misma dinámica que significó la caída del muro de Berlín. En todos estos grandes procesos históricos, los Papas no hacen una tarea política, hacen una tarea humana. Los pontífices no son políticos, lo que pasa es que trabajando por el hombre se genera un movimiento antropológico que en definitiva no puede no impactar la vida política, social y económica. Si el movimiento por el hombre es verdadero no pueden las estructuras humanas no verse transformadas. Si yo soy más humano, mi matrimonio cambia, mi familia cambia, la sociedad cambia. Si sólo es teoría no sirve para nada. El tema de Cuba estuvo en el corazón de todos los Papas.
—Tenemos que entenderlo como un trabajo de la iglesia de largo plazo.
—Fue el fruto de una semilla que empezó a plantar juntando a los pueblos, a las personas.
—En el caso de Cuba, se da la particularidad de que Obama le tiene un extraordinario respeto a Francisco, que no necesariamente ocurrió con los Papas anteriores. Hay un presidente americano singular que confiesa su admiración por el Papa y lo escucha.
—También los procesos culturales mundiales. Hay muchos factores convergentes, que van confluyendo y a veces falta esa gotita catalizadora que hace cristalizar el momento histórico.
—En esto de unir a los pueblos, se ha metido en conflictos donde tiene todas las de perder como es el caso de Palestina e Israel donde intentó acercar a las partes sin suerte.
—Lo importante es siempre sembrar y estar atentos a cuando el fruto está maduro para cosechar porque tampoco se pueden acelerar los procesos culturales históricos con una ficción. Pero no solamente se trata de lo que el Papa haga o diga. Se trata de que estén las personas justas en los momentos justos, de la voluntad de dar todos el paso hacia adelante.
Cambios
—Francisco siempre ha sido un gran organizador. Le escapa a los arrestos personales...
—A mí me llama la atención su metodología de hacer comisiones para que estudien los temas antes de tomar una decisión. No es que las cosas se cambian de acuerdo a lo que él cree o le parece que puede funcionar.
—Y donde está convencido avanza. Por ejemplo con la reforma del IOR (el banco del Vaticano).
—En todas las cosas está avanzando.
—¿Cómo ve la reforma que está haciendo dentro de la Curia? Porque a algunos no les gusta nada.
—Aprendí una cosa con Juan Pablo II: cuando armaba las comisiones o los estudios, los creaba con representaciones de todas las voces de manera tal de poder escuchar a todos para gobernar. Porque si ponés solo a tus amigos o a los que piensan como vos nunca te enterás de lo que pasa en otro lado.
—Es muy de la política eso.
—La Iglesia es universal y tiene que funcionar de otra manera. Por ejemplo, como el Papa quería escuchar convocó al Sínodo e invitó a hablar a todos porque es necesario escuchar la problemática de toda la Iglesia. Lo convocó para que hablen. En realidad, no existieron todas esas peleas que se dijeron en la prensa.
—Pero hay visiones diferentes en la Iglesia.
—Y Francisco los llamó para que las expresen. Ésa fue la riqueza.
—Además son legítimas. No todos vemos las cosas de la misma manera.
—Por eso, la prensa cuando refleja que tal estaba contra otro, no era cierto, no había peleas ni enfrentamientos. Fue un momento de reflexión, de pensamiento y para hablar. Lo terrible habría sido que los que no están de acuerdo con algunas cosas no hubieran hablado para quedar bien porque habría sido traicionar lo que el Papa pidió y lo que la Iglesia necesita. Por eso digo que es un error interpretarlo de otra manera. El Vaticano está en paz, no existen estas tensiones que reflejaban los medios.
—Dentro de la curia romana, ¿hay quienes están enojados con lo que representa Francisco, que no están de acuerdo hasta con su forma austera de vida?
—Pero ésas son cosas buenas. No a todos pueden gustarle las mismas cosas. Está en el Evangelio: había a quien le gustaba Jesús y a quien le gustaba Juan, el Bautista. No hay nadie en el mundo que le guste a todos. Así es la humanidad. ¿Tus hijos están de acuerdo todos con vos? Sería tremendo si así fuera. El tema no son las discusiones sino el respeto y la obediencia cuando hay que obedecer. No la homogeinización, como si todos fueran uno solo. El hecho de que en la curia haya opiniones distintas es una riqueza.
—Por debajo, ¿no ves tensiones o resistencias?
—No fuera de lugar. Dentro de lo normal que tiene que ser.
—Es una muestra de salud.
—Frase perfecta. El ver la vida de manera distinta es muestra de salud.
El Papa y los medios
—¿Cómo están trabajando en El Vaticano sobre el tema de la comunicación?
—Como todo el resto de la Curia en un momento importante de estudio. El Papa formó una comisión porque para la Iglesia la comunicación no es un aspecto práctico, organizacional o estratégico. Es teológico: la Iglesia nace para comunicar el Evangelio. Es profundísimo y esencial. Entonces no se trata de organizar bien la página web o poner una radio más. Esto parte de la teología, la misión de la Iglesia es anunciar la llegada, la salvación y la misericordia de Cristo. El segundo movimiento es cómo lo aplicamos en la cultura contemporánea. Porque no basta estar al día con la tecnología sino se está también al día con la cultura, con lo que tengo que decir y cómo lo tengo que decir. Por eso, este Papa tiene tanta fuerza, porque surgió con la palabra justa, la imagen justa y la idea justa en una cultura que necesitaba eso. Esto es lo que estamos tratando de hacer en El Vaticano: ver cómo comunicamos el mensaje de siempre al hombre de hoy, con los medios de hoy, de la manera que corresponde con la cultura contemporánea, teniendo en cuenta que es esencial a la Iglesia comunicar.
—El Papa ya viene teorizando sobre la comunicación desde hace mucho tiempo y tiene mucho escrito. Él se ha dado cuenta de que para comunicar esa verdad es muy importante encontrar el mejor camino para hacerlo. También, ha escrito sobre cómo funciona el fenómeno de la comunicación, los vicios y las distorsiones, dónde están en crisis no sólo los medios de comunicación tradicionales sino la ética de los comunicadores.
—Hay un cambio cultural y en el pasaje hay que aprenderlo porque la cultura venía de un tipo de tecnología, de un tipo de presentación y pasamos a un modelo completamente distinto donde cualquiera hace prensa.
—Basado en un sistema de mediaciones abiertas, desorganizadas y caóticas.
—Y en tiempo cero. Nos fuimos a dormir y cuando nos levantamos a la mañana siguiente el mundo era distinto, había otra cultura naciente, donde la fuerza está en la argumentación y no en la autoridad. Todos quedamos rápidamente desplazados en el comprender la cultura y entonces hubo que correrle por atrás.
Y eso le pasó a todos. Mantenemos los medios tradicionales, lo que estamos estudiando es cómo los hacemos más fecundos para que el mensaje llegue dónde, cuándo y cómo tiene que llegar. Todos los medios son válidos, pero cada uno tiene su destinatario justo.
—Los medios tradicionales tenían el poder de mediar, entonces entregaban la selección de realidad que entendían tenían que dar. Ese poder de mediación está muy disminuido. En parte, también es una liberación, el tema es que se hace con absoluta anarquía y por lo tanto al no tener ni forma de organización de selección y de jerarquización es cualquier cosa y está igualado lo que vale con lo que no vale.
—Y ahí está el gran desafío de que los comunicadores. Yo tengo algo que decirte, pero antes tengo que estudiar bien cómo te lo voy a decir para llegarte. Internet nos pone a todos en el mismo nivel. Cualquiera puede armarse una página web y decir lo suyo. Entonces, si yo tengo algo importante para decirte lo tengo que hacer bien para atraer tu atención. Si no otro, aunque diga una cosa que no es verdadera, si la dice mejor que yo se gana la audiencia.
redaccion@ellitoral.com
“Francisco representa la vuelta a la simpleza del Evangelio. Donde todo el que sufre, todo el que está alejado, todo el que tiene un problema existe. Es la gran llamada que nos hace”. Quien reflexiona de esta manera es monseñor Lucio Adrián Ruiz, un santafesino que vive y trabaja en El Vaticano desde hace 17 años y actualmente es el jefe del Servicio de Internet de la Santa Sede.
—El Papa ha planteado con gran valentía temas que para la Iglesia son difíciles como el de la comunión a los divorciados y las parejas del mismo sexo, lo que no había ocurrido hasta ahora.
—No son nuevos porque gracias a Dios en el último siglo hemos tenido pontífices fantásticos. Un Papa como Juan XXIII, que comienza su pontificado muy anciano, convoca al Concilio Vaticano II cuando todos pensaban que el “nono bueno” no iba a poder hacer mucho. La particularidad de Francisco es que lo dice en un idioma que lo entendemos todos, con palabras que son muy nuestras.
—Es un gran comunicador que toma palabras de la comunicación moderna y las usa para explicar el Evangelio, cuyos textos son de 2.000 años, o más antiguos.
—Decir que es un gran comunicador parecería, aun cuando la afirmación es verdadera, que hablamos de una persona que intelectualmente prepara desde la ciencia de la comunicación un argumento. Él lo prepara desde el amor profundo, del cómo llego a la gente para que me entienda.
—Por eso llega. Ahí aparece su cuestión docente.
—Él se sorprende cuando le dicen el efecto que provoca. Le conté una vez que en el confesionario los sacerdotes nos damos cuenta de la fuerza que él tiene por las confesiones. Gente que hace muchísimos años que no se confesaba viene y te dice: “Escuché al Papa Francisco y me quiero acercar nuevamente a la Iglesia”. A mí me impactaron mucho las confesiones, desde la primera Pascua después de su elección, porque mostraban que la gente lo escucha, lo entiende. Consigue llegar y hacerse entender tal como se lo propuso.
Imágenes
—Respecto al tema de la comunicación, hoy donde tan importante es la imagen, no hay una foto del Papa que no sea atractiva.
—Quedé muy impresionado con las primeras imágenes de su pontificado, cuando iba a visitar a los discapacitados, a los viejos. Los abrazaba con una ternura real, no estaba fingiendo. No estaba haciendo una foto. Estaba amando una persona y ese amor que disfrutaba él y el otro se transmitía. El fotógrafo hacía 10 fotos y no sabías cuál elegir de lo buenas que eran.
—Muestra una bondad no impostada. En un mundo que está lleno de impostaciones, ésta es la cosa nueva. Además, desde un lugar de poder.
—Es muy impresionante porque además es una invitación permanente a que vos también lo hagas.
—¿Esa manera de comunicarse con la gente se ve reflejada en las redes sociales?
—Muchísimo. Una vez le dije que era un Papa digital porque la manera de decir las cosas, de presentarlas, entra en las redes sociales naturalmente. Habla tuiteando, tiene esas frases cortitas y fuertes, con un sentido profundo. Pasa mucho que antes que nosotros lleguemos a las computadoras para subir el material, la gente ya llenó las redes sociales comentando lo que hizo o dijo. Incluso quienes no son creyentes suben cosas muy fuertes sobre el perdón, el encuentro, la reconciliación, la manera de mirar la vida y de ayudar al otro.
—Hay mucha gente que no tiene fe y que está impactada por las cosas que dice.
—Sí. Y por el testimonio, por esa cosa de acercarse a acariciar. La gente se da cuenta de que lo que hace es verdadero, que no está haciendo ningún esfuerzo.
—¿Cómo repercutió el Sínodo que convocó el año pasado dentro de la Iglesia?
—Hay que tener bien claro que se trató de un Sínodo extraordinario. Por lo tanto, tiene una dinámica que define el Sumo Pontífice. No es uno ordinario que tiene un protocolo por cumplir. Por eso, no hubo documentos oficiales y las intervenciones no se publicaron. El Papa convocó a este último para que hablen todos, lo hizo para escuchar. Y hay una comisión designada para recoger las opiniones porque para eso lo convocó. Éste fue el inicio y el fin del Sínodo. Es una novedad para el mundo, por eso se comentó tanto y la mayor parte lo hizo mal, porque los sistemas políticos, sociales, no tienen toda esta capacidad de escuchar y de respetar la otra opinión. Hay que tener mucho coraje. El Papa Benedicto reconoce que porque está viejito no podía seguir en un mundo donde el poder siempre se quiere afirmar y su renuncia es un ejemplo. O que Juan Pablo II haya pedido perdón desde Galileo en adelante por los pecados de la Iglesia. Tenemos una institución que tiene un valor para enfrentar las verdades que decimos con tantos errores.
—Creo que desde Juan XXIII en adelante, la Iglesia empieza a hablar más claro. Además, se le reconoce el gesto a Benedicto de decir: “No tengo fuerzas para seguir haciendo esto”.
—Benedicto XVI es una figura muy grande en el sentido de que abre las puertas a la llamada de Francisco. Siempre digo que la reforma franciscana empezó siendo una reforma benedictina. Es el Papa Benedicto que en su gesto manifiesta la necesidad de renovar a la Iglesia y hace nacer un Papa Francisco.
Muros
—¿Qué repercusiones hubo sobre este acercamiento entre Cuba y EE.UU.?
—Hablo desde mi perspectiva porque yo no soy la Secretaría de Estado. Lo leo con los mismos ojos y con la misma dinámica que significó la caída del muro de Berlín. En todos estos grandes procesos históricos, los Papas no hacen una tarea política, hacen una tarea humana. Los pontífices no son políticos, lo que pasa es que trabajando por el hombre se genera un movimiento antropológico que en definitiva no puede no impactar la vida política, social y económica. Si el movimiento por el hombre es verdadero no pueden las estructuras humanas no verse transformadas. Si yo soy más humano, mi matrimonio cambia, mi familia cambia, la sociedad cambia. Si sólo es teoría no sirve para nada. El tema de Cuba estuvo en el corazón de todos los Papas.
—Tenemos que entenderlo como un trabajo de la iglesia de largo plazo.
—Fue el fruto de una semilla que empezó a plantar juntando a los pueblos, a las personas.
—En el caso de Cuba, se da la particularidad de que Obama le tiene un extraordinario respeto a Francisco, que no necesariamente ocurrió con los Papas anteriores. Hay un presidente americano singular que confiesa su admiración por el Papa y lo escucha.
—También los procesos culturales mundiales. Hay muchos factores convergentes, que van confluyendo y a veces falta esa gotita catalizadora que hace cristalizar el momento histórico.
—En esto de unir a los pueblos, se ha metido en conflictos donde tiene todas las de perder como es el caso de Palestina e Israel donde intentó acercar a las partes sin suerte.
—Lo importante es siempre sembrar y estar atentos a cuando el fruto está maduro para cosechar porque tampoco se pueden acelerar los procesos culturales históricos con una ficción. Pero no solamente se trata de lo que el Papa haga o diga. Se trata de que estén las personas justas en los momentos justos, de la voluntad de dar todos el paso hacia adelante.
Cambios
—Francisco siempre ha sido un gran organizador. Le escapa a los arrestos personales...
—A mí me llama la atención su metodología de hacer comisiones para que estudien los temas antes de tomar una decisión. No es que las cosas se cambian de acuerdo a lo que él cree o le parece que puede funcionar.
—Y donde está convencido avanza. Por ejemplo con la reforma del IOR (el banco del Vaticano).
—En todas las cosas está avanzando.
—¿Cómo ve la reforma que está haciendo dentro de la Curia? Porque a algunos no les gusta nada.
—Aprendí una cosa con Juan Pablo II: cuando armaba las comisiones o los estudios, los creaba con representaciones de todas las voces de manera tal de poder escuchar a todos para gobernar. Porque si ponés solo a tus amigos o a los que piensan como vos nunca te enterás de lo que pasa en otro lado.
—Es muy de la política eso.
—La Iglesia es universal y tiene que funcionar de otra manera. Por ejemplo, como el Papa quería escuchar convocó al Sínodo e invitó a hablar a todos porque es necesario escuchar la problemática de toda la Iglesia. Lo convocó para que hablen. En realidad, no existieron todas esas peleas que se dijeron en la prensa.
—Pero hay visiones diferentes en la Iglesia.
—Y Francisco los llamó para que las expresen. Ésa fue la riqueza.
—Además son legítimas. No todos vemos las cosas de la misma manera.
—Por eso, la prensa cuando refleja que tal estaba contra otro, no era cierto, no había peleas ni enfrentamientos. Fue un momento de reflexión, de pensamiento y para hablar. Lo terrible habría sido que los que no están de acuerdo con algunas cosas no hubieran hablado para quedar bien porque habría sido traicionar lo que el Papa pidió y lo que la Iglesia necesita. Por eso digo que es un error interpretarlo de otra manera. El Vaticano está en paz, no existen estas tensiones que reflejaban los medios.
—Dentro de la curia romana, ¿hay quienes están enojados con lo que representa Francisco, que no están de acuerdo hasta con su forma austera de vida?
—Pero ésas son cosas buenas. No a todos pueden gustarle las mismas cosas. Está en el Evangelio: había a quien le gustaba Jesús y a quien le gustaba Juan, el Bautista. No hay nadie en el mundo que le guste a todos. Así es la humanidad. ¿Tus hijos están de acuerdo todos con vos? Sería tremendo si así fuera. El tema no son las discusiones sino el respeto y la obediencia cuando hay que obedecer. No la homogeinización, como si todos fueran uno solo. El hecho de que en la curia haya opiniones distintas es una riqueza.
—Por debajo, ¿no ves tensiones o resistencias?
—No fuera de lugar. Dentro de lo normal que tiene que ser.
—Es una muestra de salud.
—Frase perfecta. El ver la vida de manera distinta es muestra de salud.
El Papa y los medios
—¿Cómo están trabajando en El Vaticano sobre el tema de la comunicación?
—Como todo el resto de la Curia en un momento importante de estudio. El Papa formó una comisión porque para la Iglesia la comunicación no es un aspecto práctico, organizacional o estratégico. Es teológico: la Iglesia nace para comunicar el Evangelio. Es profundísimo y esencial. Entonces no se trata de organizar bien la página web o poner una radio más. Esto parte de la teología, la misión de la Iglesia es anunciar la llegada, la salvación y la misericordia de Cristo. El segundo movimiento es cómo lo aplicamos en la cultura contemporánea. Porque no basta estar al día con la tecnología sino se está también al día con la cultura, con lo que tengo que decir y cómo lo tengo que decir. Por eso, este Papa tiene tanta fuerza, porque surgió con la palabra justa, la imagen justa y la idea justa en una cultura que necesitaba eso. Esto es lo que estamos tratando de hacer en El Vaticano: ver cómo comunicamos el mensaje de siempre al hombre de hoy, con los medios de hoy, de la manera que corresponde con la cultura contemporánea, teniendo en cuenta que es esencial a la Iglesia comunicar.
—El Papa ya viene teorizando sobre la comunicación desde hace mucho tiempo y tiene mucho escrito. Él se ha dado cuenta de que para comunicar esa verdad es muy importante encontrar el mejor camino para hacerlo. También, ha escrito sobre cómo funciona el fenómeno de la comunicación, los vicios y las distorsiones, dónde están en crisis no sólo los medios de comunicación tradicionales sino la ética de los comunicadores.
—Hay un cambio cultural y en el pasaje hay que aprenderlo porque la cultura venía de un tipo de tecnología, de un tipo de presentación y pasamos a un modelo completamente distinto donde cualquiera hace prensa.
—Basado en un sistema de mediaciones abiertas, desorganizadas y caóticas.
—Y en tiempo cero. Nos fuimos a dormir y cuando nos levantamos a la mañana siguiente el mundo era distinto, había otra cultura naciente, donde la fuerza está en la argumentación y no en la autoridad. Todos quedamos rápidamente desplazados en el comprender la cultura y entonces hubo que correrle por atrás.
Y eso le pasó a todos. Mantenemos los medios tradicionales, lo que estamos estudiando es cómo los hacemos más fecundos para que el mensaje llegue dónde, cuándo y cómo tiene que llegar. Todos los medios son válidos, pero cada uno tiene su destinatario justo.
—Los medios tradicionales tenían el poder de mediar, entonces entregaban la selección de realidad que entendían tenían que dar. Ese poder de mediación está muy disminuido. En parte, también es una liberación, el tema es que se hace con absoluta anarquía y por lo tanto al no tener ni forma de organización de selección y de jerarquización es cualquier cosa y está igualado lo que vale con lo que no vale.
—Y ahí está el gran desafío de que los comunicadores. Yo tengo algo que decirte, pero antes tengo que estudiar bien cómo te lo voy a decir para llegarte. Internet nos pone a todos en el mismo nivel. Cualquiera puede armarse una página web y decir lo suyo. Entonces, si yo tengo algo importante para decirte lo tengo que hacer bien para atraer tu atención. Si no otro, aunque diga una cosa que no es verdadera, si la dice mejor que yo se gana la audiencia.
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