Muchas de las cooperativas de trabajo que contrata el Gobierno de la Ciudad para efectuar diferentes obras en la capital provincial, se encuentran integradas por mujeres. Trabajan a la par de sus compañeros en todas las tareas que implican, por ejemplo, la realización de cordón cuneta y la colocación de los bloques intertrabados.
El Gobierno de la Ciudad tiene actualmente unos 45 convenios con asociaciones civiles y cooperativas de trabajo, lo que permite dar una oportunidad de capacitación y empleo genuino a unas 500 personas de diferentes barrios de la ciudad y, a la vez, avanzar en la ejecución de distintas obras.
En algunos casos, las cooperativas se encuentran integradas por mujeres, que trabajan hombro a hombro con sus compañeros en todas las tareas que implican la realización, por ejemplo, de la obra de cordón cuneta y colocación de pavimento articulado en diferentes calles de la ciudad. “Trabajan a la par y son más prolijas”, coinciden en afirmar los responsables de las diferentes obras en marcha.
Coordinación femenina
Noelia Álvarez tiene 24 años y es Técnica Constructora. Su trabajo consiste en conducir la ejecución de la obra de cordón cuneta y coordinar las demás tareas relacionadas a la ejecución del pavimento articulado, como los trabajos de los obreros, la maquinaria y los insumos necesarios.
Tiene tres cuadrillas a su cargo, que actualmente se encuentran trabajando en la obra de articulado en los barrios Amsafe y Amdip. Estas tareas beneficiarán a unas 150 familias de calles French, Pasaje Público, Gorriti, Pasaje 163, entre San Martín y República de Siria.
Desde septiembre de 2012, Noelia se encuentra realizando esta tarea y sostiene que “hay mucho respeto por parte de las cuadrillas que tengo a cargo. Nunca tuve inconveniente. La verdad es que hay mucho respeto de parte de los trabajadores”.
Codo a codo
Otro caso es el de los trabajos que ejecuta el Municipio en Pasaje Avellaneda. Allí, la tarea se encuentra a cargo de la Asociación Civil Santa Fe Nuestro Futuro y Santa Rosa de Lima. Este último grupo está integrado por 8 trabajadores, 3 de los cuales son mujeres.
En el lugar, el cordón cuenta ya está finalizado y la colocación de los bloques intertrabados se encuentra en un 40 % de avance. Además se construye una vereda peatonal entre Pasaje Avellaneda y la avenida General Paz.
Bárbara, Laura y María Rosa son las encargadas de colocar uno por uno los adoquines para pavimentar esta arteria. Con 21 años, Bárbara sostiene que hay mucho compañerismo por parte de todos los integrantes de la cooperativa y que le gusta mucho el trabajo.
En tanto, Laura de 37 años de edad trabaja desde marzo de 2012 en la Asociación Civil y antes se desempeñaba como empleada doméstica. “Poco a poco fui aprendiendo a colocar los adoquines, con la ayuda de mis compañeros”, cuenta.
Con respecto a cómo es trabajar a la par de los hombres, Laura cuenta: “La relación con ellos es como con todas las personas, a veces hay discusiones, porque no nos olvidemos que el hombre quiere mandar a la mujer y la mujer no quiere que la manden”, dice con una sonrisa. Y todavía va un poco más allá con su reflexión: “Las mujeres podemos ver los errores y reconocerlos, y el hombre los va a negar. Uno tiene una visión y el otro otra. Eso hace un conjunto muy positivo para trabajar”.
Capacidad
Bárbara, Laura y María Rosa trabajan diariamente en la colocación del pavimento articulado, una tarea en la que se desempeñan con la experiencia que da el oficio y sin perder el toque distintivo de las uñas pintadas.
Como se sabe, el pavimento articulado es una experiencia que puso en práctica la gestión del intendente José Corral en diferentes barrios de la capital provincial. Entre otras ventajas, figura el menor costo, su larga vida útil y su bajo mantenimiento. Además el pavimento intertrabado posee un exclusivo sistema de construcción totalmente en seco, lo que permite liberar el tránsito inmediatamente, ya sea al colocarlos la primera vez como en futuras reparaciones subterráneas reutilizando las mismas piezas y logrando el mismo acabado estético original.
María Rosa, de 42 años, al igual que sus compañeras, agradece la posibilidad de aprender un oficio y destaca la predisposición de sus compañeros y del responsable de la obra para enseñarles y ayudarlas. “Para nosotras esta oportunidad es muy importante. Siempre es bueno aprender y tratar de mejorar, para darle el mejor ejemplo a nuestros hijos”, dice con orgullo.
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