Los cuatro casos más notorios suman casi mil puestos de trabajo en riesgo. Además, el ministro de Trabajo tomó distancia de los despidos del Gobierno Nacional y destacó que “en Santa Fe eso no ocurre”.
Diario UNO |
En los primeros días del año salieron a la luz diferentes conflictos laborales en empresas radicadas en la provincia de Santa Fe y que significan que más de 1.000 puestos de trabajo están en riesgo. Entre los casos más notorios están el de la fábrica de cosechadoras Vassalli, de la localidad de Firmat, que por la caída de contratos internacionales tiene parada su producción. Allí, cerca de 600 trabajadores se vieron afectados. En el norte provincial, Sadesa SA comunicó su decisión de cerrar su planta en Las Toscas, donde fabrica suelas con cuero vegetal y allí hay 140 personas que esperan una alternativa para no quedarse sin empleo.
Otro de los casos que también tuvo impacto en la opinión pública fue la situación de la línea aérea Sol que no pudo sostener su estructura de funcionamiento, que contaba con 300 personas (de diferentes jurisdicciones), cuando Aerolíneas Argentinas le rescindió un contrato. Además, el frigorífico Frideco SA, de Totoras, con un centenar de trabajadores, decidió cerrar sus puertas en los primeros días del año y ahora se busca un comprador.
Diario UNO consultó al ministro de Trabajo de la provincia, Julio Genesini, sobre las diferentes situaciones que tuvo que afrontar en los últimos días.
—Ministro, ¿esperaba que el año comience con tantos conflictos laborales?
—Estamos en una situación en donde hay algunos casos puntuales de empresas que están con situaciones críticas, pero que vienen de arrastre. Eso se está canalizando a través del ministerio y con participación de los distintos actores. El panorama en general, a excepción de esas situaciones, es que venimos de un 2015 donde el empleo registrado creció un punto y medio recuperándose respecto a 2014, donde tuvimos una tasa negativa de medio punto. Hay que tener en cuenta que estamos en el primer trimestre del año donde normalmente los empleadores no toman grandes decisiones, tanto para incorporar gente como para ajustar, porque están haciendo una composición de lugar, de cómo va a venir la marcha de la economía para tomar decisiones importantes en sus empresas.
“A eso hay que sumar que hubo un cambio de Gobierno, nuevas medidas económicas y hasta ahora tampoco se vislumbró exactamente qué proyección tiene en cada sector. Hubo medidas financieras y con el tipo de cambio, pero aún hay un escenario a definirse para las distintas áreas. Esto da un panorama general que, más allá de las situaciones puntuales, es de relativa tranquilidad en lo que hace al empleo. No tenemos despidos generalizados en un sector particularmente afectado”, acotó.
Según Genesini, en los casos de Vassalli, Sadesa, Frideco y Sol Líneas Aéreas no solo está interviniendo el ministerio, sino también el gobierno de la provincia para buscar diferentes alternativas. “Pero también entendemos que son situaciones que se dan cada tanto. En una provincia con más de 50.000 empleadores se dan estas situaciones. Pero en general, en la provincia hay una gran cultura de trabajo conjunto y ante estas situaciones se busca evitar la pérdida de puestos de trabajo, aunque a veces es difícil debido a que es inviable la explotación”, admitió.
—Usted mencionó las medidas económicas nacionales. Los autopartistas ya mostraron su preocupación por los aumentos de los costos de insumos a partir de la devaluación, ¿ya tuvieron contactos con ellos?
—Sí, y creo que todos están conversando en sus propios sectores empresarios y a nivel gremial teniendo contactos con las autoridades nacionales. Todavía no hay exactitud del impacto que puedan tener todas estas nuevas medidas, pero hay una situación expectante en relación al escenario que pueda plantearse. Eso también pone en evidencia que hay una preocupación por la defensa del empleo y los puestos de trabajo. Nosotros entendemos que, sin ninguna duda, el mantenimiento del empleo debe ser un valor a defender desde los gobiernos, pero también un valor para toda la sociedad. Sabemos cómo nos va cuando la gente no tiene trabajo. De alguna u otra forma, desde todos los estamentos gubernamentales y en el marco del diálogo tripartito, con empresarios y sindicatos, hay que sortear las situaciones difíciles para sostener los puestos de trabajo. En esto quiero destacar la experiencia de Santa Fe en estos últimos años. Hubo situaciones de devaluación, rebotes inflacionarios, incremento de la tasa de interés, cepo cambiario que generaron incertidumbre, algunas derivadas del contexto internacional. Pero en todos esos casos se buscó vía el diálogo de ir tratando de sortear esas situaciones sobre la base de algún procedimiento de crisis, suspensiones en algunos casos, cambiando la modalidad laboral. En definitiva, se logró transitar las situaciones críticas sin destrucción de puestos de trabajo.
—¿Cómo analiza los despidos de trabajadores en organismos nacionales y que algunos gremios ya los cuentan en más de 10.000 puestos perdidos?
—En primer lugar hay que destacar que esa es una situación que en Santa Fe no ocurre. Eso es importante tener en cuenta. A nivel nacional se dan estas situaciones. En algunos casos se alega, aunque uno no tiene conocimiento acabado de estas situaciones porque no son esferas que uno está manejando, que son gente que no trabaja. Pero también es cierto que por allí se generaliza la mirada y terminan despedidos o no renovados los contratos de personas que están trabajando, que está haciendo su trabajo en forma correcta. Cuando se generaliza ese tipo de cuestiones, no es positivo para el manejo de la administración y el tratamiento del personal.
—Pero como ministro de Trabajo, ¿le sorprende que un gobierno tome ese tipo de medidas?
—Obviamente son medidas que no se compadecen en el sentido de cómo se debe tomar este tipo de situaciones. Si se va a desvincular a un trabajador de la administración pública debe estar absolutamente fundado desde el punto de vista administrativo. Son situaciones que no admiten que se hagan generalizaciones y después se tomen contramarchas. Creo que hay que poner el ojo en profundidad en cada caso por el respeto que se merece cada trabajador.
—Por ahora esos despidos se focalizaron en dependencias ubicadas en Buenos Aires, pero hay gremialistas que temen que eso se extienda a otros puntos del país, ¿usted comparte ese temor?
—Eso vamos a ver cómo pueda darse. Incluso hoy ya se habla de que en algunos casos ya se dio marcha atrás y pareciera ser que todo este tipo de situaciones se va a analizar detenidamente.
Las paritarias
—El gobernador Lifschitz siempre que fue consultado sobre el tema paritarias dijo que esperaba una señal de Nación para empezar a hablar de números. Hay diferentes funcionarios nacionales que quieren una discusión en torno al 25%, ¿usted cree que es un número razonable?
—El gobernador habló de ver un momento en el que se pueda hacer una composición de lugar en cuanto a todos los datos, la evolución de los precios, de la economía y de una serie de variables que hay que tener en cuenta porque tenemos que arribar a un porcentaje, como siempre lo hicimos en la provincia, que contemple las aspiraciones de los trabajadores en cuanto a mantener y mejorar su poder adquisitivo. Y, por otra parte, también las posibilidades de la provincia de poder afrontar esa política salarial y que eso se compadezca con todo el funcionamiento de la administración provincial. Creo que siempre logramos compatibilizar esos elementos, sobre todo porque en las discusiones se hace un pormenorizado análisis de la situación financiera de la provincia y también los propios gremios se avinieron a discutir en función de esos datos, esos números. Después, como toda discusión paritaria, tiene sus idas y venidas, su rispidez, porque se define una cuestión muy importante que es el salario de los trabajadores.
—El Indec, más allá de haber sido muy cuestionado durante la gestión anterior, hoy no está difundiendo datos oficiales de inflación. ¿En base a qué números se va a discutir?
—Hay que tener una composición de lugar en base a un sinnúmero de variables y que despejen algunas cuestiones de la economía y de los precios. Hay distintas alternativas para ir trabajando. Nosotros trabajamos sobre un escenario financiero y económico de la provincia que se explicita en la paritaria a través de los técnicos del Ministerio de Economía. A partir de allí se toman parámetros de discusión y esa mecánica siempre fue aceptada por las entidades gremiales. En este caso vamos a recorrer el mismo camino.
—En base a su experiencia, ¿se imagina que en esta paritaria se cierra la discusión salarial de todo el año o se puede volver a discutir a mitad de año?
—Cuando uno encara una paritaria está abierto a contemplar todas las variables escuchando todas las partes. Siempre tratamos de lograr una política salarial que contemple todo el año de modo que le dé certeza, tanto a la administración como a los trabajadores, sobre cuál es el salario que van a percibir todo el año. Eso funcionó siempre y es una aspiración que tenemos todos cada vez que nos sentamos a discutir en una paritaria porque despeja todo un horizonte, tanto para el trabajador como para la administración en relación a la política salarial. Habrá que ver cómo se construyen los escenarios en esta discusión y se verá qué posibilidad hay de arribar a esa solución.
—Ministro, ¿el 29 de febrero empiezan las clases?
—Sí. Nosotros vamos a trabajar y a poner todo el esfuerzo como para que las clases empiecen. Vamos a despejar todas las cuestiones que puedan obstaculizar el normal inicio de clases.
—Las paritarias comienzan el miércoles, ¿no les quedó poco tiempo para negociar?
—En general hemos trabajado con estos tiempos. Días más, días menos creo que estamos en tiempo para avanzar en una conversación que arribe en los plazos previstos a un resultado positivo.
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