Familias, parejas y grupos de amigos, todos envueltos en los colores de Newell’s, coparon la calle frente al domicilio del ex DT rojinegro para entregarle un enorme “gracias por todo".
“Cuando nadie se animó, el Tata lo asumió. Cuando nadie lo creyó, la gloria él nos dio”. Las letras negras escritas sobre la enorme tela roja de una bandera hecha por una amigas ultra leprosas fue la síntesis exacta de lo que hoy siente el pueblo rojinegro hacia la figura de Gerardo Daniel Martino. Por eso anoche un nutrido grupo de hinchas se movilizó espontáneamente a través de una convocatoria en las redes sociales hasta la casa del Tata, en la zona sur de Rosario. Familias, parejas y grupos de amigos, todos envueltos en los colores de Newell’s, coparon la calle frente al domicilio del ex DT rojinegro para entregarle un enorme “gracias por todo”, por volver en la más difícil, por el título reciente obtenido en el torneo Final y por la extraordinaria Copa Libertadores realizada a pesar de la eliminación por penales en la madrugada del jueves a manos de Atlético Mineiro en Belo Horizonte.
Fue tan extraordinario y profesional lo que hicieron Martino y sus muchachos en el último año y medio que la gente lo reconoce y reivindica aún luego de la dolorosa eliminación copera. Por eso ayer, al caer la tarde, los hinchas se fueron reuniendo frente al chalet del Tata, tras una convocatoria espontánea en las redes sociales. Pasacalles y banderas de agradecimiento y una buena batería de pirotecnia enmarcaron el banderazo de gratitud hacia el DT saliente. Claro que hubo cantos para que se quede, para que no se vaya, pero por sobre todas las cosas primó el respeto hacia una persona que desechó jugosas ofertas de trabajo y le dio un mano a su equipo del corazón cuando había que poner el hombro.
Una joven se acercó con respeto e hizo sonar el timbre de la casa del Tata, enseguida abrió la puerta la esposa del entrenador y expresó que en un rato iba a salir a saludar. Cada vez más gente se agrupaba frente al domicilio y la euforia crecía de manera sostenida. De repente la figura del Tata, de prolijo buzo de gimnasia con los colores azul, celeste y blanco, irrumpió por la puerta principal para que los fanáticos estallen como cuando hace un gol Nacho Scocco. Y comenzó a saludar levantando los brazos y con los ojos vidriados de la emoción. Un contacto directo entre el padre la criatura del Newell’s campeón y el público que bancó con orgullo este proceso.
Había un par de motos de la policía estacionadas en la vereda y un patrullero que por la cantidad de gente fue dispuesto para cortar el tránsito. Todos querían estar cerca del DT y nadie paraba de saltar y gritar. Para que los de atrás puedan verlo mejor le pidieron que salga al balcón y el DT aceptó. Entonces ingresó nuevamente a la casa, subió la escalera y saludó desde la planta alta.
Como la convocatoria era cada vez mayor el Tata salió varias veces a saludar desde el balcón y sus familiares colaboraron para que pueda firmar camisetas. No hay muchos antecedentes de que los hinchas se convoquen frente al domicilio de un técnico a decirle gracias, pero tampoco en los últimos años hay muchos antecedentes de que un equipo haya tenido una propuesta de fútbol tan noble como la del Newell’s del Tata. Por eso las “gracias eternas” y el “hasta siempre” de anoche del pueblo leproso hacia este señor del fútbol llamado Martino.
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