Se trata de una instalación de la artista Gabriela Pino, que “a instancias de la reiteración y la acumulación de grandes latas vacías de dulces de batata, se apropia de esos objetos de consumo para crear un gran bosque primigenio”, como explica la curadora Gabriela Urtiaga. La muestra quedará inaugurada el viernes 18 de marzo a las 20, en la sala ubicada en el ala oeste de la Estación Belgrano (Bv. Gálvez 1150). Con entrada libre y gratuita, organiza el Gobierno de la Ciudad de Santa Fe. Apoya Pinturerías Universo.
Prensa Gobierno de la Ciudad |
El próximo viernes a las 20, en el Centro Experimental del Color (Bv. Gálvez 1150, ala oeste), quedará inaugurada “Naturaleza lúdica II”, una instalación de la artista Gabriela Pino que se propone un montaje diferente al inicial, en diálogo con el espacio de exposiciones y la ciudad que la recibe. Esta imponente instalación “site specific”, como indica la curadora Gabriela Urtiaga, envuelve al público “bajo un halo brillante en expansión”. Para precisar que “como una gigantesca estructura artificial, la obra emplea formas circulares y doradas que se multiplican para generar un efecto teatral que no sólo cobija al espectador sino que también incorpora su participación de manera inmediata”.
Esta muestra es organizada por el Gobierno de la Ciudad de Santa Fe, con el apoyo de Pinturerías Universo. Además, vale mencionar que la obra contó con el auspicio de Mecenazgo Cultural del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Naturaleza lúdica II” permanecerá en el CEC hasta el 10 de abril, y podrá visitarse con entrada es libre y gratuita, de lunes a viernes de 8 a 12 y de 17 a 20, sábados y domingos, de 17 a 20.
Entre lo efímero y lo eterno
“En una composición casi obsesiva, a instancias de la reiteración y la acumulación de grandes latas vacías de dulces de batata, la artista se apropia de esos objetos de consumo para crear un gran bosque primigenio que funciona como un observatorio de pensamientos”, continúa describiendo Urtiaga en el texto escrito para referirse a la obra. Y agrega que “la operación de unir las latas se repite a lo largo y a lo ancho del espacio y, con la ayuda de la transfiguración del lugar, Pino crea un receptáculo suspendido entre lo efímero y lo eterno, en busca de una experiencia evocadora o de la posibilidad de ‘exteriorizar una forma de ver el mundo’, en términos de Nelson Goodman”.
“Aceptar o no el componente lúdico es el desafío que nos propone la artista. El de adentrarse en un terreno que sentimos cercano, a partir del uso de materiales cotidianos, carentes de toda pretensión pero que, al funcionar en conjunto, se convierten en una atmósfera totalizadora. Como un ágora contemporánea”, sigue el texto.
“No es la primera vez que la artista trabaja con la repetición de un objeto. Lo hizo con los cajones de manzana, con los muñecos de Disney y las latas de tomate, pero hasta ese momento con cierto grado disruptivo, de resistencia y crítica al status quo. En esta oportunidad, en cambio, el mensaje es propositivo e integrador. Se orienta a la búsqueda y a la creación de un lugar de encuentro, de intercambio de ideas, de reflexión y también de silencio.
Un ámbito común para enriquecer la experiencia y materializar las ideas más profundas.
Así, Pino articula un conjunto de significados ausentes en el acto del consumo, para descubrir la naturaleza de un nuevo signo”, concluye Urtiaga.
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