Aseguran que hoy ese espejo está al límite, que las obras están detenidas y que las intensas lluvias encienden la alarma. Crearán con la Nación un comité que regule el funcionamiento.
La Capital |
La creación de un comité que regule el funcionamiento de la Picasa, en el que se pongan de acuerdo las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, está más cerca de ser una realidad. Y llega justo en momento en que algunos observadores agropecuarios afirman que el espejo de agua no soporta más crecidas, siempre posibles y latentes con las intensas lluvias que caen sobre la región, mientras que algunas obras siguen paralizadas y se hace necesario intervenir sobre los canales clandestinos.
La llamada Comisión Interjurisdiccional para la Regulación de la laguna La Picasa fue acordada por el ministro de Infraestructura y Transporte de la provincia, José Garibay, y el subsecretario de Recursos Hídricos de la Nación, Pablo Bereciartua, durante una reunión que mantuvieron en el despacho del funcionario nacional, luego de advertirse que en los últimos meses se registró un incremento en la masa líquida de la laguna, ubicada en la zona más austral de la provincia de Santa Fe. Todo como consecuencia de las abundantes lluvias caídas.
Ocurre que ahora se espera que la corriente del Niño siga afectando a la zona, aunque reconocen que se está en circunstancias distintas a las padecidas a principios del año 2000. Esta situación probablemente haya incrementado la necesidad de darle una solución entre las tres provincias involucradas.
Trabajo en conjunto. Al término del cónclave, Garibay dijo que “hemos acordado concretar la firma para la creación de esta comisión para febrero o marzo de este año. Es muy importante para Santa Fe trabajar en conjunto con Nación y también con las provincias de Córdoba y Buenos Aires en un tema tan delicado como son los excesos hídricos”.
Trabajo en conjunto. Al término del cónclave, Garibay dijo que “hemos acordado concretar la firma para la creación de esta comisión para febrero o marzo de este año. Es muy importante para Santa Fe trabajar en conjunto con Nación y también con las provincias de Córdoba y Buenos Aires en un tema tan delicado como son los excesos hídricos”.
Concretamente, el documento que será rubricado por los gobernadores de las provincias que así lo acordaron y el ministro del Interior de la nación entre los meses de febrero y marzo, contiene tres puntos básicos, a saber: la creación de la comisión propiamente dicha, la preparación y financiamiento de un sistema que permita regular las aguas en la cuenca de las tres provincias, y el manejo coordinado, responsable y a través de un protocolo racional entre los estados intervinientes.
Además, se prevé la creación de un Comité Técnico de Gestión Integrada de la Cuenca, que tendrá funciones ejecutivas y el doble objeto de proyectar el plan director y designar la estructura para integrar la Agencia de Cuenca de La Picasa, que llevará adelante todo el proyecto respetando los protocolos.
La gran crecida. En la cuenca de la Laguna La Picasa, y a raíz de las grandes precipitaciones ocurridas desde mediados de 1997 a fines de 2001, se produjo el crecimiento del nivel de la laguna en más de cinco metros, lo que acarreó innumerables complicaciones a los pobladores, las economías regionales y la infraestructura del transporte que atraviesa las zonas deprimidas de la región.
Desde ese entonces, las tres provincias de la cuenca (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe) han gestionado ante el Estado nacional una solución de fondo a la problemática, habiendo recibido una respuesta con obras que han tenido inconvenientes y que, en este momento, se encuentran interrumpidas.
La Picasa era hasta 1997 una laguna relativamente pequeña, que apenas superaba las 4 mil o 5 mil hectáreas. Mucho más chica que la de Melincué que normalmente tiene alrededor de 16 mil hectáreas pero en su máxima crecida, con desborde incluido, alcanzó las 30 mil. Fue el año que casi desaparece el pueblo como consecuencia del ingreso de las aguas al ejido urbano.
Canales clandestinos. En ambos casos el principal problema fueron las intensas precipitaciones pero también quedó demostrado que fue la inoperancia gubernamental y la desidia de muchos productores agropecuarios que construían canales clandestinos que derivaron las aguas a la cuenca de la Picasa y también en Melincué.
El titular de la Comisión de Asuntos Hídricos de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe), Angel Borello, reconoció que “hemos detectado alrededor de 200 canales clandestinos que pueden aportar 20, 40 o 200 metros cúbicos por segundo que no hay ninguna obra pública que la pueda compensar más allá de las dos bombas que están trabajando y lo que tiene planeado invertir la provincia de Santa Fe”.
Borello se alegró de que “el proyecto del senador por el departamento General López, (el radical) Lisandro Enrico haya tomado estado parlamentario. De este modo estamos a un paso de lograr que se finalmente sancione a los que construyen canales clandestinos para sacarse el agua de sus campos y enviarla a la cuenca de la Picasa. Desde la comisión de asuntos hídricos de Carsfe vemos con buenos ojos estos proyectos”, dijo el dirigente agropecuario.
Para Borello, “la Picasa está al límite y no admite más agua. El problema es que existen abundantes lluvias en todos los distritos que rodean al espejo y eso agrava la delicada situación hídrica de la cuenca”. En este contexto, urge tomar medidas.
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