Rotura. El inconveniente perjudica a los adultos mayores y a las familias con hijos pequeños. Desde la Empresa Provincial de la Energía confirmaron que una cuadrilla atendería el caso
Las trece familias que habitan en el edificio ubicado en 9 de Julio 1462 están desesperadas. Es un inmueble donde conviven personas de todas las edades y la falta del servicio del ascensor se hace sentir.
En la entrada, al costado de la puerta, se observa un cartel escrito con un color llamativo. En este se avisa al personal de la Empresa de la Energía la problemática que revisten las fases eléctricas del edificio y la falta de funcionamiento del ascensor. Diario UNO consultó con la EPE sobre este reclamo y adelantaron que procederían a enviar una cuadrilla para constatar la naturaleza del problema. “Desde la reglamentación si el problema está dentro del edificio, es responsabilidad del edificio y deberían convocar a un electricista”, aclararon.
Mariela Giacomino es administradora del inmueble y explicó que el problema se originó a raíz del temporal, cuando al momento de reponer el servicio la fase que alimenta el ascensor dejó de funcionar.
“Hemos hecho los reclamos porque hay mucha gente que no puede bajar por la escalera y otra enferma”, sostuvo la administradora, a quien la última vez que reclamó a la EPE le recomendaron que contratara un electricista particular.“He vuelto a hacer el reclamo y respondieron que iban a tratar de venir”, sostuvo.
“Hace quince días que no tenemos luz, desde el día de la tormenta. Hemos hecho un montón de reclamos”, denunció María del Carmen Antille, inquilina del lugar. En el edificio una mujer de 91 años está obligada a vivir encerrada ya que por su artritis no puede bajar las escaleras. Otra de las personas que vive en el lugar debe cargar una mochila de oxígeno. “Estamos desesperados. Por favor necesitamos que lo arreglen”, agregó con tono de cansancio la mujer. El inmueble cuenta con seis pisos; las instalaciones eléctricas están conformadas por tres fases, dos de las cuales se cortaron. En tanto que la del ascensor no funciona. Antille vive en el cuarto piso desde hace quince años y esta es la primera vez que le toca vivir un cuadro de esta magnitud. “Todos los días tengo que subir y bajar con el changuito, haciendo esfuerzo. No doy más”, agregó la señora, al mismo tiempo que aseguró que han reiterado el reclamo a la EPE en numerosas oportunidades e incluso acudió en dos ocasiones a la sede del organismo. La única respuesta que consiguieron a lo largo de estos días es la misma: “Ya va”.
Sara Duarte tiene 91 años y vive en el cuarto piso del inmueble. En tono suave la mujer, que tiene problemas para desplazarse por su cuadro de artritis, explica que sufre ante la imposibilidad de salir a hacer los mandados diarios. “No puedo bajar las escaleras, mi vecina es la que me saca de apuros”, cuenta la mujer un poco desilusionada y a la espera de tener una respuesta por parte de la EPE. “Yo no tengo a nadie que venga a quedarse conmigo, solo mi vecina”, dijo indignada, al tiempo que agregó que realizó varios reclamos. Néstor es vecino de Duarte y se siente particularmente afectado por la situación. Desde hace un mes, su mujer tiene que realizarse unos exámenes porque sufre de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (Epoc). Ante la imposibilidad de bajar las escaleras, se vio obligado a suspender en tres oportunidades los turnos al médico para efectuarse una espirometría, tomografía computada de pulmón. “Anulamos todos los turnos porque no puede bajar las escaleras”, sostuvo el hombre, quien está a la espera de que se conecte la tercera fase para que funcione el ascensor.“Me presenté en la EPE con todos los certificados médicos, la última espirometría, con la última tomografía y me dijeron que estaba en espera”, cuenta el vecino con un tono de voz cansado luego de haber hecho la cola en la empresa. “Esto es desesperante por la gente que vive acá. Si estuviéramos todos bien, lo bancaríamos”, aseguró Néstor, quien explicó que en el inmueble habita gente mayor, pequeños y embarazadas, quienes están esperando poder retomar el ritmo habitual de sus vidas.
Romina Elizalde / relizalde@uno.com.ar
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