miércoles, 9 de mayo de 2012

ROSARIO: Apareció ahorcado en Victoria el detenido por matar a su mujer e hija

Estuvo cinco meses prófugo y lo arrestaron en Rosario el domingo por doble homicidio calificado. Lo hallaron en su celda, colgado con una remera. Su familia sugiere que no fue suicidio. Tenía 34 años.

José Carlos Carrizo, el hombre acusado de asesinar a su hija y a su esposa el 4 de diciembre pasado en la ciudad entrerriana de Victoria, fue hallado ayer por la mañana ahorcado en su celda. Había sido detenido el domingo pasado en una feria de trueques de la zona sudoeste de Rosario. Dos semanas antes, el Ministerio de Justicia de Entre Ríos había ofreciedo una recompensa de 100 mil pesos por datos que llevaran a su captura (ver aparte). Trasladado a Victoria luego de su detención, el lunes por la tarde compareció ante el juez de Instrucción José Alejandro Calleja, pero nada dijo sobre los asesinatos de Gisela Lanieri, su pareja de 25 años, y de su hija Valeria, de 6.
La muerte de Carrizo abrió heridas en las dos familias hermanadas por la desgracia. "¿Qué es eso de que se suicidó? ¿Con una remera? ¿De dónde la colgó? Si la celda mide dos metros de alto y no hay ningún lugar para que se pueda colgar. Van a pagar por esto. Ni siquiera me dejaron entrar a la cárcel a verlo, ni a mí que soy su madre", dijo María Elida Hernández, la madre de Carrizo.
Por su parte, la madre y abuela de las víctimas del doble crimen habló desde su realidad. "Ayer (por el lunes) estábamos contentos con mi marido porque íbamos a saber la verdad. Que se haya suicidado no nos pone contentos", sostuvo Gisela Lanieri.
"Yo quería —añadió— que hablara, que cumpliera su condena y que después pudiera estar con su otro hijo. Hasta ayer nos habíamos sacado la mochila. Hoy la mochila volvió. No pudimos rescatar nada de las palabras de él. Nos dejó en la duda porque queríamos completar el hecho para poder superarlo".
Pegador. Gisela Sofía Lanieri y su hija Valeria Agustina Carrizo parecían dormidas la mañana del pasado 4 de diciembre. Estaban acostadas sobre sus camas en un modesto monoambiente de cuatro metros por cuatro ubicado en Sarmiento y Bartoloni, en la ciudad de Victoria.
Ni la casa ni los cuerpos mostraban vestigios de violencia, pero la autopsia demostró que ambas habían muerto por asfixia mecánica. El modo en que se produjeron las muertes parecía envuelto en misterio porque la pericia forense no halló rasgos de movimientos defensivos por parte de las víctimas.
Brian, el hijo de 8 años de la pareja y quien tiene un retraso madurativo, estaba en la casa en el momento de los asesinatos.
"El era pegador, pero jamás pensamos que podía llegar a matar", había comentado a LaCapital desde su modestia campechana Chiche, papá y abuelo de las víctimas, un par de días después del doble crimen.
Desde el hallazgo de los cuerpos Carrizo, de 34 años, desapareció de los lugares que solía frecuentar. Retraído, de pocas palabras y muy pocos amigos, la policía entrerriana lo había buscado en Rosario y también en el conurbano bonaerense.
Su pareja con Lanieri había tenido diez años de convivencia y tres crisis sucesivas en el último tiempo. Según la familia de Gisela el vínculo había llegado un punto culminante con la decisión de la mujer de poner fin a la relación con José Carlos.
Inocente. Un vocero de la causa indicó que al ser detenido por la policía rosarina el domingo en una feria de trueques en inmediaciones de Rouillón y Maradona —cerca del barrio Toba de la zona sudoeste— Carrizo habría manifestado ser inocente.
El acusado dijo entonces que no las había asesinado, que al llegar a la casa descubrió que su esposa y su hija ya estaban muertas. Entonces decidió huir porque nadie creería su inocencia.
Pero ahora Carrizo está muerto y no habrá respuestas para saber qué pasó la madrugada del 4 de diciembre de 2011 en la humilde casa de Sarmiento y Bartoloni.

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