A lo largo de los últimos meses, Burundi ha sido escenario de un tenso drama político en el que está en juego el destino de 10 millones de habitantes.
El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, violó la Constitución, cuando se postuló para un tercer mandato en el cargo, lo que derivó en un golpe militar fallido y las elecciones antidemocráticas, escribe 'Business Insider'.
Aunque este país africano no está en guerra, la crisis se desarrolla de forma preocupante sobre el telón de fondo de la violenta historia del país.
Burundi es un pequeño país de África Central sin salida al mar, considerada como una de las naciones menos desarrolladas del mundo.
La economía de este país africano se basa principalmente en la agricultura, ya que no existe infraestructura industrial. Las exportaciones principales de Burundi son el café y el té.
Reuters / Goran Tomasevic
Antigua colonia belga, Burundi, que ya vivió dos guerras civiles de motivaciones étnicas, vive instalada en una permanente crisis política, ya que la mayoría de los ciudadanos parecen rechazar la toma de poder de Nkurunziza.
Las protestas contra el tercer mandato del presidente, que viola la constitución del país, comenzaron en mayo. Un golpe militar fue lanzado el 13 de mayo pero el Gobierno lo frustróapenas dos días después. Desde entonces, la violencia en las calles del país solo ha ido en aumento.
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Algunos líderes de las protestas han sido perseguidos y asesinados, y solo en julio 80 personas murieron en actos de violencia política.
Pese a las protestas, las elecciones tuvieron lugar el 21 de julio, en la que Nkurunziza ganó su tercer mandato en una victoria que fue tachada por la ONU de "profundamente defectuosa".
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El temor a que una nueva ola de violencia afecte a Burundi se ve acentuado por el hecho de que sus vecinos, Ruanda y la República Democrática del Congo, se hallen sumergidos en devastadores conflictos.
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