Francisco reclama en la “Laudato Si (Alabado seas), un cambio radical de un sistema económico que convierte a la Tierra en "un inmenso montón de porquería".
Estreno. Esta encíclica es la primera que sale de la pluma de Jorge Bergoglio. Tiene 180 páginas.
El Papa Francisco pidió ayer una audaz revolución cultural para corregir lo que describió como un sistema económico "estructuralmente perverso" donde los ricos explotan a los pobres y convierte la Tierra en un "inmenso montón de porquería". El llamamiento del pontífice es el nudo de su encíclica sobre el medio ambiente titulada "Laudato si (Alabado seas), sobre el cuidado de la casa común", presentada ayer en el Vaticano.
Francisco afirmó que el cambio climático es una crisis moral que debe atenderse de manera urgente.
En un amplio manifiesto de casi doscientas páginas que espera tenga efecto en las negociaciones climáticas de la ONU, la política nacional y la vida cotidiana, Francisco explicó aspectos de la ciencia sobre el calentamiento global, un fenómeno que atribuyó a un modelo industrial injusto y basado en los combustibles fósiles que daña sobre todo a los pobres. En su documento citó las escrituras, a pontífices pasados y textos de obispos, y pidió a la gente de distinta confesión o aconfesional que experimente un despertar para salvar la creación divina para las futuras generaciones.
El texto critica a las grandes empresas y a los escépticos del cambio climático.
"No basta con equilibrar a medias la protección de la naturaleza con las ganancias financieras o la conservación del medio ambiente con el progreso", escribió. "Las medidas a medias simplemente retrasan el desastre inevitable. Simplificando, es una cuestión de redefinir nuestro concepto de progreso".
Científicos ambientalistas creen que el documento, la primera encíclica sobre el medio ambiente, podría tener un efecto drástico en el debate sobre el clima, al sumar la autoridad moral del muy popular Francisco a un asunto que durante años se ha debatido sólo en términos científicos, económicos y políticos.
"Este documento debe guiar al mundo hacia un acuerdo climático universal sólido y durable en París a fin de este año", dijo Christiana Figueres, la principal funcionaria climática de la ONU. "Aunado a la imperativa económica, la imperativa moral no deja dudas de que debemos atender el cambio climatológico ahora", sostuvo.
Los datos científicos respaldaron las preocupaciones de Francisco. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos dio a conocer ayer que el mes pasado fue el mayo más caliente en el mundo en 136 años de registros. Además, los primeros cinco meses de 2015 conforman, por mucho, el año más caliente que se tiene documentado, con efectos sumamente reales: en India han muerto unas 2.200 personas a causa de la ola de calor.
La encíclica podría "cambiar la forma en la que la gente piensa en esto", indicó Veerabhadran Ramanathan, científico en la Institución Scripps de Oceanografía, que ha informado al papa sobre temas de clima.
"Ya no es política", señaló, indicando que a la gente suele resultarle difícil comprender conceptos científicos, pero responde a argumentos enmarcados en la moral y la ética.
Por su parte, la industria energética no tardó en criticar la encíclica y su mensaje contrario a los combustibles fósiles.
"La simple realidad es que la energía es el ingrediente esencial del mundo moderno", afirmó Thomas Pyle, del Instituto de Investigación de Energía, un grupo conservador que defiende el libre mercado. "La aplicación de energía asequible hace mejor todo lo que hacemos: producción de alimentos, manufactura, sanidad, transporte, calefacción y aire acondicionado".
Francisco espera que su documento inspire un cambio drástico en el corazón y la mente de la gente corriente en su vida cotidiana y en los que toman decisiones en la cumbre climática de Naciones Unidas de este año. Ahora debe escucharse "tanto el llanto de la Tierra como el llanto del pobre", afirmó.
Desigualdad. "Esta visión de la «ley del más fuerte» ha engendrado una inmensa desigualdad, injusticia y actos de violencia contra la mayoría de la humanidad, dado que los recursos terminan en las manos del primero en llegar o el más poderoso: el ganador se lo lleva todo", indicó Francisco en el texto. "Completamente opuestos a este modelo, están los ideales de armonía, justicia, fraternidad y paz propuestos por Jesús".
El momento para publicar la encíclica tuvo una intención: los países de todo el mundo se reunirán en París a final del año para intentar llegar a un acuerdo para reducir los gases de efecto invernadero. Algunos expertos aseguran que podría ser la última oportunidad del planeta para evitar una nueva marca de calentamiento global, un aumento de 1,1 grado de la temperatura actual.
La encíclica "Laudato si" ("Alabado sea") son 180 páginas de Francisco en estado puro. Es un texto accesible y directo lleno de dardos que harán sentirse incómodos a muchos conservadores y escépticos del cambio climático, incluido el Congreso de Estados Unidos, que acogerá en septiembre el primer discurso de un Papa en el Capitolio.
Ninguna encíclica ha generado tanta atención, incluso después de ser filtrada. En Twitter, la etiqueta (hash)LaudatoSi era tendencia ayer.
Deke Arndt, principal científico general de clima y un católico devoto, quedó conmovido con la elocuencia del documento. "Hay algunas cosas que la ciencia no podría escribir de manera tan bella", dijo. "Creo que habla del espectro de las experiencias humanas... está dirigido al alma y al interior de nosotros".
Sin embargo, el principal escéptico en el Congreso estadounidense, el senador republicano, James Inhofe, expresó temor de que el documento sea utilizado por "alarmistas" para aprobar políticas que generarán enormes incrementos de impuestos. Dijo que los pobres "cargarán lo más pesado" de dichas políticas para desaparecer gradualmente los combustibles fósiles y sustituirlos con energía renovable.
Francisco, químico de formación, asume como un hecho que el mundo se está calentando y la actividad humana es la principal responsable.
"La Tierra, nuestro hogar, empieza a verse más y más como un inmenso montón de porquería", escribió.
La encíclica se refiere a la deforestación de la Amazonia, el deshielo de los glaciares árticos y la muerte de arrecifes de coral, y critica a los "obstruccionistas" escépticos climáticos que "parecen más preocupados de enmascarar los problemas u ocultar sus síntomas". Y culpa a los políticos de atender más a los intereses de la industria del petróleo que a las escrituras o al sentido común.
También elogia el estilo sencillo por el que se le conoce, rechazando el aire acondicionado y las urbanizaciones cerradas en favor de coches compartidos, reciclaje y la cercanía con los pobres y marginados. El Papa pide políticas valientes, radicales y a largo plazo para que el suministro eléctrico del mundo haga una transición de los combustibles fósiles a energías renovables, y señala que la compraventa de créditos de emisiones de dióxido de carbono no resolverá el problema, y es sólo "un ardid que permite mantener el consumo excesivo de algunos países y sectores".
"Nadie propone volver a la Edad de Piedra, pero sí debemos frenar y mirar a la realidad de forma diferente, apropiarnos del progreso positivo y sostenible que se ha hecho, pero también recuperar los valores y los grandes objetivos arrollados por nuestros desatados delirios de grandeza", escribió Francisco.
N. Winfield, R. Zoll, S. Borenstein / Associated Press
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