En San Juan, los gobernadores buscarán unificar demandas por la coparticipación. Los intendentes bonaereneses se reunirán tras las diferencias sobre Vidal. La reorganización de la fuerza, en las dos agendas.
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El peronismo comienza a dar sus primeros pasos en su estreno como opositor. Las últimas semanas sirvieron para asimilar el costo de la derrota electoral, cruzar culpas y evaluar el panorama futuro. Ahora llega el turno de reagruparse. Mirar hacia adelante es una obligación del calendario: aunque sin fecha definida, las elecciones para renovar autoridades no pueden demorarse frente al riesgo de una intervención.
Pero la urgencia de una interna no es confesada en público. Al menos por ahora. Los sectores que pugnan por tomar las riendas de la estructura se saben todavía inmaduros para reclamos vertiginosos sobre los comicios. De momento miden fuerzas, exploran alianzas y sociedades potenciales; abundan los guiños y también la desconfianza. De eso se tratará en buena medida el contenido de las conversaciones que habrá este sábado en dos escenarios distantes en más de 1200 kilómetros. Las convocatorias, claro, se fundan en otras bases.
El frente federal se encontrará en San Juan. El anfitrión será José Luis Gioja, quien de poderoso gobernador devino en diputado influyente, ahora posicionado como eventual figura de consenso para presidir el PJ si la interna amenaza con desmadrarse. Hasta allí viajarán los mandatarios provinciales en el poder y otros dirigentes con peso territorial.
Juan Manuel Urtubey (Salta), Juan Manzur (Tucumán), Sergio Casas (La Rioja), Domingo Peppo (Chaco), Gildo Insfran (Formosa), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Carlos Verna (La Pampa), Mario Das Neves (Chubut) y Alicia Kirchner (Santa Cruz) son algunos de los confirmados. También asistirán otros gobernadores que no militan en el justicialismo, como la santiagueña Claudia Ledesma y el rionegrino Alberto Weretilneck. Si la convocatoria tiene en cuenta a éstos últimos es por su consigna: la coparticipación.
En las provincias que quedaron bajo la égida de Cambiemos reina el disgusto por la decisión de Mauricio Macri de anular el decreto que firmó Cristina Kirchner antes de dejar la Casa Rosada que abría el grifo de fondos. El malestar se agravó con el incremento en el reparto que recibió esta semana la Ciudad de Buenos Aires.
Algunos creen que la unidad de los gobernadores opositores ayudará a conseguir una mejor tajada ante una discusión que el nuevo gobierno podrá dilatar pero no eludir. Sea en forma de documento o de conferencia de prensa, con seguridad habrá un planteo para que el Presidente abra al diálogo sobre la materia.
El otro cónclave será en Santa Teresita y de alguna manera se asemeja en motivos, aunque en su dimensión bonaerense. Es que también fueron los fondos los que insinuaron cismas. El PJ provincial aquejó el impacto de la discusión que generó la ley de presupuesto en la Legislatura. Intendentes y legisladores negociaron con rudeza para unificar una posición que quedó a medias y que no satisfizo a ninguno.
Por eso, el Golf Club de esa ciudad ubicada en el Partido de La Costa, con su intendente -Juan Pablo De Jesús- a la cabeza, servirá para lamer heridas y cerrar filas ante lo que María Eugenia Vidal vivió como un primer round favorable.
Fernando Espinoza, titular del sello en el distrito, adelantó que allí establecerán líneas de acción en defensa de los puestos de trabajo y ante "el estado de miedo al que quieren llevar a los trabajadores y la clase media para que no reclamen por sus derechos".
El propósito del mítin -señaló en un comunicado- es acordar "una agenda en común para fortalecer la actuación" del peronismo. "A ese objetivo le sumamos el de dar una respuesta contundente al burdo intento" de Macri de "meternos dirigentes a dedo y dividirnos", acotó.
La alusión de Espinoza refería al cometario que el jefe de Estado hizo en Davos señalando aSergio Massa -invitado estrella de su comitiva- como un potencial conductor del PJ. El del ex intendente de La Matanza no fue el único reproche que consiguió la maniobra: este viernes las críticas se contaron por decenas.
La figura del líder del Frente Renovador es apenas una de las muchas rispideces que enfrenta el peronismo. Están quienes pregonan incluir a Massa y otros dirigentes que estuvieron fuera de la órbita partidaria en las elecciones para robustecer el armado; otros, en cambio, condenan a quienes sacaron los pies del plato en su momento. Y en el medio están las rencillas y egos. Lo cierto es que con la cuenta regresiva a punto de comenzar, no hay quien pique en punta para dirigir el futuro del peronismo en su rol de contrapeso.
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