Por ADAM NOSSITER 27 mayo 2016
Un grupo de mujeres se manifiesta contra el acoso sexual ante la Asamblea Nacional francesa en mayo de 2016.CreditDominique Faget/Agence France-Presse — Getty Images
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PARÍS — La semana pasada, el mundo masculino de la Asamblea Nacional de Francia sufrió una fuerte sacudida. El vicepresidente, Denis Baupin, se vio obligado a renunciar después de que algunas mujeres lo acusaron públicamente de haber acosado a varias colegas a lo largo de los años.
Una de ellas declaró que Baupin la sujetó contra la pared, tocó uno de sus senos e intentó besarla a la fuerza. Otras afirman que les envió mensajes de texto explícitos. Otra relató cómo la había perseguido alrededor de un escritorio. Otra más dijo que le había pellizcado el trasero.
El fiscal de París anunció que se abrirá una investigación por un delito penal. Baupin, de 53 años, representante por París y gran promesa del partido de los Verdes, se quejó de lo que llamó una “trampa” y amenazó con demandar a los medios de comunicación que difundieron la historia.
Sin embargo, los cargos han motivado a que se cuestione si en realidad algo ha cambiado en Francia desde la caída de un antiguo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, a quien una camarera de un hotel de Nueva York acusó de agresión en 2011.
Al parecer, nada de eso detuvo a Baupin. Pero en el país donde incluso la palabra para decir “broma obscena” (gauloiserie) evoca la patria ancestral, la Galia, hay indicios de que en esta ocasión algunas cosas podrían haber cambiado.
Desde que se hicieron públicas las acusaciones, miembros destacados de los Verdes han reconocido, avergonzados, que sabían desde hace años cómo se comportaba Baupin. Las mujeres sabían bien que debían evitar subir a un elevador a solas con él o ir a su oficina sin algún acompañante. Lo apodaban el Pulpo.
Sin embargo, la actitud de los varones parecía más bien indiferente. “¿Ah, así que ya empezó de nuevo?”, preguntó displicente un miembro del partido de los Verdes cuando una mujer en plena conmoción le contó cómo la había agredido en 2011, según el sitio web de noticias Mediapart.
En la época de su arresto en Nueva York, Strauss-Kahn, a quien la mayoría consideraba un serio aspirante a la presidencia de Francia, contó con muchos defensores. “No mató a nadie”, comentó Jack Lang, quien fue ministro de Cultura por el Partido Socialista.
Strauss-Kahn, conocido como DSK, presentó su propia defensa ante un tribunal francés alegando que solo era un poco “libertino” y estaba probando otro estilo de vida. (Más adelante, arregló la controversia fuera de los tribunales a cambio de una suma considerable, según se rumorea).
Aunque son pocos los políticos franceses que han decidido denunciar la conducta de Baupin, el hecho es que nadie lo defiende. El destacado filósofo conservador Alain Finkielkraut expresó con pesar en la radio que “Francia se está americanizando muy rápido”, pero añadió que censuraba las “acciones indecorosas”.Continue reading the main storyPhoto
Denis Baupin, exvicepresidente de la asamblea nacional francesa por el partido verde que ha tenido que dimitir por acusaciones de acoso sexual.CreditStephane Mahe/Reuters
El asunto ha avergonzado a la clase política, en la que domina el género masculino (el 75 por ciento de los miembros de la asamblea son varones), y en especial a los Verdes, uno de los partidos políticos que más apoyan las causas feministas en Francia.
Ahora, incluso la esposa de Baupin, Emmanuelle Cosse, que también es miembro del partido y desempeña el cargo de ministra de Vivienda en el gobierno socialista actual, ha sido objeto de acusaciones, por lo menos de un miembro de otro partido, de encubrir las acciones de su esposo. Ella ha negado tales acusaciones.
Sandrine Rousseau, portavoz del partido, comunicó a través de la estación de radio France Inter y el sitio Mediapart su experiencia con Baupin durante una reunión del partido en 2011.
“Tomé un descanso”, indicó. “Estaba en el corredor al lado del salón cuando vi que venía Denis Baupin. Me sujetó contra la pared y tocó mis senos. Intentó besarme. Lo empujé con fuerza. Fue tal mi conmoción en ese momento que no dije nada”.
Las condenas han sido severas. Distinguidas políticas francesas, entre las que se cuentan 16 antiguas ministras, se han comprometido públicamente a “nunca más quedarse calladas”, según la publicación dominical Journal du Dimanche. Esta vez “fue demasiado”, escribieron las mujeres. “No es posible respetar el código de la omertá y la ley del silencio”.
“Es imprescindible que cambie el comportamiento de algunos hombres”, subrayaron.
Algunas de las víctimas de Baupin ya comienzan a percibir algunos cambios. “Sí, es diferente”, afirmó Annie Lahmer, concejala en París, a quien Baupin persiguió alrededor de un escritorio a finales de la década de los noventa.
“Bartolone pidió su renuncia de inmediato, aunque apenas había sucedido”, agregó Lahmer, con respecto al presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone.
Además, “la gente habla con más libertad ahora” que después del escándalo de DSK, señaló. “En el caso de Baupin, nadie dice que solo se trata de un libertino. Nadie lo defiende. Estamos en otra época”.
Nytimes.com
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