ALEGRÍA. EL MOMENTO DE LA SALIDA DE LA VIRGEN DE LA BASÍLICA FUE UNO DE LOS MÁS EMOCIONANTES DE LA TARDE DEL DOMINGO.
“Queremos hoy honrarte como el mismo Dios te honró, y queremos amarte como Jesús te amó”, se escuchaba corear a la multitud de fieles cuando la imagen de la Virgen de Guadalupe salió de la Basílica.
Eran las 15.30 en punto del domingo, el sol brillante en el cielo azul parecía acompañar la alegría de los devotos que aplaudían fervorosamente mientras de fondo se oía el repiqueteo de las campanas que daban inicio a la procesión principal de la 114º Peregrinación Arquidiocesana a Guadalupe.
La misa concelebrada en la plaza Juan Pablo López, frente a la Basílica, fue presidida por el arzobispo de la ciudad, José María Arancedo, bajo el lema “María, peregrina de nuestra Fe, llévanos a Jesús”. Parados, sentados sobre los pastos y canteros o hasta subidos a los árboles que bordean el lugar, los fieles escucharon la homilía. En la cúpula de la Basílica había otros tantos que seguían con atención la palabra de Dios.
Banderas grandes y pequeñas (algunas con la imagen de la virgen y del Papa Francisco), pancartas e insignias de todas las parroquias podían apreciarse sobre los pechos de decenas de fieles que se acercaron al lugar para vivir la fiesta.
No faltaron las sombrillas, las rodilleras para los fieles que llegaron a cumplir sus promesas, los trajes de virgencita en algunas niñas y las estampas de todo tipo en las manos de los creyentes.
Postales
Mientras tanto, el templo era visitado por decenas de devotos que esperaron pacientemente que su turno llegue para poder subir los escalones que los llevarían hacia el santuario principal. “Desde muy chica soy devota de la Virgen, es una tradición que heredé de mi mamá. Yo tuve a mi hija muy enferma, durante mucho tiempo, y cada día le recé a la virgencita para que la ayudara y me cumplió. Tengo una imagen de ella pegada en la heladera y no pasa un día sin que le eleve una oración”, dijo Beatriz (63), que llegó desde la localidad de Sarmiento junto con varios vecinos de su localidad. Asimismo la mujer agregó: “Para mí la virgencita es una guía y un apoyo. Mi hija mayor se llama Guadalupe en honor a ella”.
Historias como la esta mujer se repitieron por doquier entre los más de 120 mil fieles –según estimaciones de los organizadores– que asistieron al evento durante todo el fin de semana.
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