Un proyecto procuraba rezonificar parte de la zona para “usos múltiples”. Los habitantes y algunas ONGs advirtieron una maniobra para volver a la carga con distintos emprendimientos. Aseguran que el parque es el único bosque nativo desde Santa Fe hacia el sur y actúa como una esponja para prevenir inundaciones.
La Capital |
Ninguno dará el brazo a torcer. Los vecinos ambientalistas autoconvocados que velan por la protección del Parque Regional de Villa Gobernador Gálvez no desistirán de su lucha, como parece que tampoco renunciarán a su cometido los interesados en explotar una porción de esta reserva natural para distintos emprendimientos inmobiliarios privados. Pese a que la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia advirtió que es ilegal avanzar sobre esas tierras, ingresó la semana pasada al Concejo local un proyecto para la "rezonificación" de 60 hectáreas para destinarlas a usos múltiples. Una vez más la gestión de los proteccionistas frenó el tratamiento de la iniciativa, al menos por un tiempo.
La propuesta del bloque del Frente Renovador de crear una "Zona Especial de Accesibilidad Recreativa" desde la colectora de circunvalación Presidente Illia, con una profundidad de 300 metros, desde el arroyo Saladillo hasta la avenida San Martín, pretende "implementar emprendimientos de articulación público privadas para fomentar y promover el esparcimiento, el deporte, la recreación, la cultura, la educación y el turismo ecológico sustentable".
Una vez más, un grupo de vecinos villagalvenses, junto a instituciones y especialistas medioambientales, pusieron el grito en el cielo ante lo que definen como un nuevo intento de avasallamiento sobre este patrimonio. Uno de los últimos se dio en abril, cuando el cuerpo deliberativo estuvo a punto de abordar un proyecto ingresado por el Ejecutivo a pedido del Sindicato de la Carne, de cesión de seis hectáreas a fin de crear un camping privado para los afiliados del gremio. La fuerte repercusión mediática y la reacción de los vecinos e instituciones locales en contra de emprendimiento obligó a retirar el tema de la agenda.
Lo mismo ocurrió esta semana con la propuesta de la creación de la "Zona Especial de Accesibilidad Recreativa", presentada por el bloque encabezado por el ex intendente Jorge Murabito, luego de que fracasara en dos intentos de construir con capitales privados una guardería náutica. Esta vez el área sobre la que se pretende avanzar es un triángulo que abarca una manzana urbanizada del barrio Isleta, el arroyo Saladillo y el llamado "zanjón", donde, según se deduce del texto y de ser aprobada la ordenanza, "se podría construir desde una universidad o un barrio hasta restaurantes, playas de estacionamiento o un depósito de embarcaciones", señaló Javier Moreno, uno de los villagalvenses comprometidos con la defensa del parque regional.
Advertencia. Paradójicamente, la iniciativa fue presentada a horas de celebrarse una reunión abierta en el Concejo Deliberante en la que el grupo ambientalista manifestó su disconformidad en cuanto a la iniciativa de la guardería náutica, y a un mes de la emisión de un decreto de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable para declarar el parque como reserva natural hídrica y área protegida (el cual se encuentra en trámite y requiere la aprobación de la Legislatura provincial, aunque tiene valor jurídico).
Incluso, el titular de esa cartera, César Mackler, envió una carta de advertencia al Concejo, recordándole las normas vigentes que protegen el lugar y que cualquier intervención sobre áreas protegidas debe ser evaluada previamente por su dependencia; y que los cambios de uso de suelo deben ser sometidos a la consideración del Comité Interministerial de Ordenamiento Territorial.
No es la primera vez que este funcionario provincial interviene en pos de resguardar el parque regional: en mayo último, actuó a partir de la denuncia de los vecinos autoconvocados sobre el desmonte que éstos detectaron en una gran porción del total de las 125 hectáreas que conforman el parque, en el corazón de la reserva, cerca del zanjón. El espacio arrasado, según testigos, por máquinas municipales, era utilizado al parecer por ex cadis de un frigorífico como cancha de golf y ya reunía seis hoyos marcados (una cancha oficial lleva 18). La cartera hizo inspecciones, constató el daño y motivó la gestión de la declaratoria de Reserva Natural Hídrica, como la medida más inmediata tendiente a la protección efectiva de ese suelo. La mayor ambición de los defensores de este pulmón verde, único en la región, es que ingrese al Sistema de Areas Naturales Protegidas o que pase nuevamente a manos de la provincia, para que adquiera mayor nivel de protección. De todos modos, hay una batería de leyes nacionales y provinciales que resguardan el lugar (como la ley de bosques), y que a todas luces no se están respetando.
Mientras tanto, los defensores del parque hacen una permanente vigilia, no sólo en la reserva in situ, donde hasta no hace mucho era habitual escuchar el sonido de motoniveladoras removiendo el suelo, sino de la actividad legislativa local, especialmente de los bloques del oficialismo (Frente para la Victoria) y del Frente Renovador. Al menos tres ediles se manifiestan en contra de cualquier avance sobre este territorio virgen: Carlos Dolce y Raúl Avelino Martínez, ambos del Frente Progresista Cívico y Social, y Roberto Leiva (PRO).
"Este es nada menos que el último bosque pampeano nativo desde Santa Fe hacia el sur y actúa como una esponja que previene inundaciones. No somos negadores ni vamos contra el progreso: sólo creemos que éste no es el lugar adecuado para desarrollar el proyecto, y que (el parque regional) se tiene que mantener tal cual, intangible, sin intervención humana. Lamentablemente lo hecho, hecho está, y por eso ya no tenemos mucho margen para equivocarnos. Un un interés comercial o particular no puede estar por encima del colectivo", reflexionó Moreno.
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